Juan Domingo Osella: “El Zurdo”
FÚTBOL

Juan Domingo Osella: “El Zurdo”

Un goleador de los ´80. Campeón con Gimnasia de Chivilcoy, Alem, Pintense y Villa Belgrano.

Nací en Junín, en el barrio de Villa Belgrano, a una cuadra de la plaza. Lindo barrio. En ese entonces estaba el famoso club Los Andes, donde mi papá fue el último cantinero junto con Chiófalo. Después cerró.  Había villar, naipes y el famoso copetín donde se juntaban los amigos. También hacían carreras de bicicletas.

Pero enseguida me fui a vivir a Laboulaye con una abuela de mi papá, porque falleció mi mamá. 

Ahí comencé la primaria hasta que lamentablemente falleció la abuela y me volví a Junín. Prácticamente me crie en Villa jugando al fútbol barrio contra barrio –que hoy ya no existe-. Estaba más adelante el Campito de Sánchez, el barrio Uocra, el San Cayetano, la cancha de Newbery. Ahí se hacían los barrio contra barrio, que con el tiempo generaron una legión de amigos.

Iba a practicar a Villa, con Dionisio García, donde también nos daban el matecocido y nos regalaban zapatillas. Él después se fue a Jorge Newbery y yo lo seguí, pero no fiché. Hice hasta sexto grado en la escuela 18. Luego me fui a Viamonte donde terminé séptimo y posteriormente recalé en Chivilcoy. Acá comencé a jugar en las inferiores de Gimnasia y Esgrima.

Hice Quinta división y salté a Primera. Venían muchos jugadores de afuera, de primera línea, que habían jugado en Colón de Santa Fe, San Telmo, Almirante Brown, San Lorenzo de Almagro.

Tuve la suerte de salir campeón con las inferiores de Gimnasia y dos veces en Primera división.

Acá tengo que decir que, cuando Argentinos Jrs. vendió a Maradona, varios fuimos a hacer una prueba. Mientras que con la plata que recaudaron de la venta hacían la cancha, practicaban en una universidad. Estuve tres meses, pero, como había que abonar la pensión, no me pude quedar más.

Me prestaron un año a Alsina y me vine a Villa Belgrano. Me dieron el pase porque nunca les cobré un peso. Me querían mucho.
En Villa estaba de técnico Mariano Etchetto, a fines de 1984. Jugaba los nocturnos y después me iba afuera a ganarme el mango porque pagaban muy bien. 

Me fui a Alem, donde salí campeón e hice grandes amigos, en la Liga de Vedia.

En 1985 estaba trabajando en Antonelo y me vino a buscar Sarmiento, que estaba en la B. Fui a practicar, me dieron el visto bueno y justo me salió lo de la colimba.

Cuando volví, gané el nocturno de 1987-88 con Villa Belgrano.

Me fui a Pintense, en la Liga de Ameghino, donde gané el título. Después volví a Villa para un nocturno. Me fui a Arroyo Dulce y terminé en El Dorado.

Ya arrastraba lesiones, la rodilla no me respondía, y aparte había que laburar.

Más allá de los seis, siete campeonatos que gané, lo importante fueron las grandes amistades que me quedaron. Hice amigos en todos lados. Directivos, compañeros que compartimos vestuarios, hinchas; esto es lo que más me dejó el fútbol.

Cuando terminé, hice el curso de árbitro. Estuve un par de años como juez de línea y luego me fui al Gran Buenos Aires a trabajar y tuve que dejar de estar ligado al fútbol.

Cada vez salen menos jugadores de calidad. A mi criterio, primero, se perdieron los campitos. Fundamental. El histórico potrero, que era el ABC del fútbol. 

Después, la tecnología. Antes se corría detrás de la pelota. Luego de practicar nos quedábamos media hora tirando tiros libres o cabeceando al arco. Los marcadores viendo cómo tenían que cerrar. Nos daban charlas técnicas exclusivas después de horario. Inclusive yo he llegado a entrenar en doble turno, que después con el tiempo se fue haciendo común, máxime en pretemporada.

Y al fútbol de hoy lo veo distinto. Es más de choque. Hay luxaciones de hombro a cada rato, que antes no existían. Inclusive problemas de cadera; caen mal, se fracturan costillas. Antes no se veía.

Mucha fricción, se corre mucho. Yo no digo que se piensa poco, sino que se achican mucho los espacios y es más friccionado.

¿Maradona o Messi? No quiero quedar mal con Messi, pero a mi criterio, Maradona.
 

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