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FINAL DEL FUTBOL INTERLIGAS

Rivadavia (J) tuvo revancha y fue campeón

Después de perder el título el año pasado, donde debió conformarse con el subcampeonato, el albiceleste empató 1-1 ayer en el cotejo desquite con Newbery y le sirvió para adjudicarse el certamen pues había ganado en la ida por 3-1. Fotos en la galería

Rivadavia de Junín se quedó con el título. Fue el premio a un equipo ordenado, con una cuota importante de buen fútbol, que además tuvo regularidad y que en sus jugadores, a su vez, salió a relucir esas ansias de revancha tras el campeonato del interligas perdido el año pasado en la final con Sarmiento.
Un Rivadavia que creció respecto a la temporada pasada, sobre todo en experiencia, y que, por ejemplo, ayer se olvidó de la presión que podría haber significado jugar con un rival como Jorge Newbery, que venía con varios pergaminos encima.
En el partido arrancó mejor predispuesto Jorge New-bery. Manejó la pelota por intermedio de Escobedo y Amado. Pero le faltó profundidad, preocupó muy poco al guardameta Cristian Sosa.
Rivadavia de Junín hizo un interesante planteo. Ahogó al adversario en tres cuartos de cancha de campo rival y que, cuando pasaba por Oscar Sánchez, tenía salida rápida y generaba situaciones de riesgo.
Con el correr de los minutos la visita se fue adue-ñando del partido y Newbery sufría la ausencia de un jugador pensante ya que el equipo aparecía tan apresurado que daba la sensación que quería meter el segundo gol antes que el primero.
Así, a los treinta y tres minutos, Rivadavia de Junín aumentó la ventaja en esta final al convertir el primer gol del encuentro. Un rebote capitalizó Matías Rodríguez y puso el uno.
Tres minutos después llegó otra mala noticia para Newbery. La expulsión de Amado y directamente el conjunto local perdió la brújula.

Un tiempo distinto

El segundo tiempo fue muy distinto. Un Rivadavia que siguió jugando de la misma manera y Newbery acertó con un cambio (el ingreso de Jonathan Gon-zález por Labatti). Esta variante le permitió ser más agresivo en ataque porque logró explotar los costados y eso se sumó al adelantamiento del conjunto que ya se paró con tres en el fondo. A los dieciocho minutos llegó al empate. Una mano en el área, penal, y Casco puso el uno a uno.
La igualdad le dio una inyección anímica como para ir en búsqueda de los dos goles que le faltaban y tuvo, a lo largo del complemento, varias ocasiones para convertir. Pero le faltó precisión y, cuando la tuvo, se encontró con un arquero, Cristian Sosa, que se mostró seguro.
Rivadavia de Junín tuvo también de contraataque oportunidades para ampliar, aunque no las pudo aprovechar por falencias propias y un guardavalla De Giulio atento.
Llegó el pitazo final de Aldo Calógero -de excelente trabajo- y el festejo albi-celeste tuvo riendas sueltas.

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