Con mayor énfasis en el deporte, propio de su experiencia como jugador y entrenador de distintas instituciones, tanto a nivel local como en la zona, Ricardo Carmelo Calabró también cubre un lugar especial en el mundo ferroviario al trabajar desde hace varios años en Trenes Argentinos como jefe del área de limpieza.
“´Morsa´ me pusieron mis hijos y mi nieto me dice así también. En Villa me dicen ´Nego´, en lugar de ´Negro´, me cargan con eso”, inició.
En diálogo con Democracia, Calabró recordó su infancia en nuestra ciudad, abordó los años que empeñó en el fútbol y resaltó la importancia de tener un “plan B” en la vida de los deportistas.
Infancia
Nacido, crecido y con presente en nuestra ciudad, Calabró tiene unas largas raíces juninenses. “Nací en el barrio de Villa Belgrano, donde vivo actualmente, a la vuelta del Club Villa. Mi mamá, Juana, era ama de casa y mi viejo, Carmelo, era abastecedor de carnes. Él con mis hermanos iban al matadero y carneaban las vacas y las repartían en las carnicerías”.
A nivel formativo, realizó la primaria en la Escuela N°18 y el secundario en el Comercial. “Era vago de pibito, no terminamos la secundaria. Tuve intenciones de terminarla cuando estuve en Buenos Aires, pero me cambiaron los horarios laborales en el ferrocarril y nunca lo terminé”, indicó.
Una infancia ligada a la pelota y a los amigos de barrio, transcurrida entre la sede y la cancha de Villa Belgrano, junto al valor del trabajo duro como bandera, Calabró fue creciendo haciendo su experiencia en el mundo del fútbol.
Jugador
Si bien formó parte de distintas instituciones, se pueden destacar dos a nivel local que ocupan un lugar excepcional: Villa y Sarmiento. Cada una tiene su fundamento y su razón de ser particular, pero ambas marcaron a Calabró. El Verde, especialmente, fue el lugar donde hizo casi toda su adolescencia a nivel formativo.
Sobre sus recuerdos como jugador comentó: “Los que no jugaban bien en esa época no jugaban. Era otra visión del futbol. Estuve de los 8 hasta los 17 en Sarmiento y después volví a Villa”.
“Como mi tío era de Sarmiento, me llevó al Verde. Fiché en la Octava con Pepe Rusiñol, un maestro, un lírico. Yo quería jugar de puntero izquierdo, pero como era flaco y alto me mandó a la cueva”, recordó.
Con un vasto desempeño como marcador central, al ser consultado por las características que tiene que tener un jugador que se quiera desempeñar en esa posición describió: “A mí me gustan los centrales que son fuertes en la marca y, si el partido lo da, que sean de salir jugando. Son 11 jugadores y los centrales tienen mucho más tiempo para tener la pelota y poder provocar que el equipo juegue bien desde el fondo”.
“Últimamente no se ve mucho. Díaz, de River, me gusta y me parece muy completo. Insaurralde, en Sarmiento, que es grandote, brinda mucha seguridad, es un tipo que ha jugado en clubes grandes. Son jugadores que no te van a dejar un metro”, añadió.
Precisamente, el rol activo que desempeñan los defensores fue una de las cosas que mutó con el tiempo. En tal sentido, respecto a los cambios vivenciados en el fútbol, Calabró describió: “hoy es mucho despliegue y juego físico. Hay pocos equipos que van para adelante y creo que el fútbol argentino está medio estancado. El mejorcito de lo que vi este campeonato es Racing, que tiene recambio y buenos jugadores. River también es un equipo que ataca directamente”.
“En la época que yo jugaba, tuve de técnico a Héctor Mosca, jugábamos con línea de 4, con líbero y stopper, tirábamos el achique y fuimos una revolución. Hoy es otra época: algunos juegan con línea de 4 y otros con 5. A mí me gusta tener dos volantes de marca, tres ofensivos y un buen delantero. Vendría a ser un esquema de 4-2-3-1”, comparó.
No solo lo netamente futbolístico abordó, sino también aquello que pasa con los futbolistas fuera de la cancha. “Presto atención a todo. Miraba a los Sub 23: están todos tatuados y estéticamente se cuidan mucho”, señaló.
Y opinó: “Antes no era así. A mí no me molesta y tampoco es algo que me gusta. Quizás es la moda, son etapas: antes se jugaba con el pelo largo o cinta en la cabeza. Me interesa que el tipo juegue, se divierta y sea positivo para el equipo”.
DT
Además de su bagaje como jugador, también supo dar sus pasos como entrenador en distintos equipos. Al respecto, recordó: “Me ha tocado agarrar equipos muy básicos y sin muchas figuras. Hemos ganado con Villa un campeonato, en el 91, con un equipo limitado, pero con mucho orgullo y un lindo grupo”.
“Con el correr del tiempo, cuando vas teniendo la chance de sumar jugadores de experiencia y buen pie, la idea es tratar de jugar. No es tanto lo de antes que era poner y rascar”, continuó.
Su experiencia como DT, sumado a su pasión por el fútbol, le posibilitó abordar el caso de Sarmiento. “Lo sigo y lo voy a ver siempre que puedo. Ha tenido muy buenos partidos y otros no tanto. Están todos los equipos muy parejos, salvo cuatro o cinco equipos que están un escalón arriba”, analizó.
En torno a la figura de Rondina evaluó: “No veo que se haya podido afianzar y tuvo la urgencia de sacar resultados. El Verde no tiene un plantel con grandes jugadores, de renombre, y le es todo cuesta arriba”.
Deporte
“El deporte me ha dado la posibilidad que pueda, hoy con la edad que tengo, disfrutar la vida. Hacer actividad física desde muy chico me ha alargado la vida porque uno tiene sus desarreglos que hace permanentemente: fumás o tomás algo”, expuso.
Y manifestó: “Cualquier deporte es muy bueno y más cuando uno es chico. Hay que prepararlos con el tema de la educación y la salida laboral. Que el deporte los contenga y les dé una salida laboral”.
En tal sentido, acerca de la importancia de tener un “plan B” en la vida expresó que “los que llegan la tienen quizás un poco más fácil de los que no llegan porque con sus ahorros pueden mantenerse. Otro deportista si no tiene una formación laboral o de estudio termina en una fábrica o realizando un oficio”.
“Creo que la formación deportiva va con el estudio y lo laboral. Yo tuve la chance de hacerlo con mi viejo, pero lo desaproveché. Igual, a los 13 años empecé en Alberto Refelippe lavando los pisos. Eso me dio la chance de formarme y hacer unos pesos”, cerró.
Ferrocarril
Desde hace varios años, Calabró, es un empleado ferroviario. “Estoy trabajando en Trenes Argentinos en el área de limpieza en el tren de pasajeros a Buenos Aires o Mendoza. Trabajo de lunes a sábado de 8 a 16”, detalló.
“Tuve mi tío laburando cuando el ferrocarril era un lugar muy importante en Junín. De parte de él, fue un emblema que siempre había querido para trabajar”, compartió y opinó: “Es una fuente importante de empleo. A nivel nacional lo tendrían que poder activar haciendo vías nuevas para poder circular el tren de cargas y de pasajeros”.
En función a lo aprendido en tal rubro afirmó: “El que trabaja en el ferrocarril, y no trabajó nunca, lo empieza a querer porque te da vocación: lo siento como propio por la atención al pasajero, estar bien presentado, ser más solidario con la gente, el compañerismo con las personas de trabajo. Vas con la remera de trenes en cualquier línea y no te cobran pasaje porque sos un ferroviario más”.
Al comparar el mundo ferroviario con el mundo del fútbol comentó: “Noto que en ambos se arman muy buenos grupos de trabajo. Fomenta mucho el compañerismo. Antes, en trenes, el primer día que cobrabas comíamos asado”.
Junín
Casi toda su vida, Calabró, la pasó en nuestra ciudad. Fue el lugar donde nació y, actualmente, es el lugar donde elige vivir. Es una palabra autorizada en lo que respecta al fútbol regional porque conoce y trabajó en la zona.
“Junín, futbolísticamente en la zona del noroeste, es lo mejor que hay: tiene un equipo en la máxima categoría del fútbol argentino y tiene mucha competencia a nivel regional”, consideró.
Sin embargo, su análisis local no se redujo exclusivamente al deporte, ya que, también hizo énfasis en lo que representa nuestra ciudad, como urbe, a nivel regional.
“Estuve 13 años viviendo en Buenos Aires y puedo decirte que Junín está lindo. Amigos que han venido les ha gustado. La parte céntrica está buena. Es una ciudad pujante que se ha quedado un poco en el tiempo”, dijo.
Y reconoció: “Se ha mejorado mucho en las comodidades: asfalto, luz, agua, gas, ha crecido muchísimo. A comparación cuando nos criamos, jugábamos con pelota de tela barrio contra barrio y eso no existe más. A nivel seguridad, no estamos tan mal como otros lugares. Trabajé en el oeste y ahí: salís y no sabés si volvés”.
Finalmente, al hacer un balance personal concluyó: “Me siento reconocido por la gente y estoy muy agradecido. Fui a Vedia o Chivilcoy y, cuando se enteran que estoy ahí, me invitan a comer un asado. En Independiente de Chivilcoy nos recuerdan como el mejor equipo en la historia del club en el 81/82”.
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