El silencio habitual de las calles de Florentino Ameghino se cortó por algunos minutos el pasado lunes, alrededor de las 19 horas, cuando una familia comenzó a pedir auxilio desesperadamente a los vecinos de la cuadra. Su hija, de tan solo dos años, no reaccionaba.
“Francesca estaba jugando normalmente y le pidió a su mamá que le diera el pecho; en ese momento, mi mujer comenzó a moverla y veía que no reaccionaba, daba vuelta los ojos, estaba convulsionando. Salí afuera a pedir auxilio porque se me ahogaba mi hija y no sabíamos qué hacer”, contó Emiliano Molina en diálogo con Democracia.
Y en la misma línea, Molina continuó: “afortunadamente, en frente de la casa donde estábamos, vive una mujer policía de la Patrulla Rural llamada María Weinberger; ella salió con su hermana a la calle y, en ese momento, mientras llamaban a la ambulancia, llegaron dos efectivos más de la Policía Comunal, Santiago Mariani y Pedro Haugh que comenzaron a hacerle primeros auxilios y trataron de tranquilizarnos a todos nosotros. María se sacó la campera y colocó a Francesca de costado, le hablaba despacio, muy tranquila, le soplaba la carita y mi hija comenzó a tomar aire”.
“Fue todo muy rápido, llegó la ambulancia y trasladó a Francesca al hospital municipal; cuando llegó tenía bien los signos vitales y respiraba, pero recuperó el conocimiento a los 40 minutos. Cuando la sentimos llorar, recién ahí nos volvió el alma al cuerpo; fue un momento terrible. Daría mi vida por ellos -los policías que los ayudaron- porque le salvaron la vida a mi hija”, afirmó Emiliano con la voz quebrada.
La pequeña Francesca se encuentra en buen estado de salud, ayer miércoles fue dada de alta y está junto a toda la familia. Su papá Emiliano, su mamá Emilse y sus dos hermanas Alexia y Tiara de 7 y 9 años respectivamente.
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