EFECTOS DE LA CUARENTENA

11 de Julio: Preocupa a los vecinos el aumento de casos en la Ciudad

A partir del incremento de los contagios en Junín, advierten que “la gente está más nerviosa, irritable”, y que “se cuida más”. Por otra parte, en este sector se observa un fuerte impacto por las dificultades económicas que trajo aparejadas la pandemia.

El barrio 11 de Julio se conformó oficialmente hace casi cinco décadas: el 11 de julio de 1971. En aquel entonces, este era uno de los sectores periféricos de la ciudad, donde se necesitaban muchas cosas y estaba todo por hacer.
Fue el trabajo y esfuerzo de vecinos y fomentistas el que permitió que se realizaran los tendidos de las redes de agua corriente, primero, y gas natural después, aunque este servicio no está presente en todo el barrio.
Además, en diferentes etapas se pavimentaron varias cuadras, aunque la mayor parte de su geografía todavía cuenta con calles de tierra.
Aquí también la cuarentena trastocó la vida cotidiana y los lugareños comentan que son momentos difíciles en lo económicos, y, además, que el número de contagios que se están sumando en la ciudad generó preocupación en la población.

Cambio de hábitos
En nuestra ciudad hubo un notable crecimiento en la cantidad de casos positivos de Covid-19 y, a partir de esta circunstancia, la inquietud está siendo moneda corriente.
“Hay más preocupación, la gente se cuida más, yo también tengo más miedo porque vivo acá con mi familia, así que tenemos más cuidado”, explica María Rosa Giménez, que vive en 11 de Julio hace varios años y allí también tiene su tienda de ropas.
En el mismo sentido, otra comerciante del sector, Patricia Genta, observa que “la gente está más nerviosa, irritable, y más atentos a lo que sucede y al cuidado que hay que tener”.

Con el aumento de los casos la gente está más nerviosa, irritable y más atentos a lo que sucede y al cuidado que hay que tener. Patricia Genta, Vecina. Comerciante.

Mirta Moreno, en tanto, se lamenta de que “a veces hay que pelear con la gente para que traiga el barbijo”, a pesar de ser una obligación. “La cuarentena la estamos haciendo los que tenemos conciencia, mantenemos la distancia y no salimos -agrega-, y también uno ve que nos hacen cerrar a las 18 y los fines de semana vemos la Laguna y los parques llenos de gente, eso no se entiende”.

Dificultades económicas
El otro impacto fuerte de la pandemia es la situación económica. Y en el barrio 11 de Julio lo sienten. “Cambió mucho el barrio, vamos para abajo porque no hay plata. Yo vivo del albañil, del pintor, del que cobra a diario y, si bien ahora se está moviendo un poquito más, para mí es muy difícil”, afirma Moreno. Inclusive la ayuda social le afecta en su despensa: “Las tarjetas alimentarias que dieron las trabajan solamente los supermercados, hay muchos negocios chicos de barrio que no las tenemos. Más los alimentos que les dan para ayudarlos, algo que me parece muy bien, pero a mí me perjudica”.
El horario corrido y el cierre a las 18 también es un tema que influye y, sobre ese tema, Moreno marca que hay incumplimientos: “A algunos les va mejor porque no cumplen con lo que está dispuesto, hay quien no cierra al horario límite, entonces los que cerramos a las seis de la tarde, como corresponde, vamos para abajo, y al que no cumple las reglas le va mejor”.
Genta agrega que “este es un barrio de gente humilde, de trabajo” y en su pollería “se notan muchísimo las dificultades económicas: antes compraban dos o tres kilos de milanesas y ahora llevan un kilo o traen la plata justa y dicen ‘dame esto’, así que hay que amoldarse a la situación”.
Sobre este tema, Giménez coincide en que “hay menos movimientos, y menos ventas”, aunque en su rubro también influye que se está atravesando el cambio de temporada. “En esta época siempre afloja un poco”, asevera.

El barrio
En cuanto al día a día en el barrio, las comerciantes entrevistadas coinciden en que el mantenimiento general es aceptable.
En tanto, la seguridad es un asunto sobre el que Giménez pone el acento: “Yo tuve un robo antes de la pandemia y, en eso, sigue igual”. Y aun cuando en 11 de Julio hay un destacamento de la Policía Local, los patrullajes no son frecuentes: “No hay recorridas, uno ve que a veces salen los móviles para hacer algo, pero policías recorriendo y caminando el barrio no se ven”.
“En mantenimiento y seguridad está bien, se hace hasta donde se puede. El problema es que no hay plata”, concluye Moreno.

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