Sebastián Pajoni habló con Democracia.
Sebastián Pajoni habló con Democracia.
DESTACADO ACTOR

Sebastián Pajoni: “Fue difícil, pero me legitimé como artista”

Referencia y profesional del mundo del arte y la actuación. En 2009, ganó el premio “Argentores” a mejor autor de Telenovela Episódica por “Ciega a citas”. Tuvo un lugar destacado en “Resistiré”, que lo llevó a la fama. Hoy tiene su propio emprendimiento en “Escuela de Teatro Junín”.

Historia de superación. Se impuso a los estereotipos y alcanzó la cima artística: donde se consolidó como una referencia. Esa es una síntesis de la vida de Sebastián Pajoni, palabra autorizada en el arte.  

Estudió en el Jardín N° 901, para luego continuar en la Escuela N° 1 y el Colegio Nacional. Fue en este último lugar donde le puso palabras a su vocación a través de un cartel que convocaba a estudiantes a realizar teatro. Ahí empezó a estudiar en la Escuela Provincial de Teatro durante tres años.

“Mi abuela tenía un televisor blanco y negro, yo me ponía delante de ese tele, agarraba una cuchara y hacía shows para mi familia”, recordó en diálogo con Democracia. 

También fue gracias a una obra que protagonizó en la Academia de inglés “Mackinson”, donde tuvo que cantar e interpretar la canción “Life is life”. Sobre aquel suceso, con gracia y de forma amena, comentó: “Cuando terminó la obra vino el padre de un amigo y me dijo: ´Nene, lo tuyo son las tablas´”.

Luego, se mudó a Buenos Aires, en 1992, para estudiar en el Conversatorio Nacional de Arte Dramático. Al respecto, contó: “Estudié en la Kennedy en la licenciatura en artes y ciencias del teatro, una carrera como artes combinadas de la UBA, pero más específica. Una carrera que ya no existe”.

“Hoy soy maestro y como maestro soy el más aprendiz de todos”, reflexionó. 

Prejuicios 

El mundo, y con él las personas, están conformados de prejuicios. Y este, justamente, proviene de la lejanía sobre determinado acontecimiento y, en ese sentido, del desconocimiento. Según la Real Academia Española, la palabra “prejuicio” quiere decir: “Juicio previo o idea preconcebida, por lo general desfavorable”.

Una manera de ejemplificarlo es la vida, de superación constante, encarnada por Sebastián Pajoni: quien, desde el silencio, se hizo un lugar a partir del ruido que generaron sus éxitos.

Tal contexto no se debe mirar con los anteojos de la actualidad, sino con los de aquella época. Por eso, para entender su presente hay que volver a las raíces.

“Había mucha resistencia de mis viejos, tuve que remar con toda una corriente en contra. Hasta que fuera un hobby estaba todo bien, pero, pensarlo como algo a lo que dedicarle la vida generaba muchos miedos. Por suerte, fui de cabeza con todo”, recordó sobre aquellos años. 

Al abordar tal situación explicó cuáles eran las condiciones con las que creció. Al respecto, expresó: “Que iba a pasar hambre: el fantasma de la pobreza. Ante esta decisión, aparece ese miedo proyectado de generación en generación. Fuimos generando bienestar económico a base de someter cualquier cosa, todo el presente en función del rédito económico. Hoy hay una vuelta a conectar con las emociones”. 

Sin embargo, no es sólo en el marco de su época, sino que es una práctica que se extendió al día de hoy, donde el prejuicio, y para sorpresa de muchos, sigue a la orden del día.

“No puedo creer que todavía siga. No hay ninguna carrera que te asegure nada: veo taxistas que estudiaron ingenierías”, ejemplificó. 

No solo en el ejemplo, si no también en la reflexión es cuando busca demostrar y atestiguar el lugar que ocupa en la actualidad el mundo del arte. Al respecto, analizó: “Ahora los más jóvenes no someten el presente por un futuro con rédito porque por ahí observaron que los más grandes logran plata, pero no felicidad”.

Y tal reflexión no se desprende porque sí, sino, del hecho de que Pajoni convive con todas las generaciones en el mundo de la actuación, siendo los jóvenes una pieza más (y clave) de todo ese entramado social. 

“Hoy me pasa que lo veo con muchos alumnos: como me metí en este mundo, para mi es normal convivir con el arte y relacionarme con personas del medio artístico, que conectas con la vida desde este lugar. Por eso, me extraña mucho ver cuando las personas no conectan con sus cuerpos o emociones y lo enfrento como maestro”, dijo y abordó su propio caso.

En tal sentido, continuó: “Me legitimé como artista. Es un camino arduo. Cuando conseguí vivir del arte me sentí legitimado. Hay todo un proceso interno porque nadie te legitima.

Ojo con creerte actor porque el día que te creíste tal dejaste de serlo, dicen los maestros. No hay que perder el arte de la cosa que es la búsqueda constante, el reinventarte y desaprender”.

Análisis profesional

Tras realizar un análisis macro por los prejuicios del mundo del arte, vale la pena abordar la historia de Pajoni de aceptación, superación y realización.

Acerca de esto, contó: “Hice un proceso de comprender y entender que la felicidad tiene más que ver con la paz que con la pasión, pero esto viene con la madurez. Estoy por cumplir 50 años quizás sea en parte eso. La felicidad, hoy en mi vida, está unida a la paz, a la armonía, y no a la pasión. Ahí siento que la agarro”. 

Si bien fue actor, productor, director; a todos los puestos/lugares que les “despierta pasión”, como él mismo aseguró, compartió: “Me pasa que tengo de ir de una cosa a la otra porque, por ahí, me aburro. Hago algo mucho tiempo y necesito de lo otro. Honestamente, e internamente, soy un actor: me encanta hacerlo y lo necesito. Lo otro no, pero quizás lo hago en búsqueda de la pasión”.

El análisis final es positivo. “Estoy muy contento. A veces me pasa que me frustro o me pregunto por qué ciertas cosas no se dan. Cuando pienso y me hago cargo de mis decisiones me felicito. Cumplí casi todos mis caprichos. Estuve en el prime time con 50 puntos de rating; hice Jardín Azul en canal 9; llené el Astral y escribí una tira”, evaluó. 

Escuela en Junín

Además de sus raíces, hay otra cosa que lo une a nuestra ciudad y es la semilla que plantó para el futuro. Al respecto, compartió: “Tengo una escuela con José Bernardi donde llevamos técnicas concretas de actuación: “Teatro clases Junín”. Tenemos 40 alumnos y hacemos muestras a fin de año. Pos pandemia, y por primera vez, hicimos un experimento teatral donde los actores salen sin texto para mostrar el lado vincular y emocional que se trabaja en las escenas. Fue algo bisagra para la escuela y la propuesta técnica”.

Entre tantos proyectos, Pajoni, contó que “la escuela hoy es mi prioridad. Me da algo fundamental y todas las decisiones que tomé tiene que ver con esto. Mi viejo me decía que tenía que trabajar para ser mi propio jefe, algo que en el arte es muy difícil, y la escuela me da independencia”.

Futuro

Con una vasta trayectoria en la actuación, y un devenir aún más próspero, Pajoni compartió los proyectos en los que se haya. Por ejemplo, la obra “La Patria al hombro”. “Es una obra que habla del 1870 cuando Sarmiento trajo a las maestras que instalaron el sistema educativo en la argentina. Es una bomba la obra, está funcionando mucho y ya cumplimos un año”, reseñó.

En diálogo con Democracia, adelantó que, próximamente, dicha obra estará en nuestra ciudad. “Estaremos en La Ranchería el 1 y el 2 de septiembre”.

Junín, las raíces

Si bien lo tiene muy presente por ser el lugar de donde partió todo, y donde hoy conserva a su familia, al ser consultado por su ciudad natal, Pajoni, contó: “Es mi pertenencia. Junín se siente en la sangre, en la carne. Hay particularidades mías que tienen que ver con eso: me lo dicen mis amigos y la gente que me conoce acá”.

Y continuó: “Tuve muchas etapas en Junín: mucho amor y mucha pasión. Me pude desarrollar y, a su vez, tenía un límite y me quería ir. En parte, fui a Buenos Aires liberándome de Junín. Transité épocas de enojo y años de ir poco”.

Entre tantos vaivenes, tanto personales como en su vínculo con nuestra ciudad, podría afirmarse que en la última etapa como profesional fue la que se impuso. Al respecto, reflexionó: “Hasta que apareció esto de legitimarme. Cuando a los 35 fui a la Ranchería con Alfredo Alcón fue como decir: ´Mamá, llegué´. Gestioné yo mismo ir a Junín en la gira nacional. Se me revivió todo el amor por la ciudad. Amo profundamente Junín y no es lo mismo que actuar en cualquier lado”. 

“Vuelvo a sentir mis principios, mis comienzos, cierta vulnerabilidad. Es como volver a desafiarme”, concluyó.

COMENTARIOS