ENFOQUE

El contexto internacional suma complicaciones

La incertidumbre política golpeó en la última semana a los mercados financieros y se abrieron nuevos interrogantes sobre el futuro inmediato.
La elección entre Hillary Clinton y Donald Trump que se decide mañana, trasciende las fronteras norteamericanas y tendrá fuerte impacto en Latinoamérica y la marcha económica argentina.
El año 2016 transcurrió en medio de los temores por un aterrizaje forzoso de China, ahora con tasas de crecimiento mucho más bajas, y un endurecimiento pronunciado de la política monetaria de la Reserva Federal (la FED, el banco central de Estados Unidos).
La Argentina, en medio de una recesión que ahora alumbra más profunda que los pronósticos más optimistas de hace algunas semanas, parecía al margen de las tendencias globales.

Percepción

Aunque esta percepción es más una herencia de los años K que la dura realidad.
Con Brasil en recesión, China con menor crecimiento y un dólar fuerte, un rebote económico local es más tortuoso y lento.
La posibilidad de endeudamiento externo es uno de los pocos alicientes que permiten amortiguar el ajuste fiscal, aunque la receta no es de uso ilimitado.
Con el escenario actual, recrudecen las tendencias a un mayor proteccionismo y un debilitamiento de la inversión global, que se advierte en una desaceleración del comercio mundial.
No es casual que la catarata de inversiones prometidas en la campaña electoral argentina no hayan llegado, independiente de las condiciones de la economía local, con distorsiones y problemas adicionales.

A favor y en contra

El año próximo, la recuperación de Brasil ayudará a la Argentina, pero otros factores podrían perjudicarla.
Una expansión económica más rápida de la economía norteamericana, llevaría a una política menos gradualista de la FED en la suba de tasas para contener una aceleración inflacionaria.
Y como es sabido, un dólar revaluado y tasas más elevadas complicarán la recuperación local.
Y por el lado de China, que sostuvo altos los precios de los comodities agrícolas, está en duda la sustentabilidad de su crecimiento.
Los pronósticos para el año 2017 esperan que China empuje su nivel de actividad con políticas fiscales y monetarias expansivas, lo que podría tener un efecto inflacionario por encima de los esperado.
Y si ese fuera el escenario, el 2018 podría ser un año de ajuste para la economía asiática.
De cualquier manera, las certezas son mucho menos que las incertidumbres.
El Brexit, que colocó a Gran Bretaña a las puertas de una crisis mayúscula por su salida de la Unión Europea, ahora se ha morigerado.
Un fallo de la Corte Suprema inglesa trasladó el centro de decisión del referéndum popular al Poder Legislativo, en donde las opiniones son más favorables a mantener el estatus actual.
La marcha económica local, como se señaló más arriba, continúa mostrando signos de una recesión profunda.
La recaudación cayó en octubre y también los niveles de la construcción y venta de cemento.
El punto de comparación, en pleno contienda electoral en el 2015, distorsiona y sesga el resultado.
En esos meses se anticipaban consumos por las expectativas de devaluación y hubo fuertes gastos asociados a la campaña.
La recesión actual, por otro lado, no se debe a una ola de desconfianza y de fuga de capitales, sino a los fuertes cambios de precios relativos, con la devaluación, suba de tarifas y la inflación reprimida.

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