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LAS TITIRETERAS CUBANAS LLEGARON PARA QUEDARSE

Jaqui Saiz y Geraidy Brito: “Junín nos recibió con una sonrisa”

Conforman un equipo artístico que trabaja con marionetas desde hace casi dos décadas. Instaladas en nuestro medio, se abrieron camino y planean abrir un espacio propio especialmente diseñado para títeres.

Una nació en Guantánamo, en el seno de una familia de artistas, médicos y arquitectos. La otra es oriunda de Remedios, un pueblo de la provincia de Santa Clara, en la zona montañosa de la isla, nieta de campesinos e hija de una docente y un ajedrecista.
Una empezó a estudiar dibujo arquitectónico, pero luego ingresó al Teatro Musical de La Habana hasta que le dieron la dirección del grupo de teatro de títeres Nueva Línea. La otra es licenciada en Arte Teatral con perfil en Actuación, recibida en el Instituto Superior de Arte de La Habana.
Una es Yaqui Saiz. La otra es Geraidy Brito Montes de Oca. Ambas son cubanas. Y ambas se desempeñan como titiriteras en Junín desde hace casi cinco años, un tiempo en el que se asentaron como artistas en la ciudad, que ya es su lugar en el mundo.
Tan instaladas están que en un futuro próximo abrirán un teatro especialmente diseñado para presentar espectáculos con marionetas.

En Cuba
Yaqui entró casi de casualidad al Teatro Musical de La Habana y después de cinco años de estar ahí, el período especial (una larga época de crisis económica que fue especialmente severa en la primera mitad de la década del 90) hizo que fuera imposible sostener el proyecto. Cuando cerró, se dedicó a los títeres. “En los horarios de descanso yo me quedaba a ver una compañía rusa de títeres que ensayaba en el lugar; me gustaba mucho ese mundo de los muñecos”, afirma. Por eso lleva 19 años en esta actividad.
Estaba dirigiendo el grupo Nueva Línea cuando vio actuar a Geraidy, que “era una de las actrices más cotizadas dentro de los grupos de teatro dramático” y al ver esa performance quedó encantada. “La quijada me llegó al piso”, grafica.
Ahí la invitó a formar parte de Nueva Línea.
“Le contesté que no tenía ni idea de títeres –cuenta Geraidy–, pero de todas maneras empezamos a trabajar juntas, lo que devino en un dúo que ya no se separó más”.
Juntas hicieron numerosas presentaciones, viajaron, participaron en festivales y se consolidaron como un equipo de titiriteras que llegó a Junín hace casi cinco años.

A Junín
En Cuba las contactó un director de teatro de Venado Tuerto que las invitó a un festival que se iba a hacer en la ciudad santafesina y las chicas aceptaron la propuesta.
Antes de viajar se contactaron con la artista juninense Silvana Tomicic, a quien habían conocido en un festival en la isla, le avisaron que vendrían y Tomicic les organizó dos funciones en Junín.
Aquí estuvieron un par de días “que fueron super intensos” porque conocieron la movida cultural local. Luego fueron a Venado Tuerto, pero no llegaron a sentirse cómodas en la ciudad.
Entonces regresaron a Junín, ayudadas por Rosana Silva, quien las invitó a la ciudad y se encargó de buscarles un lugar. “Eso fue muy importante, porque que alguien nos dé una garantía de alquiler sin conocernos, fue un premio”, recuerda Geraidy.
La ciudad les gustó y desde entonces se encuentran afincadas aquí. “Hicimos diferentes cosas. Seguimos recorriendo y viajando en el país y al exterior también”, agrega Geraidy.
Montaron espectáculos en plazas, calles, espacios abiertos, trajeron titiriteros de otros países, tuvieron un ciclo en el centro cultural Arte Va. Y en el último tiempo se abocaron al proyecto de abrir un teatro exclusivo para títeres, que será inaugurado antes de fin de año (ver recuadro).
“Junín nos abrió las puertas –comenta Yaqui–, aunque no ha sido tan fácil: fueron cinco años en los que tuvimos que andar mucho, viajar, trabajar y sumando poco a poco. Fue muy duro. Pero, de alguna manera, lo hemos ido conquistando de a poco. Creo que ahí es donde va a estar el éxito, porque lo que viene fácil se va fácil, y creemos que lo nuestro en Junín va a ser para siempre”.
Del mismo modo, Geraidy también reconoce cómo fue la acogida que tuvieron en nuestra ciudad: “Nosotras acá nos sentimos amadas y Junín nos recibió con una sonrisa”.

Titiriteras
Aunque no fue la primera opción en sus respectivas carreras, ambas artistas centroamericanas abrazaron con fervor la actividad como titiriteras y hablan de este oficio con mucha pasión.
Geraidy afirma que le pasó “algo maravilloso” con las marionetas, que la atrapó: “De tanto hacer teatro dramático y subir el ego, yo era otra persona, y los títeres me hicieron bajar y sentir que esa figura que no tenía vida era lo importante. Como titiritera tuve que empezar a mantenerme serena, neutra, para que las personas que están viendo la obra vieran a ese personaje con vida. Así me encontré a mí misma”.
Por su parte, Yaqui asevera que para ellas “es muy lindo trabajar en una sala, pero es mucho más confortable ir a un comedor o una escuela y dar funciones para chicos que nunca habían visto un títere”.
Y en ese marco, concluye: “El de los títeres es un medio de expresión muy amplio, muy sano y que atrapa a todos, niños y adultos”.

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