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La matrícula de la Unnoba, en crecimiento.
EDUCACIÓN

La inscripción de alumnos en la universidad se mantiene en alza desde el 2020

Ese año aumentó un 14% en comparación con 2019. Al año siguiente se registró un 10%, tendencia que se mantuvo este inicio de ciclo. En el Instituto N°129 creció un 13% entre 2020 y el 2021. Este año, no obstante, la matrícula inicial total disminuyó un 10% respecto del año pasado.

La pandemia, la pospandemia, la virtualidad y la presencialidad continúan dejando sus huellas en el sistema educativo. Y seguramente el impacto de estos eventos  perdure por largo tiempo.

Uno de ellos es el incremento en la matrícula de estudiantes en las instituciones educativas. Por caso, en la Universidad Nacional de Mar Del Plata, la Universidad Tecnológica Nacional o las privadas como  Fasta y Caece, se registró un incremento de la matrícula que generó disparadores sobre los varios factores que pueden influir en la suba, tales como la vuelta a la presencialidad, el crecimiento de la virtualidad como formato educativo, la oferta educativa, y hasta la crisis económica.

Democracia consultó sobre la cuestión a la secretaria Académica de la Unnoba, Pilar Traverso; al director de la Unidad Académica de la Escuela Normal y el Instituto Superior de Formación Docente Nº 129, Mauricio Madrea y al director del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°20, Marcelo Ferrari.

Unnoba, en aumento

Durante el período que comprende desde el 2020 hasta el 2022, en la Unnoba se observó un crecimiento sostenido de las inscripciones, atribuidos a varios factores, según destaca Traverso. 

“No es posible pensar la Universidad  por fuera del contexto local, regional y nacional, y también tienen un peso las políticas institucionales que promueven la articulación con el nivel secundario y la prosecución de estudios superiores”, advirtió.

“La inscripción a carreras en la Unnoba para 2020 aumentó un 14% respecto del 2019. El incremento para el año 2021, fue de un 10% respecto al año previo. Esta tendencia se mantuvo en  2022”, indicó y agregó que “este año también hubo muchas solicitudes de inscripción una vez finalizado el periodo habilitado”.

Entre las carreras más elegidas por los ingresantes en 2020, 2021 y 2022, destacó, “se encuentran la Licenciatura en Enfermería, Abogacía y Contador Público. También se destacan la Licenciatura en sistemas, Licenciatura en administración, Ingeniería agronómica e Ingeniería en informática”.

Sin dudas, el dato más saliente, para Traverso, “es el crecimiento sostenido que ha tenido Enfermería cada año, situación que parecería responder a una mayor demanda del sector de salud y a las políticas educativas que intervienen en ese sentido”.

Según analizó, “estos incrementos en el número de inscriptos no se deben a una única causa. Hay diferentes situaciones que lo explican y que van desde un mayor reconocimiento regional que va adquiriendo la Universidad, muchas veces impulsado fundamentalmente por los excelentes niveles de inserción de sus graduados y la valoración que ellos hacen de su casa de estudios y también por los factores económicos, que hacen que ante la falta de trabajo, más personas se vuelquen a estudiar”.

En particular, “en el año 2022, la presencialidad plena también puede ser un factor de incidencia en el aumento de la matrícula, porque permite volver a los entornos formativos y se retoman los proyectos de quienes aspiran a los estudios superiores”.

El nivel terciario, con otra realidad

“Durante los últimos años la matrícula varió en un aumento del 4% entre 2019 y 2020, y en un aumento del 13% entre 2020 y 2021 (instancias de no presencialidad)”, señaló el licenciado Madrea. Y agregó que no obstante, “en inicios de 2022, la matrícula inicial total disminuyó en términos comparativos con el 2021 en cerca de un 10%”. 

Madrea analizó que, “la particularidad del aumento de la matrícula en 2021 tuvo que ver, en parte, con muchísimos estudiantes que veían en la virtualidad la posibilidad de continuar con otros ritmos, tiempos y organización que no son propios de una cursada presencial de entre cinco y seis horas diarias”. 

Según explicó en profundidad, “la evolución de la matrícula inicial es variable año a año y, por supuesto, con altibajos regulares.

Reflexionar en torno a los motivos tiene su complejidad, dado que necesitaríamos indagar en las motivaciones particulares, los distintos contextos económicos, sociales y familiares, y también ciertas tendencias que tienen lugar en las últimas décadas, tal como ocurre con el acceso progresivo y creciente a la educación superior”. 

Asimismo amplió: “Por un lado, sabemos por información relevada en nuestro Instituto, que cerca de un 30% de estudiantes que decidió o debió discontinuar su trayectoria en contexto de pandemia y virtualidad, manifestó la posibilidad de retornar a las aulas en instancias de presencialidad. Eso pudimos observar, aunque solo parcialmente, en este inicio de año”. 

Especialmente sobre la virtualidad reflexionó: “Parece ser claro que la cursada y el dictado de clases a través de la virtualidad acarrea una serie de dificultades vinculadas a la falta de acceso a recursos tecnológicos, pero también a la motivación y la socialización que parecen ser claves para entender el sostenimiento de las trayectorias”. 

Madrea destacó, en ese sentido, la importancia de los espacios institucionales: “Allí se ponen en juego una serie de encuentros, rituales, proyectos, sentidos de pertenencia y espacios comunes y de participación que son claves para entender algunos procesos de formación, socialización afectiva y motivación. Por eso es posible entender el optimismo y la alegría de docentes y estudiantes ante el “verdadero reencuentro”.

Consultado sobre la posibilidad de que un periodo de crisis genere un acercamiento a los estudios terciarios o universitarios señaló: “No tenemos información que indique que los períodos de crisis económica sean propicios para un incremento en la matrícula en los niveles superiores. A nuestro entender, y sería importante reflexionar al respecto, los períodos de crisis económicas alejan y dificultan el acceso a los jóvenes y adultos a la educación superior. En momentos en que el dinero no alcanza, muchos jóvenes y adultos buscan fuentes laborales que compensen la caída del salario, evitando también los costos que supone iniciar un estudio superior.

Por eso resultan tan importantes las políticas de inclusión y los sistemas de becas estudiantiles. Nuestros Institutos no funcionan en el vacío, sino en contextos que limitan o posibilitan”.

Según Ferrari, “en el caso del ISFDyT Nº20 no hubo variaciones significativas. Las cantidades de aspirantes e ingresantes se mantienen hace diez años”.

Aseguró que “la matrícula se mantiene constante desde 2013 aproximadamente. El pequeño aumento durante el bienio obedeció a que algunos estudiantes retomaron la cursada de algunas materias de la carrera porque la virtualidad les permitió cursar con horarios más flexibles”.

Ferrari consideró a su vez que la elección de una carrera terciaria, en muchos casos se da por “el acompañamiento a las trayectorias estudiantiles por parte de directivos, profesores, preceptores, bibliotecarias, que tiene su comienzo en el Taller Inicial, con énfasis en la alfabetización académica, prestando atención a la afiliación institucional y académica que se mantiene durante toda la carrera hasta el egreso”.

“Los Institutos son la única posibilidad en Junín para formarse como formadores”, señaló.

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