El último adiós a Meoni: un dirigente sensible y comprometido con Junín
ANÁLISIS

El último adiós a Meoni: un dirigente sensible y comprometido con Junín

Marcado por una enorme sensibilidad social, Mario Meoni nunca traicionó sus orígenes humildes o, mejor dicho, nunca se olvidó de las personas más vulnerables, de los condenados de la tierra. Tanto es así -este es un rasgo con el cual coinciden incluso sus viejos adversarios del justicialismo- que en sus doce años como intendente de Junín gobernó con una impronta “peronista” (pese a tener un origen radical), preocupado por mejorar las condiciones de vida en los barrios y alcanzar la siempre anhelada igualdad de oportunidades.
En lo que respecta a su de-senvolvimiento al frente del ministerio de Transporte de la Nación, hasta encumbrados dirigentes de la oposición y el propio intendente Pablo Petrecca (Juntos por el Cambio) reconocieron que estaba realizando un buen trabajo. De sangre ferroviaria, un sentimiento caro a los juninenses, puso gran parte de su empeño en recuperar los trenes y ampliar recorridos e infraestructura para volver a conectar el país y mejorar el transporte de carga, además de impulsar la reactivación del trabajo de la Coottaj. 
Y si nunca traicionó sus orígenes, mucho menos se olvidó de su ciudad, a la cual tuvo en cuenta en su labor como ministro. De hecho, gestionó la millonaria obra del puente bajo nivel de Rivadavia, que está próxima a iniciarse; la finalización de la nueva terminal de ómnibus (en las próximas semanas se hará el llamado a licitación); y un proyecto muy ambicioso para la región: la construcción de un aeropuerto y un puerto seco en el actual aeródromo situado sobre la Ruta Nacional 188.   
Recientemente, recibió en su despacho al jefe comunal, Pablo Petrecca, reafirmando su vocación por el diálogo y el consenso, sin distinción de colores políticos. Claramente Meoni estaba fuera de la grieta, a sabiendas seguramente del enorme daño le concitan al país las divisiones. Priorizando los intereses generales sobre las apetencias personales. Y también demostró ser un político de convicciones inamovibles, como cuando siendo intendente no vaciló en distanciarse del Gobierno nacional para defender al campo, un sector clave para el desarrollo de Junín. Valores férreos, herencia posiblemente –como lo recordó el Presidente de la Nación- de sus años de juventud en el alfonsinismo. 
Después de una extensa trayectoria en la política argentina, Meoni podía caminar tranquilo por las calles juninenses o ir a la cancha a ver a Sarmiento, donde lo recibían con abrazos y expresiones de cariño. Se fue un apasionado del trabajo y de la vida, que no transitó en vano. Arrancó siendo mozo y llegó a los peldaños más elevados de la política nacional. Pero lo más importante es que se fue un buen tipo. Y la ciudad ya no es la misma.

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