Tentación
MARKETING APLICADO

Tentación

La trampa de las redes.

Ya casi no queda nadie sin un perfil de redes sociales. Desde un comercio pequeño hasta un profesional con actividades técnicas complejas, como médicos o ingenieros. Todos se ven tentados en comunicar y abren sus cuentas. En la columna de hoy repasaremos el camino -en algunos casos errático- que recorren. 

La gran mayoría no tiene en claro a quiénes les está hablando, promoviendo un discurso que oscila entre un blog autorreferencial hasta discursos propios de un congreso de la actividad. En el medio, la gente, en una bruma de contenidos imposible de contener y absorver. “¿Qué está diciendo, señor?” 

Hoy en día es imposible no comunicar. Incluso no tener un perfil en redes es una forma muy válida de hacerlo. En más de una oportunidad he sugerido a clientes mantenerse al margen, sobre todo a personas de gran trayectoria en su profesión que no pueden capitalizar la herramienta. Sí, lo que digo es justamente eso: no tener una red abierta también es un rasgo muy potente de identidad. 

En la actualidad, muchos profesionales o pymes se ven “tentadas” por recomendaciones juveniles: “¿Cómo no tenés un instagram? ¡Tenés que abrirlo ya mismo! Yo te lo hago”. Un empuje inicial que carece de definiciones básicas: ¿Para qué, para quién, qué, cómo? 

Se trata de pensar antes que hacer, porque una vez que dimos el clic, se da vuelta el reloj de arena. Una hoja en blanco que hay que completar todas las semanas con coherencia y contundencia. 

Una cuenta abandonada o plagada de contenidos de baja calidad es una de las formas más efectivas de destruir trayectorias, y lo estoy viendo mucho. Personas de gran prestigio “empujadas” al ridículo en pos de ocupar lugares que no les son propios, forzando un rol como influencers; profesionales que no se sienten cómodos en el medio y a los que no les hace falta estar porque no les suma, al contrario, les resta. 

La tentación está a la orden del día y los recomendadores, que se nutren de cursos on line, olvidan el fondo de la cuestión. En todos los casos estamos hablando de comunicación, y el entorno digital no es el único ecosistema que debemos cuidar. 

Finalmente, esos profesionales o comercios se mueven en la vida real, de a pie, con las cortinas abiertas, una sonrisa de par en par o caminando de traje por el centro de la ciudad. Universos que deben ir de la mano porque ya no hay divisiones: lo que vemos en las redes forma parte de una misma trama de sentido. 

“Doctor, ¿cómo le va? Lo vi en redes, re divertido lo suyo”.

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