"Por mí que no vuelva más"

"Dormía acá", dijo el hermanastro Gustavo, mientras mostraba una pieza a oscuras con una ventana tapiada por pedazos de aglomerado viejo, con un somier comido por la humedad en posición vertical, rodeado de basura donde se alojaba José Carlos Varela.
"Hace cuatro meses que no lo veo. Un sorete, una lacra. Por mí que no vuelva más. Para mí está muerto", exclamó Gustavo quien no espera a su hermanastro, ciertamente.
Varela realizaba refacciones en la casa del homicidio, y había comenzado a cuidarla como casero cuatro meses atrás, cuando había dejado de vivir con su familia.
"Acá nunca se mandó ninguna", continuó diciendo su hermanastro de Varela, que fue visitado por un policía de civil que vino con preguntas.
"No escabiaba, no tomaba falopa, nunca un bardo. Yo soy padre de una nena, jamás la miró raro", reveló."Yo también tengo una nena, te digo lo mismo", dijo otro hermano, llamado Ramón. De todas formas, la vida de José Carlos Varela siempre les resultó un misterio.
"Paraba acá, pero iba y venía, lo dejaban quedarse en las casas que cuidaba", aseguró Ramón.
Varela se crió en una casa de Junín junto a sus hermanastros, todos hijos de la misma madre, Marta Ruth, fallecida hace pocos años.
El padre de Varela es una incógnita: el albañil no lo mencionaba, la madre tampoco, los hermanastros ni siquiera saben su nombre.
Tenía un grupo de amigos con los que jugaba al fútbol, se dedicaba a dibujar planos. "Te levantaba una casa de nada, no era un tarado, era bastante inteligente", aseguraron los hermanastros.
"Una sola vez lo vimos con una mina que nos dijo era su novia", aclaró Ramón.
"Anduvieron diciendo por la tele que tiene antecedentes. Eso debe ser por nosotros", se rió Gustavo, quien recordó cuando estuvo preso "por un poquito de faso".

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