JxC y Frente de Todos ante problemas de conducción
Crisis de liderazgo
OPINION

El oficialismo y la oposición, ante una crisis de liderazgos

Las dos principales coaliciones políticas del país afrontan crisis de liderazgos. El Frente de Todos se debate entre la necesidad de fortalecer a Alberto Fernández ante la omnipresencia de Cristina Kirchner y al mismo tiempo, mantener la unidad para que el Gobierno salga a flote.

Juntos por el Cambio se conmovió por la reaparición de Mauricio Macri tras un meditado silencio público. Fernández salió ayer a polarizar con Macri, al reprocharle que no se hace cargo de la situación en que dejó al país en 2019, pero el expresidente prefiere confrontar con Cristina. Tal como lo había hecho durante su mandato, apuntó contra la “irracionalidad” que atribuyó a la Vicepresidenta como uno de los motivos que impiden al oficialismo y la oposición pactar una tregua política. Macri aprovechó el efecto que provocó la marcha contra el Gobierno para marcar la cancha en JxC.

El expresidente dijo que en su gestión cometió el error de “delegar la negociación política” en el ala “filoperonista” que integraron Emilio Monzó y Rogelio Frigerio. Y sufrió las consecuencias: Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal se ausentaron ayer de un zoom del PRO. Fernández hace equilibrio entre las distintas facciones del FdT. Ayer le dio luz verde a Hugo Moyano para realizar un acto o una caravana el próximo sábado, porque el camionero y los 50 gremios que le responden se quieren diferenciar de la convocatoria de la CGT de Héctor Daer por el 17 de octubre. El Presidente recibió al sindicalista con un almuerzo en la Casa Rosada. Tampoco a Cristina ni a Máximo Kirchner les terminaría de cerrar el acto de la central obrera, a cuya conducción el jefe del bloque de diputados del oficialismo viene cuestionando desde que trascendieron las reuniones con los empresarios de AEA, con una agenda paralela a la que proponía el Gobierno. Pero sobre todo, la Vice y su hijo olfatearon una jugada del “albertismo”.

En efecto, desde hace un par de meses que se venía incubando la idea de que Fernández fuera entronizado en la presidencia del PJ, como una forma de dotarlo de un poder simbólico que, en el mundillo peronista, resulta fundamental por tratarse de una organización política verticalista. “Es justo y necesario”, deslizó un ministro del Gabinete que participó de ese armado. En su reaparición pública, Macri puso el dedo en esa llaga. El expresidente sostuvo que la que manda realmente en el Gobierno es Cristina y que impone una agenda propia, vinculada a sus “problemas” judiciales. Se permitió, incluso, denunciar que la Vice tiene “secuestrado” al peronismo, lo que presentó como uno de los problemas que perjudicaron a su administración. En la interna de JxC no cayeron bien algunas declaraciones del ex presidente. Monzó y Frigerio, que están embarcados en el proyecto presidencial de Larreta, apuntaron contra su blanco preferido: afirmaron que Marcos Peña definía la estrategia política en la Jefatura de Gabinete. Pero por lo bajo, advirtieron: “No fue todo culpa de Marcos, el jefe era Mauricio Macri”. La conjugación del verbo en tiempo pasado indica que un sector del PRO ya no considera a Macri como jefe del espacio. En otras fuerzas, como la Coalición Cívica, abjuran también de dirigentes del “ala dura” como Patricia Bullrich.

La propia Elisa Carrió salió a tomar distancia de la marcha del #120. A Bullrich no le importó: le tomó una hora hacer cuatro cuadras en la zona del Obelisco. El que intentó terciar fue Roberto Lavagna: le pidió al Gobierno que defina bien sus investiduras (dando a entender que el Presidente está debilitado por la Vice); y le reclamó a la oposición que no desvirtúe “lo que decidió el pueblo” en las últimas elecciones. El exministro estaría muy preocupado por la profundidad de la crisis actual.

Pero la grieta política volvió esta semana en toda su dimensión, como lo comprobaron las declaraciones de Santiago Cafiero, que dijo que los manifestantes del lunes “no son el pueblo”. El jefe de Gabinete mostró de esa manera hasta qué punto el Gobierno resulta afectado por las marchas opositoras, pero sus palabras no fueron compartidas por todo el arco oficialista. El oficialismo y la oposición no sólo confrontan entre sí, sino que a la vez mantienen disputas de liderazgos que llevan al país a respirar un prematuro (e inoportuno) clima de campaña electoral.

 

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