Toti Iglesias entrevista
El Toti Iglesias habló con Democracia.
ENTREVISTA CON DEMOCRACIA

Toti Iglesias: “Sarmiento me catapultó hacia el fútbol grande”

El exdelantero que jugó en el Verde entre 1980 y 1981 recordó el ascenso a Primera, analizó el escenario nacional del fútbol y eligió tres goles con la casaca "vergolaga". “Este club me dio confianza y me devolvió la vida”, dijo.

José Raúl Iglesias nació el 6 de marzo de 1957 en Capital Federal. Realizó las divisiones juveniles en San Lorenzo de Almagro, donde debutó profesionalmente, y se retiró en Lanús. Pese a todo ello, al hacer mención a su nombre en Junín los futboleros lo asocian rápidamente a Sarmiento con un grato recuerdo: los goles decisivos y el primer ascenso a la máxima categoría del fútbol argentino exponen la relevancia del exdelantero "verdolaga".
En una entrevista con Democracia, el “Toti” recordó su paso por Junín, analizó la situación deportiva actual de Sarmiento y compartió qué hace en la actualidad.

-¿Qué lugar ocupa el Verde en tu trayectoria deportiva?
-Siempre lo digo cuando doy notas, ocupa un lugar importante. Me devolvió la vida. Estaba debutando en Primera, en un momento tambaleante, sin estar afianzado y tenía muchas dudas de cómo iba a seguir mi carrera deportiva. Sarmiento me dio la confianza, al darme la camiseta, y el resto lo hice yo: al entrenar y hacer goles. Soy muy agradecido al club porque me catapultó hacia el fútbol grande. Me sacó de las arenas movedizas. Si no me iba bien en 1980, hubiese dejado el fútbol o, quizás, terminaba en la Primera C. 

-¿Te sentís un referente en la historia del club?
-Me lo hicieron notar. Antes no había redes sociales, en cambio, hoy en día, tengo un montón de gente de Junín que me escribe. Además, en el estadio está mi nombre, en una de las canchas de la Ciudad Deportiva, votaron por internet y me eligieron como uno de los tres jugadores más importantes del club y el nombre de la filial de La Plata. Son detalles que no pasan desapercibidos y hay muchos más que no he nombrado. Me convirtieron en un ídolo deportivo. A veces me siento avergonzado por la manera en que me tratan, me tienen allá arriba, en un pedestal. Como dije, estoy eternamente agradecido. Yo hice lo que sabía hacer, que eran goles, y ellos me lo pagaron con un gran afecto que perdura al día de hoy, después de cuarenta años.

- ¿Los tres goles que más hayas gritado en Sarmiento?
-El que le hice a Atlanta, cuando íbamos cabeza a cabeza y faltaban cinco o seis fechas para terminar y salir campeones. Ganamos 2 a 0, con los dos goles míos. Y, sobre todo, el del final: cuando salimos campeones una fecha antes y le hice el gol a Chacarita en Junín. Íbamos 1-1, con el empate no éramos campeones, y faltando tres minutos hago el gol del campeonato. Si le faltaba una frutilla a la torta era esa, hacer el gol del ascenso sobre el cierre del partido. Es como cuando vas a ver una película y decís: ´el final feliz´. Fue eso.

-En ese gol, ¿cerraste los ojos y le pegaste?
-Nunca cerraba los ojos. Una de las grandes virtudes de mi carrera era esa: el oportunismo dentro del área. Muchos se sorprendieron en la vida y se preguntaron: ´¿Cómo hace para convertir?´. Yo jugaba en puntas de pie, para tener una mayor reacción y ganar los rebotes, y con los ojos bien abiertos. No era un dotado técnicamente ni podía gambetearme a tres jugadores. El gol a Chacarita fue así: vino un centro del Lobo Fischer, la paré con el pecho y le di un bombazo abajo. La foto del momento parece que cerré los ojos y le pegué fuerte, pero no, la quise poner ahí. No me acuerdo de nada después de que la pelota tocó la red.

-De las tres finales que perdió el Verde, ¿cuál te hubiese gustado jugar?
-La más cercana, que me pareció increíble, fue la de la cancha de Banfield con Arsenal. Ese día fui a la cancha y me pareció una locura la cantidad de goles que desperdició Sarmiento. Sigo sin creer el remate desviado de Penco, que la tiró por arriba del travesaño. También erraron dos o tres remates más que no los podés desperdiciar en una final. Esa me parece que fue la más evidente. La que perdió con San Martín en Tucumán fue 5-1, ¿de qué te vas a quejar? La última contra Central Córdoba también fue triste. Seguimos siendo nosotros los únicos campeones de la historia, porque la otra vez, cuando ascendió a Primera, fue junto a diez equipos. Esto potencia mucho más lo nuestro, los del año 80, porque fue la única vez que el club fue el campeón durante un torneo largo.

-¿Qué tenía ese plantel?
-Terribles guerreros. Empezamos jugando mal. Luego de diez fechas, se le cortó la cabeza al técnico y vino Juan Carlos Montes, y nos hizo jugar diferente: dos líneas de 4, que defendían a morir y no les entrabas ni a palos, y arriba eran pelotazos para mí y el Lobo, yo tenía toda la potencia y él me las bajaba. Cuando él ya no pudo jugar, lo hacía Aldo González, un chico de Junín que era fuertísimo. El equipo se dio cuenta de que tenía que jugar así y estuvimos una rueda invictos. 

-Si tuvieras que elegir a un delantero que se parezca a tu estilo de juego, ¿a quién citás?
-Me dio la sensación que (Pablo) Magnín es muy parecido. Cuando jugué en el Verde lo hice de 7, no como 9. Hacía diagonales y definía. Cuando lo veo a él me recuerda a mis tiempos. Quizás el Pocho Cerutti, pero lo de él por Sarmiento fue otra cosa: desbordaba y tiraba centros, no era goleador.

-¿Qué comentario te merece el exentrenador Iván Delfino?
-Me llamó la atención porque siempre estuvo cerca del ascenso y ahora quedó a cinco partidos de jugar una final nuevamente. Imagino, sin saber del tema, que debe haber un tema interno porque no es normal que un DT que va primero y está a punto de escribir la historia en un club deja todo para ir a Patronato. Es algo llamativo.

-¿Y en cuanto a estilo de juego?
-Es algo parecido a lo que nos pasó a nosotros: el que iba a ver a Sarmiento en 1980 no decía “qué bien juega este equipo”. Como te dije, era un equipo de palo y palo, y ganar. Delfino hacía algo parecido: sumaba y sumaba, y de vez en cuando perdía un partido.

-En la Liga Profesional, ¿quién te gusta?
-Sigo mucho a Racing y siempre quiero que le vaya bien. Al margen, considero que no es serio lo que hacen los directivos de nuestro fútbol: arrancan con cuatro descensos y después lo sacan, eliminaron los promedios, se juega una copa que no tiene ningún sentido y se cambian las reglas de juego continuamente. Este torneo perdió toda seriedad. Prefiero mirar las ligas extranjeras.

-¿Qué es de tu vida en la actualidad?
-Estoy retirándome de la actividad futbolística. Hace veinte años que me vengo dedicando a la representación de jugadores y desde el 2017 tomé la decisión de ir dejándola porque es muy movida y desgastante. Dejé de renovar la camada de los jugadores que iba teniendo. El último que tuve fue Gonzalo Rodríguez, el central que jugó en San Lorenzo, y me retiré de la actividad con él.

-¿Cómo trabajas el tema del retiro deportivo?
-Es la parte más difícil que tiene que enfrentar el jugador de fútbol en su trayectoria deportiva. A lo largo de tu carrera te vas preparando para jugar, pero cuando dejás la actividad a los 35, se te pasó la hora en el deporte aunque sos joven para la vida. Tenés que estar preparado porque te sacan el privilegio de hacer algo que te gustaba y te pagaban bien. No pasa solo por lo económico, sino también por lo mental: no tenés que rendir más examen y te cambia la rutina. Tenés un vacío muy grande en el pecho que no te lo llena nada, es como que te saquen el jueguete de tantos años y tenés que empezar de cero.
El Toti no solo escribió la historia grande en Sarmiento, sino que lo siguió haciendo hasta este año con sus representados, y espera iniciar el 2021 con una hoja en blanco para comenzar de 0 y darse una nueva oportunidad, esta vez, alejado del deporte.

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