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ANALISIS

El caso Scioli: entre la denuncia política y la defensa reglamentaria

La presencia de Daniel Scioli entre los diputados que dieron quórum a la sesión de la Cámara baja disparó una fuerte polémica entre el oficialismo y la oposición. De entrada, surgió la pregunta: ¿Podía el ex gobernador sentarse en la banca pese a que el Senado ya aprobó su pliego de nombramiento como embajador en Brasil?
La respuesta no se hizo esperar y adquirió el tono de una denuncia política. El jefe del interbloque de Juntos por el Cambio, Mario Negri, reclamó que la sesión se levantara por considerarla “anómala” a raíz de la presencia de Scioli. La oposición calificó incluso al ex gobernador como un “diputrucho”, apelando a la memoria de la década del ´90.
Pero el diputado aclaró que su renuncia a la banca recién comenzará a regir el 2 de marzo y un día después tendrá que presentar en Brasilia sus cartas credenciales como embajador argentino. Además, el pleno de la Cámara le tiene que aceptar la dimisión, algo que todavía no se concretó. Hasta ahí la defensa reglamentaria del oficialismo. 
En los hechos, sucedieron dos cosas: el Frente de Todos se vio obligado a convocar a Scioli porque de otro modo no llegaba a reunir el quórum para iniciar la sesión; y a Juntos por el Cambio su presencia le vino como anillo al dedo para justificar su retirada y no quedar pegado a la defensa de las jubilaciones de privilegio de jueces y diplomáticos.
De fondo, lo que se pudo observar ayer fue la implementación de una nueva estrategia de JxC tendiente a fortalecer su perfil opositor, que coincide con la reaparición en escena del ex presidente Mauricio Macri. El próximo viaje de la mesa chica de la coalición a Jujuy, para rechazar una eventual al Poder Judicial provincia, se encuentra en la misma sintonía.
A su vez, el oficialismo exhibió alguna debilidad en el armado de alianzas de cara al año legislativo que abrirá el presidente Alberto Fernández el próximo domingo.
La mayoría de los diputados cercanos al ex ministro Roberto Lavagna no fue de la partida. Y pesó la ausencia de legisladores que fueron convocados a formar parte del Gobierno.
También quedó dañada la relación política que había comenzado a tejer el presidente de la Cámara, Sergio Massa, con los bloques de la oposición, especialmente con el radicalismo y el macrismo. Todo hace suponer que, de ahora en más, la famosa grieta que Alberto F. prometió dejar atrás, podría resucitar con el Congreso como escenario de la contienda.

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