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UNA MODA TAN ABSURDA COMO PELIGROSA ¿POR QUÉ LAS AUTORIDADES NO INTERVIENEN?

Las bandas motorizadas se siguen adueñando de las calles juninenses

Las picadas de motos y ciclomotores suman más descontrol, vandalismo y violencia en las madrugadas de la Ciudad y mientras esto ocurre las autoridades competentes afirman que "no tienen recursos" para erradicarlas.

Las picadas de motos se siguen adueñando de las calles juninenses, sembrando aún más caos, violencia y descontrol en el tránsito. Y mientras cada noche un centenar de jóvenes ponen en vilo a los vecinos de distintos sectores, las autoridades policiales y municipales afirman que no tienen recursos para hacer frente a esta peligrosa moda juvenil, que pone en riesgo la vida de conductores y peatones y oculta muchas veces modalidades delictivas.
En la madrugada de ayer, en efecto, cientos de motos coparon las calles para realizar las picadas, y en un caso aparentemente habría ocurrido un violento accidente de tránsito (ver página 9).
Pero no sólo eso, en la madrugada del domingo, vándalos arrasaron con la avenida Arias, generando destrozos en varias cuadras, vehículos y comercios.
Ante este panorama, el subcomisario Alejandro Aguilera, a cargo de la Comisaría Primera, declaró que si bien montaron un fuerte operativo policial en avenida San Martín, para ponerle un límite a las bandas motorizadas, no cuentan con “suficientes recursos” para vigilar otras zonas por donde se desplazan las motos, como la avenida Padre Respuela o avenida de Circunvalación. “Tenemos policías motorizados”, dijo el jefe policial, pero reconoció que es muy difícil mantener todas las áreas custodiadas, falencia que aprovechan quienes forman parte de este grupo que corre picadas ilegales.

Códigos propios

El fenómeno de las picadas ilegales de motos en Junín ya no se trata sólo de un grupo de jóvenes que, durante algunas horas de la madrugada, circula alterando el orden y busca provocar a la Policía y los agentes de tránsito.
Tal vez fue la constancia en el tiempo lo que logró convertir a estas carreras clandestinas en una especie de subcultura con su propio léxico, conductas, rasgos distintivos y hasta un estricto protocolo durante cada noche en la que operan.
Un claro ejemplo de esta situación es el grupo de Facebook “Picadas del posada” –en alusión a Circunvalación y Posadas, uno de los lugares donde suelen reunirse–, que ya supera los dos mil integrantes. Para pertenecer a este grupo, primero deben autorizar la solicitud alguno de sus administradores. Entre los miembros de esta comunidad que la red social permite ver, se encuentran chicos juninenses, muchos de ellos menores, y una gran cantidad de chicas, que no esconden su fanatismo por “las picadas”.
Este submundo juninense se encuentra lejos de mostrar una devoción por las motos propiamente dichas, como los tradicionales grupos de motociclistas que se reúnen con frecuencia en distintas ciudades mostrando sus modelos ya sean cero kilómetro, clásicos, rarezas de una marca o incluso con desarrollos estéticos o de motor para mejorar al rodado, clubes de alguna marca o tipo de vehículo en particular.
Quienes se mueven dentro de este ambiente, no tienen problemas en exhibir motos de marcas genéricas o de procedencia china, en lugar de las tradicionales japonesas como Yamaha, Honda, Kawasaki o Suzuki. Son contados los casos de quienes utilizan un vehículo “de marca”.
Incluso tampoco eligen los modelos para correr por su potencia o cilindrada. Son numerosos los casos de quienes eligen los ciclomotores de 70cc ó 110cc y personalizarlos con lo que haya a mano con tal de tener un vehículo para participar de las salidas los fines de semana.
A su vez, este puede ser un factor que vuelve más peligrosa la realización de las picadas, ya que al exigir al límite este tipo de motos –diseñado originalmente para trayectos cortos o de paseo– las posibilidades de protagonizar un accidente se multiplican.
En suma, los frenos a tambor en las dos ruedas con los que suelen venir esos modelos, están lejos de ofrecer una respuesta óptima en caso de una emergencia a alta velocidad que, en uno de estos rodados, puede alcanzar los 100 kilómetros por hora.
La “preparación” de las motos consiste en tratar de adaptar piezas de otros rodados de mayor cilindrada o una tecnología mejor al motor de los modelos genéricos, como por ejemplo el carburador, el filtro de aire o la tapa de cilindros.
Cuando una moto está “tocada” para mejorar la respuesta, los jóvenes suelen hablar de ponerle “tuco”. Ésta es una de las palabras más escuchadas en este submundo. 

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