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A los 82 años, Solanas viajó a conocer los pueblos más castigados por los agrotóxicos.
CINE Y COMPROMISO SOCIAL

Pino Solanas: “Los alimentos que ingerimos fueron cultivados con veneno”

Recientemente estrenado en la pantalla grande, el documental Viaje a los pueblos fumigados retrata las zonas más castigadas por los agrotóxicos. En una entrevista con Democracia, el director brindó detalles de su última película.

La investigación en torno a las fumigaciones en cultivos del interior del país y los efectos nocivos de los agrotóxicos en el cuerpo humano comenzó a partir del trabajo de Fernando “Pino” Solanas (82) en el Senado y, tras ello, el reconocido director de cine decidió trasladar el tema a la pantalla grande. Este es el origen de su largometraje número 16, estrenado recientemente en las salas de cine del país y también en el exterior. 
En una entrevista con Democracia, Fernando “Pino” Solanas brindó detalles de la intimidad del rodaje y de los secretos que esconden las frutas brillantes y lustrosas que tomamos de las góndolas.

- ¿Cuándo comienza a gestarse la idea de llevar al cine la problemática de fumigaciones y agrotóxicos? 
- Este documental es muy atípico. Como yo estoy ocupado en el Senado, aprovecho los veranos para filmar. Otros eligen hacer un viaje, se van a la playa, yo me distraigo mucho y además adoro el cine. Una vez más se juntaron mis necesidades profesionales, de profundizar las investigaciones que impulso desde el Senado, con mis ganas de hacer cine. Todos los temas que se desarrollan en esta película han sido previamente presentados en el senado como proyectos de ley o pedidos de información. A partir de las denuncias que hemos recibido en estos cuatro años y medio que llevo como presidente de la Comisión de Ambiente Sustentable del Senado, comencé a hacer viajes al contacto de esos referentes que me daban información y así es que pude armar una película que consiste en varios viajes al encuentro de personajes muy notables. 

- ¿Quiénes son los protagonistas de Viaje a los pueblos fumigados?
- Son vecinos o pobladores muy conocidos que han sufrido fumigaciones, médicos de zonas rurales,el jefe de Pediatría del Hospital de Clínicas de Córdoba, investigadores del CONICET, docentes universitarios, pequeños productores, chacareros y maestras rurales a las que han fumigado mientras daban clases. La película es un viaje con mucha humanidad, con mucha emoción, porque una cosa es leer un testimonio y otra cosa es ver el relato de quien ha sufrido o es testigo de la intoxicación o contaminación por el modelo agroindustrial, basado en semillas transgénicas y una batería de agrotóxicos. Los vendedores de estos venenos lo llaman fitosanitarios, pero son venenos porque enferman y matan. Se usa no solo glifosato sino también productos prohibidos por la Convención Internacional de Estocolmo. Plaguicidas, pulguicidas, herbicidas, no hay control público de nada.Entonces, esta película tiene el objetivo de descubrir al espectador el mundo de la cadena alimenticia, los alimentos que ingerimos fueron cultivados con veneno. 

- Se tiende a pensar que la problemática solo afecta a la población rural pero todo consumidor ingiere productos contaminados…
- Se piensa que solo se fumigan algunos cereales, especialmente la soja, pero acá se fumiga todo. Todo lo que se planta se fumiga. Hasta las plantaciones forestales, tabaco, yerba mate, frutas, todas las hortalizas y legumbres. La gente dice “si yo vivo en la ciudad, por qué tengo que estar contaminado”, lo que tienen que saber es que el tomate, rúcula, lechuga, etcétera, recibe entre quince y veinte plaguicidas a lo largo de su ciclo. Hoy por hoy hay competencia entre productores para vender porque saben que la gente compra con los ojos, entonces eso lleva a que las verduras más lindas visualmente sean las que más fungicidas y plaguicidas reciben.  

- ¿Considera que falta información al consumidor?
- Hay absoluta desinformación. La desinformación es interesada.Todo se mantiene en silencio. Hubo un aumento importante de malformaciones y abortos prematuros en las regiones agrarias, ese aumento en cánceres llega al 150% en los pueblos de las regiones cerealeras como Entre Ríos, norte de la Provincia de Buenos Aires, el sur de Santa Fe, Córdoba. Se han hecho estudios en 30 pueblos y dan cifras similares. Es algo conocido, pero como financia al Estado se lo mantiene en “secreto”.

- A partir de la experiencia de sus viajes, ¿nota que la población rural toma dimensión de la gravedad de la problemática?
- Las propias víctimas dicen “pero si no tiran glifosato nos vamos a quedar sin trabajo”, entonces estamos en una trampa muy peligrosa. Hay que cambiar de modelo, diseñar una salida no traumática, progresiva, para no perjudicar a nadie, pero hay que tomar esa decisión. Lo que en verdad se decidió es que no se discuta nada, la clase política no quiere meterse con el tema porque no quiere enemistarse con los productores, es toda una cadena de complicidades y complacencia.La gente lo oculta, el que está en relación de dependencia, en una instancia donde le exigen fumigar, no tiene muchas alternativas. A todos esos trabajadores rurales jamás se los ha visto con un traje de protección frente a los venenos, ni máscaras ni guantes. Todo eso es terrible. Cuando se atraviesa el campo se ve dónde está el pueblo porque se ve un gran silo, generalmente están a la entrada o salida del pueblo y esos silos se fumigan en su interior. Eso ocurre en el corazón del pueblo y allí entran los tractores mosquito. Es una barbaridad.

- ¿Cuál es su expectativa con este documental?
- Yo espero que esto ayude a abrir el debate, que la gente vaya y lo vea porque va a ser de enorme ayuda. Hay posibilidad de comer más sano, es mentira que los cultivos ecológicos no tengan capacidad de producción. Producimos para la exportación, tenemos que ocuparnos de producir para nosotros y comer sano.

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