CONSECUENCIAS DEL AISLAMIENTO

San Martín: Satisfacción por la reapertura del paso a nivel

Los lugareños muestran su aprobación a la liberación del cruce de Almirante Brown. Ahora solicitan que se haga lo mismo con la alcantarilla de la calle Chile. La cuarentena también generó que haya menos movimiento en un vecindario, de por sí, tranquilo. Además, se observa una baja en la actividad comercial.

Después de más de cien días de clausura, la semana pasada el municipio reabrió el paso a nivel de la calle Almirante Brown, una decisión que fue muy bien recibida por los vecinos del barrio San Martín, ya que hacía mucho tiempo que venían reclamando que se levantara ese bloqueo.
Así lo pudo confirmar Democracia en la recorrida que hizo esta semana por el lugar, en conjunto con TeleJunín.
“Cambia porque ahora es más cómodo para cruzar, aunque algunos pasaban igual con las motos”, señala Juan Genovese, que reside desde hace décadas en este sector.
En el mismo sentido, otra vecina de este barrio, Yanina Rocha, destaca la importancia de la reapertura. “Es un paso para poder ir a retirar las tareas de las escuelas, es muy importante”, dice.

Cuando no se podía salir demasiado, vendíamos más. Ahora que se abrió un poco, han caído las ventas. Se nota la situación económica. Juan Genovese. Comerciante. Fomentista.

Efectivamente, el plan del municipio pasa por ir rehabilitando “paulatinamente” los cruces ferroviarios, bloqueados con montículos por la pandemia de coronavirus. En la actualidad, solo quedan dos pasos a nivel cortados: el de Ricardo Rojas y la alcantarilla de calle Chile, este último también en el barrio San Martín. “Era algo que se pedía, ahora tendría que abrir el de la calle Chile, es necesario”, sostiene Raquel Caricari, que vive en este sector hace más de cuarenta años. Y agrega: “Yo tenía que irme hasta Alberdi para ir a trabajar, ahora me queda más a mano el de Almirante Brown, pero nos gustaría poder cruzar por el de la alcantarilla. Esperamos que lo hagan”.
Hay quienes observan que, además de la comodidad, está el riesgo de que se produzca algún anegamiento, a partir del bloqueo de la alcantarilla. Si bien las autoridades aseguran haber tomado todos los recaudos, esta es una zona que ha sufrido estos problemas en reiteradas oportunidades.

Menos movimiento
Considerar al barrio San Martín como un sector que, históricamente, fue muy tranquilo es una coincidencia en todos los vecinos de este lugar. Y la cuarentena acentuó esta característica del sector.
“Este siempre fue un barrio tranquilo. Hace unos días había menos movimiento y en los últimos días ya se ve un poco más”, resume Caricari.
Genovese considera que en estos días “estuvo muy quieto, la gente se ha cuidado bastante, por lo menos acá en el barrio, no ha habido gran movimiento”. Y subraya que “después de las seis de la tarde ya no queda nadie en la calle”.
Rocha ratifica esta apreciación: “Está tranquilo. Los chicos por ahí quieren salir todo el tiempo, pero este siempre fue un barrio en el que no hay mucho movimiento. Acá hay mucha gente mayor, no hay tantos chicos. Por ahí se ve un poco desolada la plaza, estábamos acostumbrados a ver familias los fines de semana y eso ya no está más”.

Comercio en baja
Como sucede en toda la ciudad, los comercios de esta zona también están sintiendo el impacto económico de la cuarentena a partir de la menor circulación.
“En los momentos en que no se podía salir demasiado, vendíamos un poco más”, observa Genovese. Es que, ante las dificultades de movilización, los consumidores recurrían mucho más al negocio de cercanía. “Ahora que se abrió un poco, han caído las ventas. Porque pueden ir al supermercado, y también se nota la situación económica”.
En eso concuerda Rocha, que lo ve en su kiosco, juguetería y regalería: “Las ventas no son dinámicas como serían en una situación normal. Esto también se debe a que hay mucha falta de trabajo. Mis hijas se desempeñaban en limpieza y se quedaron sin trabajo, con lo que cobramos del IFE compramos mercadería, entre ellas, juguetes, para no quedarnos sin una entrada”. La idea de aprovechar el Día del Niño para vender más, pero todavía no repunta.
Caricari lo ve en la pizzería de su nieto, que está ubicada al lado de su casa: “Va más o menos. Un poco anda los fines de semana, pero después es muy poco lo que se vende, está difícil”.
Finalmente, Genovese advierte que el horario corrido también conspira contra su negocio. “Entre las 13 y las 15 no anda nadie, pero tenemos que tener abierto, a mí me quedaría mejor el horario cortado y hasta la tardecita”, se lamenta.

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