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UNA TENDENCIA QUE SE REPLICA EN EL RESTO DE LA PROVINCIA

Advierten que se puede complicar el panorama para el alquiler de campos

El presidente de la Sociedad Rural de Junín, Rodrigo Esponda, afirmó que Junín no escapa a lo que ocurre en otras regiones bonaerenses, donde los precios internacionales y la presión impositiva condicionan el precio de los arrendamientos para siembra.

Uno de los tópicos del momento en materia de actividad rural es la disminución del arrendamiento de campos que se viene notando en distintas regiones de la provincia de Buenos Aires.
Distintos especialistas ya alertaron que el alquiler de lotes a terceros para la campaña 2015-2016 caerá de forma abrupta, tanto para la siembra de grano fino como para los cultivos de grano grueso, debido a que generan pérdida de dinero. Y Junín no parece ser la excepción.
El presidente de la Sociedad Rural, Rodrigo Esponda, advirtió que las condiciones no están dadas para pensar que sea fácil mantener el esquema de alquileres que se venía practicando en los establecimientos agrícolas del distrito en los últimos años.  “Esas locuras de pagar diecisiete o dieciocho quintales por alquiler ya puedo asegurar que no se van a hacer más”, aseveró.  

Una réplica de la Provincia
Al ser consultado por Democracia, Esponda sostuvo que Junín no escapa a lo que ocurre en las diferentes regiones de la Provincia. “Por supuesto que este distrito sigue siendo muy agrícola, por lo cual campos en alquiler para ganadería, una variable que se baraja en otros lugares, se ven muy pocos. Lo que sí es cierto es que los precios internacionales, sumados a la presión fiscal que veníamos sufriendo hace años, han generado que los alquileres indefectiblemente tengan que bajar y de continuar en estas condiciones impositivas, no va a haber otro escenario posible”, consideró el dirigente.
A su criterio, los dueños y arrendadores “van a tener que reacomodarse” y así va a haber otras formas de trabajar.
“No va a ser pura y exclusivamente el alquiler convencional sino que se buscará echar mano a alquileres mixtos, donde hay un precio fijo y un porcentaje de producción, pero los modelos de arrendamiento que veníamos viendo en los últimos cuatro o cinco años seguramente no van a existir más. Esas locuras de pagar diecisiete o dieciocho quintales por alquiler ya puedo asegurar que no se van a hacer más”, manifestó.  
En ese sentido indicó que las negociaciones nunca son sencillas y lo que va a pasar es que “si el contratista y el arrendador no logran un precio lógico de alquiler los campos van a quedar sin sembrar, aunque creo que estamos lejos de ese extremo”.
“En Junín todavía hay muchos productores que trabajan sus tierras pero también hay campos arrendados. Hay muchas producciones mixtas, donde la ganadería es explotada por el dueño del campo y cede en alquiler la parte agrícola, o sea que hay una variable muy importante”, comentó Esponda.

Se reduce el volumen del negocio
Jorge Latuf, coordinador General del Movimiento CREA consideró que el escenario es complicado al reducirse el volumen del negocio: “Los precios de los granos están más baratos en pesos que son prácticamente los mismos que hace un año lo que trae una pérdida de poder adquisitivo”.
Los arrendamientos co-mienzan a pactarse después que se cosechan el girasol y el maíz, recolección que arranca en febrero y marzo cuando ya se arreglaban los contratos para arrendar campo a fin de sembrar la fina, trigo y cebada en su mayoría.
“Ocurre que hubo una baja en dólares, los costos suben, los márgenes cada vez son más chicos y los arrendamientos se sustentan en un escenario futuro en que los negocios no cierran y los precios de los alquileres van a ser diferentes, más bajos y por lo tanto será difícil la negociación”, indicó Latuf.
En los últimos años mucha gente arrendó los campos, pero la inflación produce curiosas sensaciones por ejemplo se pacta a 10 quintales la hectárea, pero el dueño del campo tiene la sensación que pierde el 40 por ciento y pide una suba que quien va a arrendar no puede afrontar, al contrario necesita disminuir el valor.
Así en el horizonte se presenta una negociación muy cara y difícil, los dueños deberán achicar sus pretensiones, los fletes suben, los transportistas pretenden cobrar más para hacer frente también al alza de sus costos.

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