El Gobierno nacional anunció créditos para la vivienda a través del relanzamiento del sistema Pro.Cre.Ar., los bancos –encabezados por los oficiales Nación y Provincia- salieron a la palestra con una batería de líneas de créditos hipotecarios propias ajustables por inflación y, teniendo en cuenta el déficit habitacional que existe en el país, se generó una masiva demanda por parte de la población.
Frente a tamaña necesidad de alcanzar el techo propio, centenas de personas acuden diariamente a las entidades crediticias que tienen sede en Junín para interiorizarse de las características de los préstamos y formalizar la solicitud de una calificación.
Créditos bajos, cotizaciones altas
Y allí surge el primer tropiezo con la realidad: los montos que los bancos están en condiciones de otorgar–en promedio- de acuerdo con los ingresos declarados por los solicitantes, oscilan entre $ 800.000 y $ 1.500.000, suma exigua de acuerdo con los valores que se manejan en el mercado juninense.
Entonces se inicia la búsqueda, el largo peregrinaje por las inmobiliarias locales de una casa o departamento, que tenga una cotización similar a la calificación crediticia fijada por el banco, que reúna la documentación y los requisitos exigidos por las entidades y que además se ajuste a las necesidades familiares en cuanto a comodidades y dependencias.
Y es aquí cuando se plantea otro inconveniente: una vivienda tipo con dos dormitorios, baño, cocina, comedor y cochera o un departamento con comodidades similares, dentro del radio urbano juninense, tiene un valor que oscila entre $ 1.600.000 y $ 2.500.000, de acuerdo con el tipo de construcción y la ubicación.
Y si bien existen muy pocas propiedades que rondan entre $ 900.000 y $ 1.400.000, la realidad muestra además que la mayoría de estas unidades habitacionales carece de planos, o bien no tiene declaradas modificaciones o ampliaciones de la traza original, en otros casos no cuenta con la sucesión finalizada o existen donaciones, aspectos que los bancos no aceptan a la hora de conceder los fondos.
Con semejante panorama, se advierte que pese a la enorme necesidad de viviendas que tienen los sectores medios y bajos de la sociedad, a la amplia oferta de préstamos hipotecarios y a la fuerte demanda de asistencia crediticia para llegar al techo propio, el gran inconveniente es que no existen viviendas disponibles en el precio promedio para dar respuesta a los requerimientos de la población juninense. Quienes tienen mayores posibilidades de acceso a la vivienda propia son quienes ya tienen algún dinero previo al crédito hipotecario.
Qué dicen las inmobiliarias
Los agentes inmobiliarios juninenses consultados coinciden en señalar que hay poca oferta de viviendas que se ajusten a los valores de los créditos que en promedio obtienen los potenciales compradores y también admiten que las pocas casas que hay dentro de esas cotizaciones, no están aptas para crédito.
En ese sentido, resaltan que reciben muchas consultas por día dentro del segmento que va de los 800.000 a 1.500.000 pesos y las pocas propiedades que están dentro de esos valores con la documentación acorde para presentar a los bancos, ya fueron vendidas o están reservadas a la espera de la aprobación de la papelería por parte de las entidades financieras locales.
El mercado inmobiliario juninense tiene cotizaciones que están muy por encima de ciudades de la zona o centros urbanos de similares características a Junín, circunstancia que condiciona a la hora de buscar propiedades, porque los montos de los créditos se asignan en función de los ingresos del solicitante y no por el valor de plaza de las viviendas.
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