La postal que puso blanco sobre negro la pelea en el oficialismo
ANÁLISIS

La postal que puso blanco sobre negro la pelea en el oficialismo

“Hoy el pueblo argentino volvió a llenar la Plaza de Mayo”, escribió anoche en sus redes sociales Cristina Fernández de Kirchner. No se trató de una alusión para nada inocente al muy concurrido acto de La Cámpora: su pronunciamiento, acompañado de varias fotos que mostraban la amplitud de la convocatoria, se transformó en un nuevo mensaje crítico a la Casa Rosada.

La reacción de la vicepresidenta fue la frutilla del postre de la puesta en escena del kirchnerismo duro, que le volvió a mostrar los dientes al presidente Alberto Fernández en el marco de la fisura interna que sobrelleva desde hace semanas el Frente de Todos. El mensaje de Cristina Kirchner no puede interpretarse de otra forma: en la calle -a su juicioestuvo el pueblo. En contraposición con una presencia inexistente de dirigentes cercanos a Alberto Fernández en la movida militante del kirchnerismo.

La postal de ayer enmarcada en las calles porteñas puso en blanco sobre negro la disputa abierta en el oficialismo. El Presidente encabezó un acto institucional por el Día de la Memoria en la sede del Conicet. Máximo Kirchner movilizó a su tropa para exhibir un poderío desafiante al gobierno nacional. Al menos, a los lineamientos de la política económica que sigue la Casa Rosada en consonancia con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional denostado por el kirchnerismo.

Este nuevo eslabón de la disputa que tiene en vilo al oficialismo contó con el aderezo de declaraciones fuertes. “Uno elige los estudios de TV, o la calle y la gente”, disparó Máximo Kirchner al apuntarle a funcionarios del Gobierno nacional. No fue tan fuerte como otra definición que sonó como un desafío directo a la Casa Rosada. “El gobierno tiene que ser con la gente adentro”, arremetió al hacer blanco sobre las medidas de restricción de gastos que impone el cierre con el FMI en medio de una situación social plagada de privaciones.

Aquellas alusiones acaso se quedaron cortas frente a la virulencia de los dichos de otro de los peso pesados de La Cámpora que había roto el fuego antes de la marcha con definiciones muy duras contra el Presidente.

Andrés “Cuervo” Larroque recordó que Alberto Fernández había sido el jefe de campaña “de una lista que sacó el 4 por ciento de los votos”. Al bucear en un pasado bastante reciente, el ministro de Axel Kicillof se refirió a que Fernández trabajó en la fallida campaña que impulsó en 2017 como candidato a senador nacional a Florencio Randazzo, justamente, desafiando a Cristina Kirchner.

El nivel de beligerancia interna dejó espacio para otros análisis. A pesar de los crujientes sonidos internos, todo parece indicar que no habrá ruptura. Larroque lo dijo con todas las letras: “No nos podemos ir de algo que gestamos”, blanqueó. Así, el kirchnerismo dio un mensaje de pertenencia al proyecto político del Frente de Todos. No sólo de eso: sacó chapa de propietario del armado oficial que terminó con las ilusiones de reelección de Mauricio Macri. Y, de paso, ubicó al Presidente en el rol de mero gestor de esa coalición.

Tampoco habría intenciones de parte de Alberto Fernández, pese a los deseos de algunos halcones albertistas, de forzar una ruptura. En las últimas horas envió incluso algunos mensajes en busca de descomprimir la pelea. El fantasma de una eventual retorno al poder de Maurico Macri es, para la Rosada, un elemento fuerte que podría ayudar a soldar las piezas que se aflojaron en medio de la negociación con el Fondo.

En medio de los cruces, la movida de La Cámpora pareció dejar expuesta una debilidad y una fortaleza. Ratificó que el kirchnerismo tiene un particular anclaje en el Conurbano, donde su presencia y su base electoral es sólida. Intendentes aliados a Máximo Kirchner estuvieron en la primera fila de esa demostración de fuerza.

También, el gobernador Axel Kicillof. Esa influencia muestra, con todo, algunos pliegues. Por caso, en la reciente reunión en La Matanza donde varios alcaldes salieron a pedir unidad, no todos quedaron contentos con la declaración final. Algunos hubieran preferido que las cargas se repartieran por igual y que el planteo por bajar los decibles en el Frente de Todos hubiera tenido alusiones directas no sólo al Presidente -como ocurrió- sino también a Cristina Kirchner.

Por otro lado, la movida camporista exhibió que el “otro” poder del peronismo estuvo ausente. Mandatarios provinciales prefirieron mantenerse a distancia al igual que notorios dirigentes sindicales que optaron por mirar desde afuera la demostración de fuerza del núcleo duro K. Acaso como para hacer equilibrio en una pelea que ayer se trasladó a la calle.

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