FÚTBOL

Nicolás “Xenón” Flores

Campeón con Rivadavia de Junín en 1964 y también en la Liga Independiente con El Boliche de Maipú, en 1965.

Nací en el barrio de Villa Belgrano. Era todo tierra en ese entonces. En el año cuarenta y pico asfaltaron hasta calle Tucumán y el resto todo baldío. En mi manzana estaba mi casa, la de al lado y el resto la nada misma. Enfrente, igual.

El asfalto llegó en la década del ´70, lo hizo Sahaspé y le trajo a Villa Belgrano un avance muy importante dentro de la ciudad.

Fui a la escuela 18, a pesar que me quedaba más cerca la 16. Terminé el primario y el secundario lo hice en la escuela Fábrica Yapeyú. La habían creado en el gobierno de Perón, estaba en Rivadavia entre Francia y Malvinas Argentinas. Enseñaban básicamente oficios. De ahí a laburar.

Estando en la secundaria, por los cincuenta, el gobierno hizo los campeonatos “Evita”. La escuela formó un equipo, pero intervinieron de manera mixta con clubes etc.

Llegamos a la final justamente contra Rivadavia, que era donde yo jugaba porque ya había fichado para los torneos de la Liga Deportiva del Oeste. Fue en cancha de Rivadavia y perdimos uno a cero.

Pero lo curioso de esto fue que Rivadavia pasó a la final provincial que se disputó en la ciudad de La Plata y me llevó a mí como arquero, si yo era jugador del club. Le ganamos a Azul, a Necochea y nos eliminó Bahía Blanca. Parábamos en la cancha de Estudiantes de La Plata, en 1 y 57.
 
A los 14 había fichado  para Rivadavia, en el ´49, en la quinta. Antes había cuarta B, cuarta especial, intermedia y primera.

Mi vieja no me quería dejar jugar al fútbol por miedo a que me pasara algo. El delegado de la quinta de Rivadavia era José Nigro y me había fichado en el campito. Vino a hablar a casa, pero mi  vieja no quería saber nada. Pero mis tíos que eran hinchas fanáticos de Rivadavia vinieron a ablandar a mi vieja y terminó cediendo.

No fui campeón con la quinta, pasé a la cuarta B y fuimos campeones en el ´50. Sin tener la edad me pasaron a la cuarta especial que jugaba de preliminar de la primera. A los 18 años comenzaron los campeonatos nocturnos en la cancha de Sarmiento y ya me llevaban como suplente de la primera. Atajaba Enrique. Jugué algunos partidos como titular y me tocó el servicio militar. Me mandaron a Campo de Mayo. Fui con el Cabezón Nievas.

Cuando volví ya no tenía cabida en la cuarta especial y en la primera estaba atajando Enrique.

Me vinieron a buscar de Deportivo Baigorrita, porque tenía un primo que era de allá. Vino y se llevó tres en total. Fui con un cetrofoward de Defensa Argentina, de apellido Gigena, y Aldo Traverso. Nos pagaban bien allá.

Después volví a Rivadavia. Estaba Delfor Ayué de técnico y como Enrique era maquinista de tren no podía tener continuidad. Entonces me dieron el puesto efectivo.

Y fuimos campeones en 1964 haciendo una campaña extraordinaria. En la mañana de la final con Ambos Mundos nos concentraron en la sede del club, nos dieron de comer temprano y comenzamos a sentir un bullicio enorme. Eran como tres cuadras de hinchas nuestros que ya se iban para la cancha de Sarmiento. La cancha reventó ese día. Jugaban Nievas, Gómez, que eran los dos full back. Luego estaban Chaparro, el Gallego Varela y el Pucho Banegas. Adelante Martínez, Félix Tobalina, Manolo Viaño, Noly Walton y Tito Guillotti.

Me lesioné en la final. Fue una jugada desafortunada a los 20 minutos que me chocó Cullerton de Ambos Mundos. Salí para achicar el arco y me rozó la frente. Tuve que salir porque me sangraba demasiado. La anécdota fue que después del partido las chichas de Rivadavia pasaban y me daban un beso en la frente, donde tenía la herida.

De la cancha de Sarmiento nos trajeron en camioneta y la gente en caravana acompañándonos hasta la sede. Fue un festejo tremendo.

El año anterior había salido campeón Ambos Mundos y nosotros un punto debajo de ellos. Eran los dos mejores equipos de ese entonces.

No era que iban los hinchas de los clubes solamente, iba gente de toda la ciudad a la cancha porque era un auge el fútbol y además no había otra cosa para hacer.

En 1965 jugué en la Liga Regional, el club Independiente que le llamaban el Boliche de Maipú, cerca de Agustín Roca. Era un club de los campesinos. Salimos campeones.

Ya no salen tantos jugadores porque los chicos están en otra cosa. La tecnología desplazó muchas costumbres de antes. Y la falta de campitos por progreso de las ciudades hizo un desastre.

Antes nos moríamos por ir a jugar al fútbol. Había un partido interesante un domingo y me levantaba temprano a ver como estaba el tiempo y no veía la hora de ir a jugar. Hoy  no le dan importancia los chicos. Le interesa más la confitería, el celular, internet y dejaron de lado el deporte.

¿Maradona o Messi? Los dos grandes por igual. Maradona en su época y Messi en la actual.

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