El nadador local a poco de iniciar la travesía desde el puente de Saforcada, el pasado domingo.
El nadador local a poco de iniciar la travesía desde el puente de Saforcada, el pasado domingo.
ENTRE EL PUENTE DE SAFORCADA Y EL PARQUE NATURAL

Claudio López nadó más de quince kilómetros en una travesía que realizó en la Laguna de Gómez

Por las adversas condiciones climáticas que se registraron, tardó más de 15 horas en completar el exigente recorrido y cumplió el objetivo.

Lo consiguió. Tras casi 15 horas de nado, y a pesar de las condiciones meteorológicas que se complotaron para impedirlo, el deportista local Claudio López cumplió el domingo pasado con su objetivo de recorrer el tramo entre el Puente de Saforcada, sobre la Ruta Nacional N° 7, y hasta la zona de un conocido restaurante de la Laguna de Gómez.

El deportista local, quien está a punto de cumplir 60 años, cumplió con el desafío de recorrer el exigente tramo y, por las condiciones meteorológicas adversas de la jornada, le demandó cinco horas más de lo que había previsto.

"Fue una experiencia muy linda, agotadora, pero estoy feliz", aseguró López, quien el lunes próximo, 10 de enero, arribará a seis décadas de vida. Así, el nadador amateur logró su doble cometido: completar el recorrido y demostrarse a sí mismo y a las personas de su generación que "a pesar de la edad y el paso del tiempo, todavía se puede".

Le demandó un largo tiempo más que el que había previsto inicialmente. "Salí a las 8 de las mañana y llegué a 23.15. Había mucho viento y las olas que se formaban hacía todo más difícil", comentó López a Democracia, luego de haber calculado, días antes de la travesía, que conseguiría completarla "en ocho o diez horas".  

Agregó que "Fue una experiencia muy linda, me quedé sorprendido por el paisaje, muchos lugares que parecen vírgenes, a los que nadie va. Terminé muy cansado, pero muy satisfecho", afirmó el nadador, que estuvo acompañado en su desafío por la kayaquista Alicia Regalado.

En su trayecto, aproximadamente cada tres kilómetros, López sentía con fuerza los embates del viento. Sobre el final del recorrido, la amenaza de la tormenta que llegó por la noche fue un adversario más en su ruta hacia la meta.

"Arranqué con un ritmo de descanso cada una hora de nado, pero luego cada 45 mintuos, después cada media hora y a lo último cada 15 minutos. Llevé veinte bananas y me las comí todas. Como estaba el tiempo, nada alcanzaba para reponer energía", relató.

Como se lo habían advertido, luego de superar los 10 kilómetros de recorrido, comenzó a sentir el rigor de la prueba. "Un entrenador me había dicho que después del Puente de Lincoln me iba a caer. Llegué entero, pero a partir de ahí empecé a perder las energías", reconoció, sin dejar de expresar su emoción tras haber logrado cumplir el objetivo que se propuso.

"Me encantó el desafío y lo mejor es que, bien o mal, pude cumplirlo. En los últimos 500 metros se levantó la tormenta, el viento en la aguna se siente y el agua se pone más pesada", contó con el envión anímico que le dio haber concretado su objetivo y el deseo de enfocarse en una próxima aventura como nadador.

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