El adiós a un campeón
JORGE NELSON TORRES

El adiós a un campeón

Lo conocí allá por 1979 en el club BAP, en esas tardes largas de cantina, extendida a la antesala de entrada, en el patio de tierra recién mojada y adornado de plátanos que brindaban sombra del último haz de luz del atardecer. Era otra época, donde las copas comenzaban de temprano a correr como reguero de pólvora hasta la medianoche. Y se jugaba al truco. 

Sus padres se habían trasladado a Junín y tomaron la cantina Ferroviaria por varios años. Se trasladaba con bastones canadienses, por un accidente tras un infortunio en una tarde de caza en la localidad santafesina de Vicuña Mackenna, cuando tenía tan solo 14 años. Una bala le dio en la médula y le sacó la fuerza en las piernas.

Sin embargo esto no fue impedimento para hacer deportes. Corría el año 1982 cuando comenzó a jugar al básquet en silla de ruedas.

Un amigo, oriundo de La Matanza, le hizo los contactos con la gente de Newell´s Old Boys de Rosario. Y allá fue. Cargó la silla en el buche de la Pullman General Belgrano, llegó, se probó y quedó en el equipo. Y fue campeón.  En el año 1989 ganó un certamen nacional en el Cenard. Luego fue varias veces campeón en los torneos zonales que se organizaban para poder tener una competencia más activa.

Jugó hasta el año 2010. Ya estaba medio grande  y se le complicaba para viajar.

Trabajó de zapatero, profesión que abrazó con ahinco a lo largo de su vida.

De trato amable, cordial y sobre todo muy solidario, cosechó una legión de amigos en su paso por esta tierra.

Falleció ayer tras una larga dolencia que lo venía aquejando de un tiempo a esta parte.

Chau Jorgito… hasta siempre.

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