Julio Adalberto Ainchil: "El Gordo"
FÚTBOL

Julio Adalberto Ainchil: "El Gordo"

Nacido futbolísticamente en Independiente de Junín, pasó por Estudiantes de La Plata y Sarmiento.

Toda la vida me dijeron El Gordo, por la incipiente panza que siempre tuve. Nací en Junín, en el barrio de Villa Talleres, al 66 de Avenida Alvear. 

El barrio era todo de tierra. En ese entonces a las 10 de la noche pasaba un rondín policial a caballo. El policía tocaba un silbato fuerte y a los segundos le contestaba el compañero que iba a cinco o seis cuadras de distancia, nunca iban juntos. Esa era la seguridad de la ciudad por la noche. Cambió todo, lamentablemente para mal por los tiempos que se viven.

Acá había casas porque era un barrio de ferroviarios y se construía permanentemente. Era un barrio con mucho progreso.

Después estaba el campito que le decían de Sánchez. Ahí vivía mi abuela, la madre de mi mamá. Ella era Sánchez de apellido, justo en la esquina del campito. Entonces los que iban a jugar al fútbol, para que los padres se ubicaran dónde estaban, le decían “vamos al campito de Sánchez” y nada que ver porque era un descampado sin dueño. Pero era por mi abuela el nombre, que vivía ahí en ese entonces calle Pampa.

Cuando terminaban de jugar al fútbol, todos sin excepción, se cruzaban a la casa de mi abuela que tenía una bomba manual y se  refrescaban un poco. Muchas veces seguían jugando.

Fui a la Escuela N° 18. Estaba también la N° 41. Pero en aquel tiempo las viejas tenían esas cosas en la cabeza como que en la 18 se enseñaba mejor. Nada que ver. Yo no salí demasiado inteligente que digamos.

Después de la primaria fui a la Escuela Comercial que recién estaba comenzando en el legendario edificio de la calle Lebensohn, enfrente del Industrial.  Cuando llegué a cuarto año me vinieron a buscar de Estudiantes de La Plata y mi vieja me quería matar, prefería que me recibiera.

En el barrio se jugaba al fútbol. Había un morocho que andaba por todos los campitos reclutando jugadores para Independiente: el Negro Castro. De todos los barrios sacaba jugadores, por ejemplo, se trajo al Piojo Garbe del barrio de las Morochas, a Peteca Molina de otro.

Pero Independiente no tenía ni cancha. Jugaba en la que le iban prestando. Sin embargo, como teníamos una selección de todos los barrios no nos podía ganar nadie en las inferiores. Al llegar a primera ya no pudimos ganar el título, pero en las formativas éramos imbatibles. Teníamos record de títulos y todo por el Negro Castro.
Después Independiente fue vendiendo jugadores, por ejemplo, a Peteca Molina lo vendió a Jorge Newbery, a mi a Sarmiento.

Lo de Estudiantes de La Plata fue así. Acá estaba Edgard Aramburu, que me promovió a la primera de Independiente. Y como le gustaba como jugaba, tenía los contactos con la gente de Estudiantes y me mandó para allá. 

Estuve un año en la cuarta división, con Juan Echecopar de Pergamino, y fuimos campeones de punta a punta.

Me volví a Junín y justo habían vendido a la Mula Ochoaispuro de Ambos Mundos a San Lorenzo. Entonces habían quedado que hacían un partido con San Lorenzo en Junín. Pero como contra Ambos Mundos no daba el tándem, lo hicieron contra Sarmiento en el Eva Perón. 

Y vino San Lorenzo con Irusta, Veira, Rendo, un equipazo. Resultó que me vinieron a buscar para jugar esa noche. Les dije que sí. Salió un partidazo. Jugaban Hebert Pérez, Medina, y empatamos uno a uno.

En Sarmiento estaba de técnico un tucumano, Hernández, y le gustó como jugué. Ahí Sarmiento me encaró derecho para que me sume al profesionalismo. Y le dije que hablaran con Independiente por el pase.  

Resultó que Sarmiento le pagó al Rojo el pase mío con ladrillos. Con esos ladrillos Independiente levantó los vestuarios, los que están actualmente. 

En ese tiempo habían vendido a Deantoni a Gimnasia de La Plata y le pagaron con alambre. Ese es el alambre actual de la cancha, todavía en pie.

En Sarmiento me fue bien. Estuve tres años al lado de Taqueta Barrionuevo, Hebert Pérez, dos maestros de la pelota. También estaban Cambareri, Bisón, Medina, Becé, la China Ayala, Córdoba, Munición Oyarzábal. Yo jugaba de 5.

Después de Sarmiento me fui para el lado de Córdoba. Resultó que un gerente de casa Arteta, un tal Benfato, estaba ligado a Sarmiento y me recomendó. Estuve dos años, solté amarras con la comida y ya no jugué más.

El fútbol de ahora es mucho más rápido. Antes se veía más el dominio de la pelota. Si yo jugara hoy como antes, no me dejan ni dar vuelta, me afanan la pelota. Hoy son aviones. Se juega mucho físico. Antes el número 10 pensaba. Hoy lo hacen correr como un atleta. 

Antes se jugaba en la calle y había que ser vivo con la pelota. Tenías que tirar un túnel y lo hacías, si perdías la pelota no pasaba nada. Hoy andá a tirar un túnel y perder la pelota, hasta los periodistas te crucifican. 

¿Maradona o Messi? En mi época lo que hizo Maradona fue extraordinario. Pero lo de Messi se sostiene más en el tiempo. Lo de Maradona fue más corto. Messi hace más de diez años que está en la cima. Yo pienso que no tiene que jugar más y sigue haciendo maravillas. Increíble. Y lo corona con una vida extrafutbolística digna del mayor de los elogios. Esto lo potencia como jugador para toda la historia.<
 

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