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RECORRIENDO LOS BARRIOS

Los vecinos de San Martín solicitan más servicios de infraestructura y seguridad

A pesar de su crecimiento poblacional, aún resta mejorar algunas prestaciones básicas, como el gas natural y el asfalto. Además, aseveran que hay problemas con los delitos y el tránsito. Preocupación por el terreno ocupado del que dio cuenta DEMOCRACIA.

El barrio San Martín está delimitado por las calles Alberdi y Chile, la Avenida Intendente de la Sota y las vías del ferrocarril. Históricamente esa zona constituía un terreno anegadizo que, según refieren los antiguos residentes, “se llenaba de agua”.
Es por ello que, antiguamente, para hacer las vías de manera que los trenes pudieran transitar sin inconvenientes, se construyó un elevado terraplén y una alcantarilla de grandes proporciones, en la actual calle Chile, con el objetivo de permitir el escurrimiento de las aguas de lluvia hacia el otro lado y que este sector no fuese afectado, cuando las intensas lluvias llenaran en demasía la cañada.
Más adelante, la municipalidad rellenó la hondonada con residuos urbanos, lo que posibilitó la construcción de viviendas.
Sin embargo, aún existen áreas de este vecindario que continúan padeciendo los inconvenientes de los anegamientos posteriores a las lluvias, una situación que configura uno de los principales reclamos de los lugareños.
Aunque tal vez más insistentes sean las quejas por la inseguridad y la falta de infraestructura y servicios.
En tanto, en los últimos días se agregó una nueva preocupación, de la que ya dio cuenta este medio: la ocupación de los terrenos situados a la orilla de las vías, entre Arquímedes y Ángel María de Rosa, que si bien no se encuentran dentro de los límites del barrio, su cercanía genera inquietud entre los pobladores.

El vecindario

En las 30 hectáreas que conforman este barrio incluyen un sector en donde está instalada la planta de Obras Sanitarias Municipal y la Cooperativa Agrícola Ganadera, y un único espacio verde: la plazoleta Beder Lombardi, en Almafuerte y San Lorenzo.
A la vuelta, en Ameghino y Falucho, se encuentra la sede de la Sociedad de Fomento.
Hasta no hace mucho, había numerosos terrenos desocupados, pero en el último tiempo, una gran cantidad de familias han elegido este sector para construir sus viviendas, por lo que el vecindario ha adquirido un gran crecimiento poblacional.
“Este siempre fue un lugar tranquilo”, asevera Mirta mientras “manguerea” la calle en la zona donde está su casa, en San Lorenzo, a pocos metros de Paraguay.
Sin embargo, los residentes advierten que, de a poco, la tranquilidad se va perdiendo por el crecimiento de la inseguridad, y los servicios que empezaron a llegar hace algunos años, resultan insuficientes.

Servicios

Paulatinamente, los servicios fueron llegando a este sector, aunque de esto no hace tantos años. De esta manera, el agua, las cloacas, los desagües, el gas natural, el alumbrado público, el asfalto fueron obras que, de a poco, dieron vida y pusieron en valor al vecindario.
Sin embargo, ese desarrollo se dio de manera despareja, por lo que se advierte una división de un lado y otro de la calle Almirante Brown.
De todas las prestaciones básicas, la que presenta más inconveniente es la red de gas natural, dado que aún faltan cubrir 32 cuadras para completar el barrio.
En cuanto a la red cloacal, falta una cuadra, sobre Falucho, entre Paraguay y Chile, cuya concreción fue comprometida por el intendente para su actual período de gestión.
El otro punto que genera airados reclamos entre los vecinos es la falta de asfalto o cordón cuneta en numerosas cuadras del barrio, puesto que las lluvias generan inundaciones en las calles de tierra.
Alberto, que vive sobre la calle Paraguay, asevera que “cuando llueve se hace imposible andar por acá, los taxis no quieren entrar y acá somos toda gente de trabajo, que por más que llueva, tenemos que salir igual”.
Aunque los vecinos también reclaman que muchas veces sucede que hay gente que tira la basura en la calle y eso provoca anegamientos.

Inseguridad

En cuanto a la inseguridad, los vecinos consultados por este medio destacan que “siempre fue un barrio tranquilo”, pero que en el último tiempo la preocupación fue creciendo.
“Hay que tener mucho cuidado, a toda hora, no solo a la noche”, advierte Marita, y agrega que “la gente ya no se sienta más en la vereda”.
No obstante, el día en que DEMOCRACIA hizo la recorrida por el lugar, había algunas personas disfrutando del fresco de la tarde.
Francisco, un antiguo vecino del barrio, tiene una visión similar: “Este es un barrio de trabajadores, pero como sucede en todos lados, la inseguridad está a la orden del día”.
Más allá de los reclamos, los lugareños afirman que hay patrullajes, aunque resultan insuficientes.
Asimismo, la ocupación de los terrenos situados a la orilla de las vías, entre Arquímedes y Ángel María de Rosa -situación que fue informada por DEMOCRACIA- también sumó preocupación entre los lugareños. Si bien, dicho lote no se encuentra en este barrio, su cercanía generó un signo de alerta. “Uno no sabe quién se mete y qué es lo que puede pasar”, resumió un vecino que vive en las inmediaciones de la alcantarilla.

Tránsito


Por último, la velocidad a la que circulan los vehículos es un asunto que requiere una inmediata solución, según piden los residentes del sector.
En tal sentido, Almirante Brown, Alberdi e Intendente de la Sota son arterias que configuran un gran riesgo para los peatones que intentan cruzar.

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