Cuando la marca es el genérico
FÁRMACOS

Cuando la marca es el genérico

Desde el inicio de la pandemia y algunos mucho antes, tuvimos que inclinarnos hacia una familia de productos farmacéuticos de venta libre que nos permitan superar algunos momentos. Un proceso de decisión que requiere atajos en la relación oferta-demanda, invade nuestro botiquín y tiene una larga historia detrás. 
Venga del aire o del sol, del vino o de la cerveza, cualquier dolor de cabeza se corta con un Geniol, pregonaba una milonga-slogan creada en 1931, un recurso que ya en aquél momento posicionaba al analgésico en el inconsciente colectivo. Desde ahí la marca se transformó en un genérico ineludible, es decir no había otra forma conocida y validada de pedirlo, casi una convención social. 
En la actualidad, el fenómeno se percibe cuando en la tele inicia la “propaganda”, ese momento retro por el cual los televidentes iniciamos un zapping pero que aún así, en medio de ese viaje, capturamos algunos estímulos. Si prestan atención, por lo general son productos de un mismo Laboratorio, que al final le pone la rubrica y empieza con “E”. Una compañía que lanza soluciones mágicas para cada una de las afecciones contemporáneas, reales o creadas. 
Reumatix, pielcita libre, No-tos, Fiebril forte y no se cuanto más. Un trabajo de naming (ponerle nombre a las cosas) y desarrollo de marca que captura nuestra memoria de forma inconsciente y al momento de enfrentar al farmacéutico surge como solución verbal, “quiero pielcita fresca”. Más allá de que luego puedan ofrecernos alternativas, la relación inicia condicionada, para bien o para mal, condicionada. 
No se trata de diabolizar este fenómeno, solo de ponerlo sobre relieve para comprender que muchas veces la convivencia con “el marketing” es ineludible. Por la simple necesidad de “acortar caminos” menciones, descripciones. Acaso no hay otra forma de denominarlos y pedirlos porque no tenemos la capacidad de retener los nombres de los genéricos que, en algunos casos son imposibles de recordar o directamente incómodos para el uso cotidiano. Implica darle espacio a la mente para que pueda contener información y esa es la carrera de los productos y servicios. 
Naturalmente, detrás de esta estrategia de imposición hay un negocio, por tal motivo la ley de medicamentos genéricos nos permite prescindir de la marca comercial sugerida por el médico y acceder a otra de menor precio. Una autonomía necesaria. 
Las marcas son eso, atajos, recipientes que contienen atributos, fortalezas, debilidades. Buenas o malas soluciones. Nos sirven para convivir en un mundo cada vez más complejo donde la información abunda. Naturalmente, el sentido crítico y las leyes que regulan cada actividad deben contener esos estímulos para que esa relación necesaria sea equilibrada. Termina la semana, voy en busca de un ácido acetilsalicílico AAS ¿qué cosa?: una aspirina por favor.

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