Luego de la sequía en el río Salado quedan al descubierto los distintos estratos de sedimento que se fueron depositando luego de la canalización del 2004 del Plan Maestro. Además la erosión natural arrastra y deposita fósiles que se desprenden de las riberas, sumado a esto la acción y la intervención humana y de animales (ganado y caballos) van modificando el paisaje e impactan directa e indirectamente en el yacimiento.
En una entrevista con Democracia, la Dra. Marcela Torreblanca, directora académica del Museo Legado del Salado nos informó que desde febrero de este año se inició un nuevo proyecto de investigación integral que abarca el yacimiento desde el puente Macucho hasta la caída de agua de la laguna de Gómez (geología y paleontología) y el puente Morote (arqueología).
En este nuevo proyecto, la Asociación Paleo Junín, entidad que tiene a cargo el área académica y educativa del Museo Legado del Salado, reúne los recursos científicos para poder llevar adelante la investigación.
Entre las proyecciones, se intenta estudiar el impacto antrópico, los ciclos de cambios climáticos. “Este es el primer proyecto científico que comenzamos de forma interdisciplinaria, ya que el anterior era de prospección y rescate, algo muy importante porque a través de ello se puso en valor el objeto fósil en sí mismo”, dijo Torreblanca.
“Pero los estudios científicos realizados fueron aislados, referidos a restos en particular, de gran importancia para la clasificación y el status del museo, pero al hacerlo de forma particular por investigadores externos, su proyección era escasa en la comunidad científica reconocida”, afirmó.
Actualmente, en los trabajos de campo se ha comenzado un relevamiento estratigráfico y tafonómico del yacimiento. “La tafonomía es una ciencia subsidiaria de la paleontología que estudia a los fósiles desde su formación, como se depositaron, los cambios que sufrieron, su recorrido, los cambios que se fueron dando en su contexto e internamente a través del tiempo y los impactos ambientales. La estratigrafía es una rama de la geología que identifica y ubica temporalmente comparando y sistematizando los estratos o capas de sedimentos que se fueron depositando a través de los distintos periodos, donde están depositados fósiles significativos, propios de cada estrato”, explicó.
En el proyecto trabajan diversos profesionales científicos y técnicos: la paleontóloga Dra. Natalia Lucero; los arqueólogos Analía Quaranta y Sebastián Bocelli; la antropóloga Leticia Balocco; los geólogos Federico Saponara, y Carlos Scandolera, más personal técnico y de apoyo dirigidos por José Ignacio Zuccari. También se cuenta con el aval y el apoyo de científicos del Conicet y del SCIC (Madrid, España), la Fundación Felix de Azara, entre otras instituciones científicas; pasantes de estudiantes y becarios de la Universidad Nacional de los Comechingones (Merlo, San Luis) y en un futuro se piensa crear vínculos con otras universidades, como la Unnoba. “Seguramente otros especialistas se sumarán a este proyecto a largo plazo”, manifestó.
Otro proyecto
En el proyecto anterior del Museo Legado del Salado se hacía hincapié en el rescate de los fósiles que aparecían en el río removidos por la canalización, la erosión posterior, las fases de inundaciones y sequías, debido a la urgencia de preservar ese patrimonio y resguardar ese valioso material en nuestro repositorio para su estudio posterior.
El objetivo principal era la identificación de los restos y su clasificación, algo que se continúa haciendo en el laboratorio. Desde el año 2018, el paradigma de protección del patrimonio paleontológico se fue reformulando porque se reglamentaron nuevos artículos de la ley N° 25743.
“Como referente del Museo estuve participando junto a nuestra paleontóloga, Natalia Lucero, en distintas reuniones de grupos provinciales y nacionales, como la Asociación Paleontológica Argentina, la Red Provincial de Museos, donde se fueron estableciendo nuevos encuadres y reglamentos de esta ley, específicamente en lo que respecta a la protección y estudio de los yacimientos. En los cuales se determinó que la responsabilidad de los mismos recae en entidades científicas y que el Estado debe garantizar su preservación. Entendiendo por Estado la actividad coordinada nacional, provincial y municipal”, informó Torreblanca.
Datos históricos
Para el análisis estratigráfico se analizan datos históricos tomados durante el 2004 cuando se realizó la canalización, y se hicieron las barrancas de aproximadamente 6 metros de altura. Además de la proyección científica, desde el museo se están desarrollando propuestas educativas para distintos niveles cuyo eje principal es la educación ambiental.
“Dentro de la Asociación hay profesionales especializados en educación ambiental y alfabetización científica, profesores y alumnos de biología y geografía, guías de flora y fauna. Trabajamos en conjunto con otras agrupaciones no gubernamentales y otros proyectos, por ejemplo con una propuesta del Club de Pescadores de El Carpincho sobre repoblación de totoras, colaboramos con el Centro de Interpretación Ambiental de la Dirección de Turismo en el Parque Natural Laguna de Gómez, con nuestro integrante de lujo, el guía de aves cuya experiencia y profesionalismo es reconocida a nivel nacional, Bernie Bojko”, explicó Torreblanca.
“Las actividades escolares y talleres educativos se retomarán a fines de marzo. Para difusión al público general está el MUMPA en el Parque Natural Laguna de Gómez, a cargo de la Dirección de Cultura del Gobierno de Junín”, concluyó.
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