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tanislav y Fabrice son franceses y cursan Ingeniería Mecánica en Unnoba.
INTERCAMBIO EDUCATIVO

Estudiantes extranjeros que cursan en Unnoba cuentan cómo viven en Junín

Los jóvenes aseguran que ven una ciudad muy tranquila, aunque un poco costosa, pero destacan la calidez de la gente y el buen trato que reciben.

La posibilidad de cursar en el exterior un cuatrimestre de la carrera que estudian en su propio país no es solo una aventura sino una importante decisión que les permite a los jóvenes adquirir experiencias y conocer una cultura, en muchos casos, totalmente diferente a la propia.
Es el caso de los estudiantes  mejicanos Juan José, César, Alejandra y Adolfo, y de los franceses, Fabrice y Stanislav, seis jóvenes que se encuentran en nuestra ciudad en un intercambio en la Universidad Nacional del Noroeste, donde cursan distintas materias afines a sus carreras, que luego pueden revalidar en su país de origen.

“Tranquilo y ameno, pero costoso”
Juan José Herrera tiene 20 años y es de  Monterrey, Méjico. Llegó a Junín hace tres meses y cursa materias de Abogacía. De hecho, tuvo que dejar de estudiar por algunos minutos para brindarnos la entrevista. 
“Es la primera vez que vengo a Argentina. Veo que Junín es pequeño y muy tranquilo, la vida se hace amena y segura. Pero es muy costoso”, dice con franqueza.
“Se nota muy caro, si comparamos lo que adquirimos en Méjico con determinada cantidad, es mucho con relación a lo que se compra aquí con la misma cantidad”.
Su promedio le permitió elegir el destino que quisiera y él eligió Argentina porque siempre había querido conocer el país.
“Yo quería venir a Argentina.  No me arrepiento porque siempre había querido estar acá”, dice. 
Asimismo, destaca: “la gente de Junín nos ha tratado bastante bien. Hemos tenido oportunidad de conocer gente que nos ha apoyado mucho”.
Aún así, proviniendo de una ciudad como Monterrey, Juan José cree que a Junín tal vez le falten más lugares de esparcimiento y un centro comercial.
“Aquí no hay un centro comercial, con muchas tiendas, cines, restaurantes, o incluso más zonas recreativas, solo hay un cine”, se sorprende. “Tampoco hay cadenas internacionales como las que hay en Capital”.
En la misma “Casa del Estudiante Extranjero” vive César Méndez, que tiene 20 años, es de León Guanajuato y nunca antes había viajado fuera de Méjico.
Estudia Ingeniería Aeronáutica y en Unnoba cursa materias de Ingeniería Mecánica y de Licenciatura en Sistemas.
Coincide con Juan José en que “Junín es muy tranquila”, y remarca lo extraño que le resulta “la hora de la siesta, donde  no encuentras lugares abiertos a esas horas”.
A pesar de eso, le gusta la ciudad y le resulta segura.
“Me gusta mucho y veo la ciudad segura, puedo caminar tranquilo. Los lugares de Méjico que he estado no son tan seguros. Mi ciudad es bastante insegura y hay que andar con cuidado”.
César también cree que a Junín “le hacen falta algunos lugares para salir a pasear o centros recreativos” pero no obstante, “ es una ciudad linda y la gente es muy amable”.
Según cuenta, “antes de venir, en Méjico me decían que me fuera acostumbrando, que los argentinos eran muy fríos, muy prepotentes y la mayoría tiene esa impresión de los argentinos, pero llego acá y me doy cuenta de que la gente es muy amable, te tratan muy bien. Hay ciertas cosas en las que noto que hasta son muy cariñosos, como te llaman, cuando te dicen ‘querido’ o ‘amor’. Además entre hombres se saludan con un  beso, cosas que en Méjico no son tan comunes”, expresa.

Un poco más de recreación
Alejandra Ramírez Solís tiene 21 años y es otra de las estudiantes que vive en la casa. Es de Puebla, Méjico y estudia Abogacía, al igual que Juan José.
Si bien asegura estar acostumbrada a una ciudad grande como Puebla, dice sobre Junín: “me parece muy tranquila, pero te acostumbras. Uno siempre va buscando las actividades que más le gustan. Yo voy a al gimnasio, tomo clases de inglés”.
Aún así, al igual que los demás jóvenes, Alejandra cree que “tal vez le faltan lugares de recreación y no entiendo el tema de la siesta”, dice con asombro, respecto del horario cortado de los comercios de la ciudad, que casi en su totalidad cierran al mediodía y abren luego de las 16. 
“Para Méjico de las 13 a las 16 son las horas más productivas donde la gente se mueve, sale a comer, y aquí la toman de descanso. Al principio fue difícil entenderlo porque es la hora de comer en Méjico y aquí sales y está todo cerrado. Los cambios de horario fueron difíciles, pero me acostumbré”, cuenta.
En su mayoría, los jóvenes lograron formar  vínculos de amistad que según dice Alejandra, “nos han apoyado muchísimo. Con ellos hemos conocido Junín y viajamos a Capital, que nos  gustó mucho”.
Adolfo Jiménez, tiene 21 años y también es mejicano, exactamente de Jalostotitlán-Jalisco, en el centro oeste de México, una ciudad más chica que Junín pero que según él “es más movilizada”.
Adolfo estudia Bioquímica y en Junín cursa materias en la carrera de Ingeniería en Alimentos.
Destaca las calles grandes de la ciudad y asegura que le resulta “una ciudad muy bonita y tranquila”.
“He  recorrido parques, lugares, pero tal vez para un joven falta algo de diversión”, asegura y confiesa su amor por Buenos Aires.
Asimismo, destaca que los juninenses son muy fraternales.
“La gente es muy amable y te trata muy bien en Junín, son muy fraternales”.
La mayoría de los estudiantes se moviliza a pie, por lo que la necesidad de un transporte público resulta elocuente. 
“He caminado hasta el Club de Pescadores, ahí se me hizo muy grande la ciudad”, cuenta Adolfo. “Sigue habiendo casas y quien viene al centro necesita llegar en transporte”, reflexiona, en consonancia con Alejandra.

“Siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos”
Fabrice de Waal y Stanislav Pativ son dos jóvenes franceses que si bien no conviven con los demás estudiantes en la Casa de Extranjeros, estudian en Unnoba y  viven en la ciudad.
Fabrice tiene 20 años y estudia Ingeniería Mecánica. Es del sur de Francia, de una ciudad llamada Villeneuve- Sur-Lot.
“Junín es más grande que donde vivo pero todo es diferente porque la cultura es diferente”, destaca. 
Según Fabrice, “la gente es muy amable con nosotros. Cuando digo que soy francés me ayudan”.
Stanislav tiene 21 años y vive en un pueblo cerca de París. Al igual que Fabrice, él también estudia Ingeniería Mecánica. 
“La ciudad donde estudio en Francia es un poco más grande que Junín y hay más estudiantes y actividades para los estudiantes” cuenta.
“La gente es muy amable y calurosa con nosotros aquí. Siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos. Es un poco tranquilo pero en verano vamos a hacer más actividades al parque”.
Para Fabrice “las cosas y algunos lugares son muy caros pero son hermosos. Es muy grande Argentina y necesitamos tiempo para conocer más”.

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