EFECTOS DE LA CUARENTENA

Barrio San Francisco de Asís: Preocupación por rebrotes de inseguridad

Vecinos indican que en el último tiempo “han intentado entrar en casas pateando puertas y se han robado bicicletas”. Además, solicitan mejoras en el alumbrado público y señalan que hay problemas con la numeración en algunas calles. También se observa una baja en la actividad comercial.

Como sucede también en otros vecindarios de nuestra ciudad, en el barrio San Francisco de Asís se puede trazar una “línea imaginaria” sobre la calle Río Negro que lo “divide” en dos sectores diferenciados por sus prestaciones: desde esa arteria hacia Ramón Hernández, los residentes cuentan con todas las prestaciones elementales, mientras que, para el lado de las vías, la infraestructura tiene cuentas pendientes.
No obstante, este barrio delimitado por las vías del ferrocarril y las calles Chile, Ramón Hernández y Pastor Bauman, el barrio San Francisco de Asís, alcanzó un importante crecimiento urbanístico y poblacional en los últimos años, beneficiado por ser un lugar “tranquilo” ubicado a pocas cuadras del centro comercial.
Aquí también la cuarentena generó cambios en el movimiento y en la economía de sus habitantes. Y en el último tiempo reaparecieron algunos inconvenientes con la seguridad, que preocupan a los lugareños.

El barrio
Todos los entrevistados por Democracia y TeleJunín coinciden en destacar la serenidad como una de las características más salientes de San Francisco de Asís.
Silvia Arce, que junto a Vanesa Quintana tiene la librería Tierra de Fuego en este vecindario, ratifica que este es un sector muy tranquilo: “Al principio de la cuarentena había muy poco movimiento, el primer mes fue un desierto, solamente nos veíamos a la mañana cuando hacíamos mandados, y además teníamos cerrado. Hasta que se habilitó el sistema de delivery y ahí retomó la actividad y pudimos compartir un diálogo de una vereda a la otra y poco a poco empezó a reactivarse a partir de las habilitaciones comerciales”.

Al principio de la cuarentena había poco movimiento, el primer mes fue un desierto. Empezó a reactivarse con las habilitaciones comerciales. Silvia Arce. Vecina. Comerciante.

Por su parte, Cecilia Ojeda, que nació y se crio en el barrio donde hoy tiene una tienda de ropa, coincide en que este es un lugar “muy lindo, cerca del centro, pero cambió a partir de la cuarentena, como creo que debe haber pasado en todos lados en Junín”.
No obstante, de a poco, hay cierto movimiento que se está recobrando. Y con él, llegaron algunos problemas como la inseguridad, como explica Ojeda: “Se está notando, volvió hace poco más de un mes. Han intentado entrar en casas pateando puertas, se han robado bicicletas”.
Además, hay otros temas pendientes de solución. Uno es el del alumbrado público, como explica Miguel Ángel Martignoni, que hace varios años que tiene una peluquería en la calle Bolivia: “Con un vecino ya fuimos a reclamar tres veces porque en esta cuadra no hay luz, tenemos una sola luminaria en el medio, y se ve muy poco. Nos dijeron que lo iban a ver, pero no se hizo nada”.
También hay dificultades con la numeración de las casas en calle Arquímedes. “Hay gente que se enoja porque no nos encuentra -comenta Vanesa Quintana-, siempre decimos que estamos entre Edison y Negreti porque hay tres casas con el mismo número que el nuestro. Además, esta calle se llama Arquímedes y atrás está el pasaje Arquímedes, lo que también genera confusión”.

Economía en baja
Tal como viene reflejando esta sección en base a la observación de diferentes sectores de la ciudad, en esta zona también los comercios están sintiendo el impacto económico de la pandemia a partir de la baja en la circulación.
“Estuvimos mucho tiempo sin trabajar y ahora puedo hacerlo nuevamente”, explica Martignoni, que también sostiene que “es muy difícil porque hay poco movimiento en el barrio”. Y agrega: “Cuando estuve cerrado me tuvo que ayudar mi señora y mis hijos en lo económico”.
Arce también observa que en su librería se redujo la asistencia de público “porque la gente no circula tanto o por la situación económica que nos afectó a todos”. De todas maneras, hubo cierto sostenimiento de la demanda porque la cuarentena hizo que la gente se volcara a la lectura. “Bajó un porcentaje de la venta, pero se sigue leyendo”, dice.
En el rubro de la indumentaria la situación también es complicada. Así lo afirma Ojeda: “Se trabajó bien apenas abrimos, pero hay que tener paciencia, porque también está complicado conseguir mercadería. Yo tengo clientes de años y uno ve que la situación económica cambió, y hay que adaptarse, porque se compra solamente lo necesario”.

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