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ENCIERRO Y HASTÍO

El exceso del uso de la tecnología y los efectos en los chicos y adolescentes

Aunque la cuarentena muestra algunas cosas buenas en medio de la pandemia, como el reencuentro entre los miembros de la familia, el aislamiento potencia ciertas tendencias negativas, especialmente en el uso de las pantallas.

La negociación entre padres e hijos en estos días de aislamiento es moneda corriente. 
Una hora de compu, sin contar las videollamadas de la escuela, siempre y cuando las tareas se terminen a horario. Tal vez un rato más, si el día está muy feo o no hay patio en casa. O tal vez algunas horas, cuando ya no se pueda sostener la pelea.
La tecnología ya es un miembro más de la familia y en la cuarentena ha desatado –y sigue haciéndolo-, varias batallas.
“Estamos ante una situación  inédita, universal, de aislamiento social obligatorio, para preservar el contagio y nuestras vidas”, explica la licenciada Raquel Petraglia. 
“Las pantallas son un instrumento de conexión  que posibilitaron la continuación  del aprendizaje y la relación  con los otros. No obstante es una "sobreadaptación"  a lo posible y no reemplaza la riqueza de los vínculos personales, con el otro”.

El encierro y las pantallas
“Los chicos suelen volverse inquietos, demandantes. A veces agresivos, incluso regresivos”, explica Petraglia. “Han surgido muchos miedos en los chicos en todo este proceso. Están golpeados por la situación tanto los niños como los adultos”.
Si bien los juegos en red se instalaron hace tiempo, este aislamiento potenció la  interacción de muchos chicos, cada vez más chicos, en ese mundo virtual. 
Para la psicóloga, “a veces facilitan el aislamiento”, aunque destacó que “cada caso es una singularidad, es distinto, para cada niño o adolescente, pero en algunos ha acrecentado la sensación de aislamiento y este aislamiento tiene que ver con el deseo de no enfrentarse a un otro y las posibilidades de que surjan deseos inquietantes o fracasos en esas relaciones”. “Entonces en muchos chicos es como que ha incentivado ese aislamiento una forma de facilitar la imposibilidad de relacionarse con un otro para no enfrentarse a situaciones de desequilibrios emocionales o fracasos, o de no ser correspondidos. En algunos, adolescentes fundamentalmente, ha facilitado el aislamiento, incluso hay chicos que se han atrincherado en sus cuartos frente a la pantalla y eso es negativo”, consideró.

Enojo y rechazo
Una de las formas de expresar la forma en que se sienten muchos chicos y jóvenes se da a través del enojo, la irritabilidad o del rechazo. Incluso en la nueva actividad que implica una escuela a distancia.
“Las tareas escolares no siempre son bien aceptadas por los niños y adolescentes y sumado a eso, el exceso de las pantallas suele provocar cansancio y rechazo. Los padres, también atravesados por esta situación, suelen no tener paciencia, ganas o preparación para acompañar a sus hijos”.
No obstante, según Petraglia, “ha sido un instrumento para mantener la comunicación con su grupo de compañeros en algunos casos y continuar con el aprendizaje, que todavía no sabemos qué resultados está dando, eso se verá en más largo plazo”.
Si pudiera hablarse de lo positivo y lo negativo, uno de las ventajas puede ser el contacto.
“La posibilidad de continuar la comunicación, que es imposible hacerla de forma directa”, explicó Petraglia. 
“Lo negativo sería exacerbar a los chicos con ciertas dificultades de comunicación o provocarles un cansancio y un rechazo por el exceso de pantalla, que se manifiesta a través de enojo, de no querer hacer la tarea, perder los hábitos, no querer conectarse con los compañeros”.
La profesional reiteró que se trata de una situación nueva: “hay que resaltar que no sabemos cuál va a ser la consecuencia de todo esto, pero en muchos casos son motivos de consulta”. 

Buscar otras actividades
Entre los consejos que dan los profesionales a la hora de sobrellevar la cuarentena, se trata claramente de alternar actividades para que el uso de la tecnología no sea la única opción. Incluso las horas frente a la televisión.
En el caso de los más chicos de la casa, hacer música con instrumentos inventados, pintar, o jugar juegos de mesa son una opción atractiva. 
Muchos consideran también que de estas situaciones muy particulares, se puede sacar provecho, incluyo ya que los chicos, además de quedarse sin escuela, también suspendieron sus actividades extraescolares.
Muchos destacan asimismo este tiempo como una oportunidad de nutrir los vínculos entre los integrantes de la familia.

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