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OPINION

Voces de desconfianza en el esclarecimiento del brutal homicidio de Sandra Viviana Colo

Para una ciudad que carga con el estigma de veinte crímenes irresueltos, que hayan pasado diez días sin que se sepa quién mató a Sandra Viviana Colo es un síntoma que invita a la peor de las corazonadas. La encuesta realizada por DEMOCRACIA a través de su página web ya marca una tendencia de lo que perciben los ciudadanos: un 52 por ciento cree que nunca se sabrá quién mató a la mujer de 43 años.
Quiérase o no, y le pese a quien le pese, con cada minuto que transcurre sin dar con el asesino se acrecienta el escepticismo popular en cuanto a la resolución del caso. Eso se percibe en cualquier conversación de almacén, en las charlas de café, en el diálogo entre vecinos en la vereda, en la plaza, o en el banco.
Que el juninense no sea proclive a las manifestaciones populares –quedó demostrado el viernes último, cuando a la concentración frente a los Tribunales para pedir justicia acudieron solamente 60 personas- no es directamente proporcional a su interés en el caso.  Quiere saber qué pasa, deseo que hasta ahora las informaciones oficiales no han satisfecho demasiado, pero que el asesino esté entre rejas es la exigencia unánime.
Los elementos que el fiscal Angel Quidiello ha logrado reunir hasta el momento son numerosos y variados (cruces de llamadas telefónicas y mensajes de texto realizados desde y al celular de la víctima, decenas de declaraciones testimoniales, filmaciones para revisar el movimiento de la cuadra donde se encuentra el pelotero, allanamientos en el domicilio particular de los Colo y en una quinta que posee en el Barrio Real, además de los objetos tangibles y las huellas genéticas halladas en el sitio del homicidio), pero insuficiente para imputarle a alguien semejante acto.
La debilidad de las pruebas fue reconocida por un alto funcionario municipal con llegada al caso, mientras que otra voz, también empapada de lo que sucede en la pesquisa puertas adentro, se animó a predecir que si se cae la hipótesis sentimental que puso bajo la lupa a un trabajador de la gráfica y a otras dos personas, el proceso se encaminará a un terreno de sombras del que será poco probable que salga.


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