Silvina Aran, fundadora del comedor “Los Totoreros”.
Silvina Aran, fundadora del comedor “Los Totoreros”.
REFERENTE SOCIAL

Silvina Aran: “Para mí, cada día en el comedor es una lucha”

Fundó y dirige, desde hace 8 años, el merendero “Los Totoreros”, donde trabaja para alimentar a más de 40 niños y atender a las necesidades del barrio. Una historia de superación y un proyecto personal que sostiene a pesar de los obstáculos económicos y la falta de comida.

Su labor diaria la ubica entre los motores silenciosos de la ciudad, y su única preocupación es atender las necesidades de su barrio y alimentar a más de 40 bocas cada semana. Desde su comedor, ubicado en el Cuartel Segundo, sabe que, para ello, hay que luchar a diario en un contexto adverso.

Tiene 39 años y mucho para hacer. En diálogo con Democracia, explicó cómo es el trabajo realizado día a día y los proyectos personales que, en su historia de superación, aún quiere conquistar.

Su comedor, su proyecto

“Los Totoreros” es, para Silvina, el proyecto de su vida, que decidió emprender en recuerdo de los difíciles momentos que había atravesado con su familia. “Antes, iba con mis cuatro hijos a otro merendero a tomar la leche, y por eso decidí abrir mi lugar”, explicó y, con una importante iniciativa, dio a los vecinos un lugar de contención al que asistir a diario.

“Yo quería que hubiera un comedor en la zona, acá no teníamos nada”, agregó, respecto a Los Totoreros, el barrio que le dio el nombre a su proyecto.
En dicho sentido, desde muy temprano por la mañana hasta la noche, Silvina abre las puertas del centro ubicado en el Cuartel Segundo, frente a su casa. Su comedor fue, y es, fruto de su iniciativa y su trabajo continuo, pero a pesar de que lo inauguró sola, también recibe ayuda de los vecinos y los padres de los más de 40 niños que asisten. 

En cuanto a la convocatoria, la referente explicó que alimentan a chicos de todas las edades, desde recién nacidos hasta adolescentes, día por medio y semana a semana.

“Cuando hacemos alguna fiesta o evento vienen muchos más, en el barrio somos muy unidos y hay un ambiente muy lindo”, explicó.

Luchadora

En “Los Totoreros”, como en otros tantos merenderos y comedores locales, los chicos comen lo que hay, aquello que se consigue mediante donaciones recibidas a diario. Es por ello que, si bien tiene las puertas abiertas durante todo el día, Silvina debe elegir qué darle a los nenes que, durante la semana, van a merendar y, cuando es posible, a cenar. 

“Les servimos una taza de leche todos los días, y les damos de comer lo que tenemos”, explicó, y remarcó el esfuerzo detrás de cada comedor, donde se lucha contra el hambre y las dificultades económicas con pocas herramientas.

“Es muy poco lo que nos donan, por eso hago la comida sólo cuando puedo”, lamentó Aran que, aún así, agradeció el apoyo incondicional de los comercios que le donan alimentos a diario y los referentes de la escena local, como Manuel Llovet, Clara Bozzano y Alejandro Biancosino, que asisten a “Los Totoreros” para atender las necesidades. Sin embargo, aclaró: “El merendero no tiene línea política, es de todos y recibe ayuda de todos”.

Es ineludible que, sin su empuje, perseverancia y esfuerzo diario, sería prácticamente imposible alimentar a decenas de niños; pero Silvina sabe que así debe ser para no cerrarle las puertas a nadie. “Para mí, cada día en el comedor es una lucha”, destacó. 

En tanto, las limitaciones materiales la dejan, a menudo, sin muchas alternativas para que su comedor funcione a pleno, y allí es cuando el apoyo de los vecinos se torna fundamental. “No tengo ningún vehículo, tengo que esperar a que me traigan las donaciones para poder cocinar”, explicó.

Referente

En Los Totoreros, Silvina no es sólo la dueña del comedor, sino que organiza fiestas, reclama por mejoras en el barrio, junta regalos para los niños, y los acompaña; lo que la convierte en una referente indiscutida en la zona, alguien a quien acuden y en quien se apoyan los vecinos.

En dicho sentido, respecto a fin de año, recordó que “todos los nenes esperan que llegue papá noel”, pero lamentó que han recibido pocas donaciones de juguetes, como así también de alimentos típicos de las fiestas, que muchas familias no pueden comprar y piden al comedor para brindar con sus seres queridos.

Asimismo, su importante rol en el barrio se hace palpable en el carácter que adquiere el comedor para muchos niños y jóvenes, dado que se convierte en un espacio de contención, donde se recibe ayuda escolar, se realizan actividades, se juega y, por supuesto, se come.

“Desde que me levanto hasta que me voy a acostar, el merendero tiene las puertas abiertas”, explicó su fundadora. Pero Silvina también tiene ojos y tiempo para las necesidades del barrio. En este momento, explicó, “lo más urgente es contar con una red de cloacas en todo el barrio” y, además, los vecinos celebran la reciente inauguración de una plaza de juegos en la zona. Para impulsar dicha obra, Silvina fue una de las vecinas que llevó adelante los reclamos ante las autoridades, y logró su cometido.

“Lo pedíamos hace muchos años, y finalmente llegó. Es muy importante para muchas familias que no pueden ir hasta el centro para llevar a los chicos”, señaló.

Cabe señalar que, para el barrio, contar con vecinos que se involucren en las demandas y conozcan las necesidades más urgentes es primordial. Es que, explicó Silvina, muchas familias subsisten gracias al trabajo realizado en las totoras, por lo que “viven al día” y están supeditados a los avatares del clima.
En ese marco, atender a sus reclamos y conseguir donaciones es tarea de todos los días y, por ello, agradeció tanto el apoyo de las familias del barrio como la ayuda de referentes locales como Gabriela Fioriti y Esmeralda Piedrabuena.

La labor de personas como Silvina es silenciosa, pero muy valiosa. En términos materiales, no tiene más que sus vecinos, pero su trabajo diario para que todos reciban algo la coloca en un lugar importante para el barrio. 

Incluso, para muchos, ha sido de gran ayuda en momentos críticos. Respecto a la pandemia, por ejemplo, recordó que “fue una época muy difícil”, en la que muchos estaban contagiados pero no podían dejar de comer, por lo que ella misma cocinaba y les llevaba las viandas a su casa. No obstante, no son pocos los obstáculos que debe afrontar. Recientemente la cocina del comedor se incendió, y Silvina perdió una herramienta importante para preparar la merienda o la cena. En dicho sentido, a pesar de que comenzaron a gestionar para conseguir una nueva, la referente teme que no se contemple el grado de urgencia que tiene su pedido.

 “El tiempo de ellos no es el tiempo mío, los nenes necesitan tomar la leche todos los días”, expresó.

Superación

Silvina es hoy el resultado de lo que pudo hacer con lo que tuvo, una historia de superación. Abrió un merendero tras haber concurrido con sus cuatro hijos a uno por muchos años, y hoy es el lugar en el que concentra todas sus energías día a día, porque sabe lo importante que fue para ella y para sus hijos contar con ese apoyo. 

“La experiencia tenés que haberla vivido para hacer un proyecto así”, destacó, y señaló que “hay que tener mucha pasión” para hacerlo a diario, contra los obstáculos que imponen la falta de alimentos y las dificultades económicas.

Por su parte, Silvina no sabe leer ni escribir, pero aprende junto a otros vecinos con una maestra que va al comedor y aseguró que pronto sabrá hacerlo. Entretanto, dos colegas, Florencia y Yanina, la ayudan para comunicar todas las iniciativas en sus redes sociales.

Actualmente, mientras pinta escuelas como parte de los proyectos del Movimiento Evita, al cual pertenece, también se permite pensar en el futuro en el que le gustaría vivir, y hace eco de los deseos que muchos referentes locales tienen para los barrios de la ciudad.

“Me gustaría que en algunos años no exista más el merendero y que cada nene pueda comer con su familia”, concluyó. Un deseo para estas fiestas que, como muchos otros, aguarda a ser cumplido.

Donaciones

Para entregar donaciones de alimentos, lo más urgente para el comedor, coordinar a través de sus redes sociales, Facebook e Instagram: “Comedor Los Totoreros”.

Un mate, una ayuda

Las donaciones llegan al comedor desde diferentes manos. Una de las iniciativas más loables es la de Matías Albornoz, un juninense radicado en Ascensión que, gracias a su emprendimiento, dona alimentos de forma periódica.

Es que el joven vende mates junto a su hermano y, por cada mate vendido, dona 1 litro de leche al comedor, una propuesta que es muy bien recibida en el barrio.

“Hace 2 años que lo hacemos, fue por iniciativa suya”, explicó Silvina que, a menudo, publica fotos junto a Matías en sus redes sociales, cuando se acerca a entregar la mercadería al comedor.

Su lucha diaria

1. Pasado

Su historia la acompaña en cada paso que da, y el recuerdo de las tardes junto a sus cuatro hijos en un merendero le dio la fuerza necesaria para abrir el suyo, “Los Totoreros”, hace ya 8 años.

2. Comedor

“No le cierro la puerta a nadie”, destacó, respecto al esfuerzo diario para que ninguno de los chicos se vaya a su casa sin comer. A veces, cuando hay alimentos disponibles, también cenan allí.

3. Ayuda

Lo recibido gracias al apoyo de vecinos, referentes e instituciones es lo que se sirve para comer en su espacio. A pesar de que, explicó, “llegan pocas donaciones”, elige nunca bajar los brazos.

4. Reclamos

Como referente del barrio, es también portavoz de las necesidades de los vecinos y quien acompaña sus reclamos para conseguir las donaciones. Su rol es muy importante en el día a día.

5. Proyectos

Su propia alfabetización es sólo uno de los muchos proyectos en los que trabaja incansablemente. Mientras prepara la navidad en el barrio, sueña con que no existan más los comedores.

Biografía

Datos personales

  • Nombre: Silvina Aran
  • Edad: 39 años.
  • Ocupación: Referente social. Dueña del comedor “Los Totoreros”.
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