EN PLENO EXITO DE SU CARRERA, PROTAGONIZO UN TRAGICO ACCIDENTE QUE TERMINO CON LA VIDA DE UN GENIO

Alberto Olmedo: a 20 años de la muerte de uno de los referentes máximos del humor

Imposible no recordarlo: aparecía en la pantalla y regalaba humor y ternura. Desde Piluso a Rucucu, el actor hacía reír. Había nacido en un lugar humilde y la fama no lo encandiló.

El cómico Alberto Olmedo falleció el sábado 5 de marzo de 1988, hace ya dos décadas, al caer desde un piso 11, en Mar del Plata, pero para muchos sigue vivo en el recuerdo de un tipo de humor que en su momento parecía zafado y en estos días es un añorado modelo de sutilezas. Olmedo estaba en compañía de su ex pareja, Nancy Herrera, y su muerte fue el disparador de muchísimas especulaciones sobre la cotidianeidad de la farándula.
Hay tantos Olmedo como admiradores y detractores, sin duda; entre los primeros los que lo siguen festejando en reposiciones de TV como si estuviera vivo, y entre los segundos quienes ven en sus filmes Los colimbas se divierten o Rambito y Rambón, aparentes loas a las Fuerzas Armadas durante el período cara-pintada.
Olmedo, nacido en un conventillo del barrio rosarino de Pichincha, llevó el apellido de su madre, Matilde Olmedo, ya que su padre, José Mautone, abandonó a su sufrida pareja después de un largo período en el que hizo gala de los peores desplantes machistas.
Ocurrente, repentista, Olmedo –nacido el 24 de agosto de 1933– fue actor, puede decirse, desde que la suerte lo encontró trabajando como claque en el teatro La Comedia, de su ciudad natal. Esa tarea –consistente en reírse en los momentos adecuados o inducir al público al aplauso– lo acercó a lo que quería, y así se decidió a estudiar acrobacia, después de haber trabajado desde la infancia en verdulería, carnicería y otros oficios ajenos a sus intereses.
Integró el Primer Conjunto de Gimnasia Plástica en el club Newell's Old Boys y la Troupe Juvenil Asturiana, en la que su primer trabajo fue un baile "apache" en el que salía vestido de mujer en pareja con su amigo Antonio Ruiz Viñas (Toño).
El dúo cumplió actuaciones humorísticas desde el verano de 1951 y a fines del '54 el futuro Rucucu pisó Buenos Aires, sin Toño, para intentar suerte en el mundo del espectáculo.
Distintas circunstancias lo llevaron a trabajar como switcher –el que elegía las cámaras que salían al aire mediante una botonera– en el viejo Canal 7 y su comicidad innata permitió que fuera incorporado a La troupe de TV, donde estaban María Esther Gamas y Tincho Zabala.
Nunca les fue fiel a los libretos que le escribían, ni en La revista de Jean Cartier, donde era un profesor de locución, ni cuando hizo "Joe Bazooka", ni siquiera cuando ingresó al con-sagratorio "Capitán Piluso", escrito por su incondicional coequiper Humberto Ortiz.
Los chicos de dos generaciones se embanderaron con Piluso, un acontecimiento que trascendió la pequeña pantalla e incluyó una multitudinaria pelea de catch en el Luna Park con el entonces muy exitoso Martín Karadagian.
En marzo de 1958 se casó con Judith Jaroslavsky y luego de unas vacaciones en Uruguay pagadas por sus compañeros de trabajo, la pareja se instaló en una pensión de Azcuénaga y French. Su primer hijo, Fernando, nació en 1959, el segundo, Marcelo, en 1962 y Mariano, el tercero, en 1964.
Ese fue el año de su entrada por la puerta grande: los hermanos Sofovich, Gerardo y Hugo, lo convocan para Operación Ja Ja y el triunfo de encontrarse en un elenco de primeras figuras fue en paralelo de su separación de Judith, quien no le perdonó ciertas licencias extramaritales.
Su segunda pareja fue Tita Russ, compañera de elenco en el teatro Buenos Aires en la pieza En Villa Bonete ha sonado un cohete. Se casaron vía México y con ella tuvo a sus hijos Javier en 1968 y Sabrina, en 1970.
Olmedo ya era un ídolo: se sucedían No toca botón, El botón, El chupete, Fresco y Batata –con Porcel–, Alberto y Susana –con la Giménez–, cada vez con mejor cachet y condiciones de trabajo. En ellos, el "Negro" incorporó sus famosos "chivos".

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