ALARMA ENTRE LAS AUTORIDADES LOCALES

Se advierte un aumento en el consumo de cocaína

En el CPA de nuestra ciudad remarcan que desde hace un tiempo hay un incremento en el abuso de ese estimulante. El bajo costo y la falta de otras drogas hizo crecer este mercado. Apuntan a la prevención y, en este sentido, se realizarán jornadas de capacitación a docentes para contener a los adolescentes.

A pesar de que por estos días la sustancia que está en boca de los juninenses es la marihuana -luego de que se encontrara un cargamento récord en una vivienda de nuestra ciudad- las autoridades del Centro Preventivo Asistencial (CPA) alertan sobre una tendencia que comenzó hace aproximadamente un año y que se reafirmó con el tiempo: el crecimiento en el abuso de la cocaína.
Esta situación, que fue reflejada por DEMOCRACIA en mayo del año pasado, se profundizó con el tiempo, lo que generó una fuerte preocupación en los responsables del centro asistencial.
Si bien la mayoría de las personas que acuden al CPA local -que es el organismo encargado de tratar la problemática de las adicciones- presentan cuadros de policonsumo en los que se suelen mezclar sustancias como el alcohol, la marihuana, la cocaína y en algunos casos psicofármacos, los especialistas en la materia aseguran que en el último año el consumo de cocaína ha crecido a niveles alarmantes y las edades de inicio son cada vez menores.
La asistente social de educación Graciela Crupi, directora del organismo, afirma que “en estos momentos observamos un fuerte consumo de cocaína en muchos de nuestros pacientes. Esa es, en general, la droga por la cual consultan, es la que quieren dejar y aún no pueden”.

Cocaína


“Nosotros venimos notando un crecimiento en el consumo de cocaína, lo que nos resultó en un principio muy alarmante -admite Crupi-, siendo que es una droga con mucho mayor compromiso, con consecuencias graves, y la demanda de los pacientes viene por ahí. Cuando uno empieza a indagar, aparece el alcohol, la marihuana y algún otro acompañante, pero la consulta se da por ese tóxico”.
Es que en general, para quienes consumen alcohol o marihuana, el abuso de esos productos no representa un problema y recién se acepta como un conflicto cuando la compulsión es hacia otro tipo de sustancias, como la cocaína.
Hay varias hipótesis que pueden explicar el incremento del consumo de esta droga. Se supone que en algún momento hubo o hay “faltante” de marihuana, por lo que aumentaría el uso de este alcaloide.
Según cuentan en el CPA, los pacientes relatan que hay más oferta, por consiguiente el precio es más accesible y la calidad es peor, lo que influye para que el deterioro en el sistema nervioso central sea  considerablemente mayor.
El “corte” de la cocaína se hace con distintas sustancias de desecho, entre las que se pueden encontrar desde bicarbonato de sodio, paracetamol y talco, hasta polvo de tubos fluorescentes triturados.
Hay especialistas que aseguran que una de las formas de “meter” alguna droga en el mercado es retaceando la provisión de una determinada sustancia y, a su vez, bajando el precio de la que se quiere imponer. Esto podría ser lo que sucede a nivel local.
Más allá de las hipótesis, lo preocupante para los entendidos en este tema es que el aumento en la demanda de esta sustancia es una situación que se empezó a materializar a principios del año pasado y se mantuvo estable hasta nuestros días, por lo que se convirtió en una realidad instalada y a la que hay que atender de manera urgente.

Otras sustancias


En la mayoría de los pacientes del CPA, las drogas de elección son el alcohol y la marihuana. Generalmente, en las entrevistas colocan al alcohol en el lugar de la primera sustancia, con la cual se han iniciado. Crupi señala que “es la puerta de entrada a otro tipo de drogas, pero los fines de semana el alcohol es ‘la vedette’, y si los chicos no toman, pareciera que no la pasan bien”.
Muchas veces, los jóvenes no ven al alcohol -e inclusive a la marihuana- como una droga, sino como un ingrediente necesario para la diversión. Es por eso que no suelen aparecer como un problema en las consultas.
Otro aspecto preocupante es el consumo de inhalantes, en cuya problemática residen tres factores centrales que generan una alarma mayúscula: es consumido por adolescentes y preadolescentes, sus usuarios pertenecen a sectores de alto riesgo social y sus efectos son devastadores.

Acción y prevención

Para los responsables del CPA, la tolerancia social ante el consumo de los jóvenes es una de las claves que explica la falta de reacción en la comunidad. “Ver a los chicos alcoholizados y tirados en la calle, ya forma parte del paisaje cotidiano”, explica Crupi y para graficar señala que hay pacientes que admiten que consumen en sus trabajos, es decir que esos espacios que anteriormente estaban exentos de estas situaciones, hoy resultan un lugar más de consumo.
En tal sentido, la profesional sostiene que es necesario una autocrítica de todos, como sociedad, en donde sea posible replantear qué puede hacer cada uno desde su lugar: “Por un lado genera una enorme alarma cuando se habla de drogas y de los niveles de consumo, pero al mismo tiempo el compromiso social es mínimo. Es más común de lo que se cree el pensamiento de que  ‘como a mí no me toca, no me meto’, y de esa manera, el problema crece cada día más. Todos somos conscientes de que cada vez hay más droga en Junín pero falta el compromiso por luchar todos, desde distintos ámbitos”.
La Directora del CPA cree que se está dando “una pérdida de los roles de madre y padre y es sobre eso en lo que hay que trabajar”.
En este sentido, la prevención pasa a tener un rol preponderante y por eso se están organizando en conjunto con las autoridades educativas, jornadas de capacitación a directivos y docentes de escuelas, “para que se pueda contener a los adolescentes desde las dos esferas: la salud y la educación”, concluye Crupi.

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