merenderos junin
La difícil situación económica en el marco de la pandemia repercute en los chicos y las familias.
DIFÍCIL SITUACIÓN

Cada vez más chicos y familias se suman a los comedores y merenderos en Junín

Referentes de Los Chiquititos, Rinconcito de las Vías, Los Dragoncitos, Los Totoreros, Rayito de Luz y Gastoncito dialogaron con Democracia sobre el trabajo que llevan adelante en medio de la pandemia, para que a nadie le falte un plato de comida, por lo menos, al día.

El impacto de la pandemia, declarada en marzo del año pasado, continúa repercutiendo hasta hoy, no solo por la difícil situación para la salud o el rebrote de casos sino también por el cimbronazo que generó en las fuentes de trabajo y la economía de miles de familias. 
Especialmente, en los hogares más vulnerables de la ciudad todo se complicó aún más y a la dura realidad de no contar siempre con un plato de comida en la mesa se sumaron los días. Más días, en los que no alcanzaba el dinero. Más días sin contar con la alimentación básica, si es que puede llamarse así. 
Allí donde muchos sectores deberían aparecer antes que nadie es cuando los comedores y merenderos salen al rescate. A pulmón, a puro corazón. Los que colaboran con alimentos y los que cocinan, para que 40 o 70 chicos tengan al menos una comida asegurada.
Democracia dialogó con Marta González, de Los Chiquititos, Ana Neculpán, de Rinconcito de las Vías, Sandra Pirani, de Los Dragoncitos, Silvina Arán, de Los Totoreros, Rosa Negrete, de Rayito de Luz y Marisol Alacia, de Gastoncito, quienes se refirieron al trabajo que llevan adelante en medio de la pandemia, para que a nadie le falte un plato de comida, por lo menos, al día. 


  
Cada vez más chicos
En avenida La Plata 1318, Marta González junto con sus hijas, su marido y una amiga preparan la vianda de comida y merienda para más de 70 chicos que asisten al comedor y merendero Los Chiquititos.
“Hoy,  las familias retiran las viandas y para la merienda les damos botellas de leche”, explica Marta y agrega que “los  lunes, miércoles y viernes les damos la comida y los martes y jueves la merienda”.
Para Los Chiquititos, las necesidades hoy son cada vez mayores: “Se ha sumado mucha gente, chicos y grandes”, destaca Marta, a los que también se les brinda ayuda.
Como sucede con la mayoría de comedores y merenderos en la ciudad, la necesidad de alimentos es mucha: “Se necesita carne, puré de tomate, aceite para cocinar, fideos, arroz. Las donaciones que la gente nos trae son muy importantes. Hay mucha gente que colabora”, aseguró.
No obstante, la segunda ola y lo que se espera para las familias más desprotegidas genera incertidumbre.
“La situación preocupa mucho porque se vienen tiempos muy difíciles”, reflexiona Marta.


Ana Neculpán está a cargo del comedor y merendero Rinconcito de las Vías, en el barrio La Celeste, y con la ayuda de su padre y sus hijos cocina para 40 chicos los lunes, martes y jueves   “Hoy se hace la comida y se la llevan como vianda, la retiran los papás. Por toda esta situación”.
Pero para poder preparar la comida, primero recorre en moto las carnicerías y verdulerías: “Lo que más se complica es la carne, el pollo, las verduras para poder cocinar”, cuenta.
Afortunadamente, también recibe la colaboración de quienes acompañan con sus donaciones para que los chicos tengan su plato de comida. 
“Se suman muchos chicos, familias. Y no les puedo decir que no. Si tengo que volver a cocinar, cocino”, asegura Ana.
En el merendero Los Dragoncitos, Sandra Pirani prepara la merienda para más de 35 chicos de lunes a jueves, a las 17. Por protocolos y cuidados, asisten en tandas.
“Se suman chicos nuevos, tenemos más. Y mientras se pueda vamos a seguir”, aseguró y ante la posibilidad de que se deba restringir dijo: “Volveremos a la vianda, aunque es mucho más difícil para nosotros”.
Es que se requieren muchas más donaciones, contenedores y manos que ayuden para cubrir a las familias.

A pulmón
Desde mañana, en el Comedor Los Totoreros comenzarán a retirarse las viandas los lunes, jueves y viernes, para los 35 chicos que hasta hace unos días asistían al comedor en el barrio.
Silvina Arán, responsable de Los Totoreros, destacó el trabajo que realizan con la colaboración de mucha gente y aseguró que se sumaron más chicos.
“Todo lo preparamos con las mamás del barrio, con las donaciones que conseguimos. Así les damos la comida y se llevan también el té y las galletitas, o leche si hay, para el día siguiente”. Silvina destacó la ayuda de muchos colaboradores: “Me mandan alimentos y Esmeralda Piedrabuena me trae cosas de panaderías y verdulerías”.
También entre las mayores necesidades se encuentra el pedido de carne, leche y especialmente levadura: “Porque yo hago pan y se los doy para que se lleven”.
“En el último tiempo hay más gente, chicos y a veces vienen las familias. Hay más gente que necesita”. 
De lunes a viernes, en Rayito de Luz, Rosa Negrete y voluntarios preparan la merienda para alrededor de 70 chicos. Dos veces por semana sumaron una vianda de cena.
“No la puedo hacer todos los días porque me es imposible conseguir las cosas”, se lamenta Rosa sobre la situación.
“Pido todos los días leche, azúcar, cacao, masitas y tengo que pedir también para la cena, entonces hago dos veces por semana y todos los días la merienda. Las facturas las recolecto yo y lo que queda se lo llevan los chicos. Es muy complicado conseguir las cosas para cocinar, a pesar de que siempre salgo a buscar”, destacó.


“En Rayito nunca mermó la cantidad de chicos, son alrededor de 70 y, mientras se pueda, seguiremos sirviéndola acá. Y si hay cambios volveremos a hacer las entregas, pero por ahora no”.
Mientras día a día trabaja por los chicos, el merendero continúa tratando de obtener la personería jurídica y de hallar un nuevo lugar donde poder asentarse.
Marisol Alacia está al frente del comedor y merendero Gastoncito, ubicado en Gandini 1473, en el barrio Cielo.
“De lunes a viernes almuerzan alrededor de 40 chicos y a las 17,30 se sirve la merienda”, cuenta Marisol, aunque aclara que “desde mañana los chicos y las familias volverán a retirar la comida para evitar las reuniones”, tras el aumento de casos de Covid.
“Es por el cuidado de los peques más que nada porque son muchos y no tengo mucho espacio como para que puedan mantener la distancia”. A su vez,  aseguró que necesitan “verduras, carne, alitas de pollo y alimentos no perecederos”.
De hecho, en todos y cada uno de los comedores y merenderos de nuestra ciudad se necesitan una gran cantidad de alimentos, pero a estos se suman muchos otros elementos como ropa, calzados, especialmente para la época de más frío que se avecina. También piden a los vecinos que puedan donar artefactos que ya no utilicen, como cocinas, heladeras, mesas, sillas, a que se acerquen ya que todo se puede aprovechar, tanto en los comedores o para ser entregados a las familias que los requieren.
Sin dudas, se necesita de la colaboración y ayuda de todos para que la enorme rueda impulsada por un sinnúmero de voluntarios silenciosos pueda seguir girando. Especialmente por la difícil situación económica de muchas familias y de cara a los momentos que se avecinan con el rebrote.

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