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MARKETING APLICADO

El monstruo de las mil cabezas

Las redes como fundamento de identidad.

Fotos hermosas, con gente hermosa. Fondos perfectos, escenarios ideales. Viajes soñados y cenas románticas. Mesas decoradas, vidas fantásticas. Selfies, historias, posteos de gente feliz e imágenes filtradas. En la columna de hoy me refiero a los trastornos de identidad que promueven las redes sociales mediante su sistema de validación masiva. 
Por estos tiempos, un “like” o comentario puede conducir la vida de las personas y las marcas. Todos necesitamos ser aceptados en el marco de una sociedad que descarta lo que no le sirve, aún más cuando hablamos de cuestiones comerciales. Está claro que los publicistas trabajamos para vender un producto o servicio y la condición es que previamente sea visto y valorado. El punto es definir el límite, es decir hasta donde podemos considerar la opinión masiva y en tal caso como está conformado el pensamiento del monstruo de las mil cabezas, el que valida o invalida nuestra propuesta de identidad. 
Hace algunos años, las marcas utilizaban las investigaciones cuali-cuantitativas para definir su rumbo. En alguna oportunidad, muchos estudiantes juninenses radicados en Capital Federal éramos convocados para participar en rondas de Focus Groups, un sistema formulado para rescatar opiniones y percepciones sobre marcas, productos o conceptos publicitarios. Con esa materia prima, los analistas desarrollaban un camino sostenido por un tiempo prudencial. En la actualidad la dinámica se modifica y las estrategias cambian de un día para otro en función de los comentarios que la gente vuelca en las redes y eso me parece poco conveniente. Lo mismo pasa con las personas, sobre todo con los adolescentes quienes en una etapa crítica de la vida requieren de ese “visto bueno” de una red que todo lo devora sin criterio alguno. 
El monstruo de las mil cabezas es la masividad de las redes, un sistema de polarizaciones con pulgares para arriba o para abajo. Ante esta situación, se requiere más que nunca de la construcción de certezas que sostengan la personalidad de los dos sujetos mencionados. Las personas desde su solidez de personalidad o contención familiar. En el caso de las marcas, dependerán de su conductor quien debe definir el rumbo más allá del murmullo polifónico. Tomar como referente al monstruo es peligroso y nadie debería cambiar su carácter por un comentario, por más tentador que parezca. ¿Me das un like?

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