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En 2017, el juninense Ángel Clavero asumió su tercer mandato como máxima autoridad de la masonería argentina.
LA AUTORIDAD MÁXIMA DE LA ORGANIZACIÓN A NIVEL NACIONAL ES UN JUNINENSE

Ángel Clavero: “Soy un hombre que se ha enamorado de la masonería”

Pasó por todos los grados dentro de la institución y actualmente está cumpliendo su tercer mandato como Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina. Afirma que la agrupación lo elevó “moral, espiritual e intelectualmente”.

La primera persona que invitó a Ángel Clavero a unirse a la masonería fue un viejo correligionario radical que había conocido en el comité, quien le llevó una solicitud de ingreso. Pero la mala suerte hizo que al poco tiempo esta persona enfermara y como consecuencia de ellos, falleció. “Me quedé con la solicitud en la mano y sin padrino”, recuerda.
Pasaron varios años hasta que, otra vez en el comité, escuchó a dos muchachos hablando de la masonería. Se acercó, les dijo que quería entrar y ellos lo iniciaron. Era el año 1985.
Desde entonces dedicó gran parte de su vida a esta institución, donde ocupó todos los cargos hasta llegar a ser la máxima autoridad de la Gran Logia de la Argentina, en donde está transitando su tercer mandato como Gran Maestre.

“La masonería, como institución, es una escuela de vida y de conducta”.

De Junín a Capital
Hijo de un ferroviario y una ama de casa, Clavero nació en Junín. Hizo la primaria en la Escuela N°3 y la secundaria en el Comercial.
Cuando egresó, se fue a Buenos Aires a estudiar Comercio Exterior y luego se desempeñó como despachante de aduana.
Masón
Clavero ingresó en la logia Sol de Mayo y enseguida se comprometió. Gracias a su trabajo y dedicación fue ascendiendo, llegó al grado de maestro, paso por cargos menores y otros de mayor importancia, hasta que lo invitaron a participar del gobierno de la orden.
Ingresó en la Gran Logia, donde también fue creciendo de a poco, hizo toda la escala, llegó a secretario, a Pro-Gran Maestre (una suerte de vicepresidente) y en 2008 se postuló y fue elegido como Gran Maestre. Fue reelecto en 2011, en 2014 debió dejar el cargo –como lo marca el estatuto– y en 2017 volvió a presentarse y a resultar nuevamente electo como la máxima autoridad masónica a nivel nacional.

Qué es la masonería
“La masonería, como institución, es una escuela de vida y de conducta. Allí se enseña al ser humano, se lo dota de valores y se lo obliga a practicar virtudes. El fin último es hacer mejores personas, que van a ser mejores ciudadanos y, como tales, vamos a mejorar la calidad de vida política de los países. El hermano masón tiene que llevar hacia afuera, hacia la sociedad, lo que aprendió dentro de sus templos o talleres de ideas”, resume Clavero sobre el trabajo que realizan.
Ante la idea de que se trata de una agrupación hermética, señala que “la masonería es una institución iniciática, lo que significa que, para ingresar, hay que pasar por una ceremonia de iniciación” y, como tal, “trabaja a puertas cerradas porque la sabiduría de los iniciados la conocen sólo ellos y no se publicita afuera: ahí es donde nace el primer prejuicio”.

“Estoy cumpliendo 33 años en la masonería y cada día voy más contento. Es una institución que me ha elevado moral, espiritual e intelectualmente”.

Clavero subraya que la masonería “es hija de la modernidad, del iluminismo”, y añade: “Nosotros decimos que es una institución filosófica, filantrópica y progresista, cuando se termina la Edad Media y aparece el Siglo de las Luces, en donde el hombre empieza a pensar por sí mismo, es un poco el triunfo del espíritu laico sobre la sociedad. La masonería defiende la libertad absoluta de conciencia, el libre pensamiento, el laicismo, el libre albedrío de las ideas, y se enfrenta con los sectores que defienden el dogmatismo y el fanatismo, tanto político como religioso”.
Según dice, en la Argentina hay en la actualidad alrededor de 300 logias y 12 mil masones. De ellos, unos siete mil son activos.

“La nuestra es una institución filosófica, filantrópica y progresista”.

Balance
Entre los objetivos para este tercer mandato que está cumpliendo como Gran Maestre, Clavero remarca la necesidad de apostar a la juventud. “Tenemos que seguir trabajando con las universidades –explica–; tuvimos nuestro primer desafío, por el que nos presentamos ante la Corte Suprema de Justicia, con la voz de la masonería, para defender la escuela pública y erradicar la presencia religiosa en los colegios públicos de Salta, nos presentamos como amicus curiae en la voz de su Gran Maestre, por lo que fui yo, y del Instituto Laico de Estudios Contemporáneos, que depende de nuestra institución, para defender el laicismo y manifestarnos en contra de la intromisión de la religión en los colegios públicos. Nosotros no estamos en contra de la religión, pero la escuela pública debe ser neutral en este tema.
Ahora tenemos el desafío de celebrar con mucha alegría el cumplimiento de los cien años de la Reforma Universitaria de 1918, donde Deodoro Roca y varios de sus amigos pertenecían a la masonería. Allí es donde se dio ese gran movimiento que abrió la universidad al pueblo, y fue algo hecho por masones”.
Y al momento de hacer un balance del camino recorrido, concluye: “Estoy contento por el trabajo hecho y por los progresos que hemos conseguido. Yo siempre digo que estoy cumpliendo 33 años en la masonería y cada día voy más contento. Creo que es una institución que me ha hecho mucho bien, que me ha elevado moral, espiritual e intelectualmente. Por eso estoy muy contento y soy un hombre que se ha enamorado de la masonería. Estoy satisfecho, aunque el masón tiene que seguir trabajando por siempre”.

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