PANORAMA AGROPECUARIO

Estiman que el rendimiento en la cosecha de maíz será un 30% más bajo que la campaña anterior

La sequía del último trimestre de 2010 fue determinante para que la producción llegue a unos 70 quintales por hectárea, lejos del rinde récord del año pasado, cuando se alcanzó los 98 quintales. No obstante, en diciembre los pronósticos eran todavía más desalentadores. La soja también se verá afectada, aunque en menor medida.

Cuando se termine de levantar la cosecha de maíz que comenzó hace algunas semanas, los productores agropecuarios de Junín y la zona comprobarán que el rendimiento de este cultivo será inferior en un 30% en relación a la campaña anterior.
Lo cierto es que esto no tomará por sorpresa a los chacareros ya que se esperaba un notable recorte en las utilidades de los sembradíos, teniendo en cuenta la sequía que se dio en los últimos meses del año pasado.
Sin embargo, un escenario que a principios de año parecía aciago de a poco fue mutando, dado que se produjeron lluvias importantes durante enero y febrero que mejoraron la humedad de los suelos y provocaron una clara recuperación del maíz, lo que permitirá alcanzar el promedio de cosecha de los últimos años, algo que estaba en duda hace poco más de tres meses.
En tanto, la soja de primera y -en menor medida- la de segunda, también sintieron el rigor de la falta de lluvias y por eso se verán afectadas, aunque no tanto como el maíz.
En este sentido es necesario aclarar que la inversión económica que se hizo en los campos para el combate de plagas tuvo una influencia decisiva para que la caída de la producción no sea mayor.

Maíz

El último trimestre del año pasado fue el más seco que se recuerde. De hecho, no hay registros históricos que den cuenta de una marca más baja en cuanto a la caída de agua.
Esto se dio en el marco de un “Año Niña”, como lo fue 2010. Es decir que la influencia de la corriente de La Niña generó escasez de precipitaciones en la última parte del año por esta zona. Aunque esto es algo común, el panorama nunca fue tan alarmante.
Por supuesto, esa situación tuvo un fuerte impacto en la actividad agropecuaria y obligó a los campesinos a suspender la siembra de soja de primera por varias semanas.
Sin embargo, el cultivo más afectado por este escenario fue el maíz -que ya había sido implantado un tiempo antes- puesto que la seca se dio en un momento muy cercano a su “período crítico”, que es el de floración.
De esta manera, la producción de dicha gramínea bajó notablemente con respecto al año anterior.
Aunque la cosecha aún está en marcha y no se llegó a un número definitivo, se estima que la caída será de un 30%.
Los especialistas señalan que se observa un nivel de rendimiento muy desparejo en la zona, con lotes en los que se alzaron 50 quintales (5.000 kilogramos) por hectárea y otros en los que la producción trepó a 120 quintales.
Gustavo Franco, vicepresidente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín, aseveró que “hay una gran disparidad de agua y de ambiente por lo que no se puede hacer un análisis homogéneo de lo que será el rendimiento: en algunos campos será bueno, pero en otros será muy bajo”.
Por su parte, el ingeniero Juan José Cavo, jefe de la Agencia Local del INTA, aseguró que “el promedio del rinde en esta campaña va a estar cercano a los 70 quintales”.
El funcionario señaló que de confirmarse esta tendencia “estaremos en la media de los últimos años”, y detalló: “En enero el escenario era tétrico, pero después se sucedieron algunas lluvias que fueron mejorando el panorama. Si lo miramos desde el punto de vista de la cosecha del año pasado, podríamos decir que no es bueno, aunque hay que aclarar que la anterior fue una campaña récord. Pero si lo vemos desde la perspectiva que teníamos a principio de año, podemos afirmar que el rendimiento es favorable”.
Es que en enero se pronosticaba una pérdida que podía superar el 40%.
En este contexto, las mejores utilidades se están apreciando en los campos que fueron sembrados más tarde.

Soja

Antes de que comenzara esta campaña se esperaba una cosecha récord en los tres principales cultivos: trigo, maíz y soja. Sin embargo, eso fue imposible.
La soja también se vio afectada por la falta de agua del trimestre octubre-diciembre, aunque se supone que la incidencia en el rendimiento será menor.
De esta manera, Cavo señala que para esta leguminosa “el rinde va a estar entre 30 y 35 quintales en la soja de primera, con picos que pueden llegar hasta 50 quintales, y una muy buena producción en la cosecha de soja de segunda”.
Si los números finales están cerca de estas evaluaciones, la soja también mantendría el promedio de los últimos años.
Aunque prefiere no hacer predicciones, Franco remarca que “también hay disparidad” en los rendimientos “dependiendo de los lotes y las zonas”, aunque esos contrastes son menores que en el caso del maíz.
En tanto, el dirigente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos pone especial énfasis en la responsabilidad de los chacareros a la hora de invertir en la siembra de soja: “No todo depende del clima, el productor aprendió de las campañas anteriores, como las de 2008 y 2009, donde las plagas de ‘arañuela roja’ y ‘trips’, que aquí no se conocían, afectaron sensiblemente el rinde. Esta fue una campaña atípica, porque debieron combatirse plagas de sequía, como las que nombré, y otras de humedad, como el hongo llamado ‘mancha ojo de rana’. Eso implicó mucha inversión porque en el 70% de los lotes se debieron hacer dos aplicaciones para cada peste. Entonces no hay que subirse al triunfalismo de los rindes y los precios internacionales, porque el productor hace una gran inversión y eso implica un gran esfuerzo, principalmente para quienes alquilan campos”.

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