Picaflor
MARKETING APLICADO

Picaflor

La perspicacia al poder.

Por ahí alguna vez les pasó. Revisar el débito automático y encontrarse con sorpresas. Son esos servicios que tenemos que tener, los que van erosionando silenciosamente nuestra cuenta. El seguro del auto, cable, abono de telefonía celular e internet. De pronto, el espanto! Al chequear notamos que el incremento supera cualquier estimación inflacionaria, aún la de nuestro país. En la columna de hoy, el picoteo la única forma de pagar lo que realmente valen las cosas.  
Fue esta semana, pudo ser cualquier otra. Calculadora en mano y con la idea de controlar lo que estaba pagando percibí el descalabro. Si, entiendo que estamos en un contexto, año, década o siglo inflacionario pero ¿es para tanto?. Me armé de paciencia e incié las gestiones. Como un picaflor decidido a picotear empecé a escuchar esos llamados molestos, los que hacen las compañías frente a la posibilidad de cambiar frenéticamente de operador. 
Les cuento para los que no saben. Al parecer hay un momento límite, un precipicio, una fecha que hay que agendar. Se trata del vencimiento de las promociones. Seis o doce meses. Períodos que si olvidas van a dragar tus bolsillos, hasta el fondo. 
“Se te terminó la promo” responde amablemente la señorita de atención al cliente, esperá que armamos otra. Rapidito, sin resistencias. En pocos minutos, soy acreedor de un descuento que llega al 60%. Me siento bien, estoy feliz porque, por un tiempo, voy a abonar lo que vale. De pronto me pregunto ¿qué estuve pagando últimos dos meses? Digo por fuera de ese “gran” beneficio. 
¿Cómo hacen para darme semejante descuento? ¿cuánto ganaron solo conmigo fuera de este nuevo plan que amablemente hoy me adjudican? Lo digo en voz baja, no quiero que me lo quiten. No maten al mensajero. 
¿Cuánto valen realmente las cosas? Dejemos de lado las promos, los ciber Monday, black Friday y las bondades de pertenecer a la comunidad de no se qué cosa. Quiero saber el valor, neto, liso, real. ¿Qué me sale doña? Como cuando ibamos al almacén, a comprar pan. Sin misterios ni complejidades. El precio por favor. 
Parece ser que los productos y servicios ya no tienen valor monetario, hoy los parámetros son otros. Porcentajes, descuentos, promos, acciones especiales o “favores” por quedarte y no cambiar de compañía. Un nuevo lenguaje que hay que aprender para evitar la zoncera de pagar lo que sería el precio “de lista”. 
Te invito a picotear, a sumar perspicacia. A usar la picardía para cuidar tus bolsillos. ¿Ya revisaste el débito automático esta semana? Aprovechá la promo pica, pica, picaflor!

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