DEMANDAS DEL CENTRO SANITARIO LOCAL

En el hospital de Junín hacen falta más médicos y personal de limpieza

Se necesitan profesionales para hacer turnos de guardia, en terapia y clínicos. Desde la Dirección afirman que se encontraron con un nosocomio “destruido”. Destacan las obras que se están realizando en los techos, los ascensores y el sistema de climatización.

La falta de médicos en el sector público es una realidad en toda la Provincia (ver infografía) que tiene su correlato en Junín a partir de la necesidad del Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Abraham Piñeyro” (HIGA) de incorporar profesionales a su plantel para dar respuestas a las demandas de la ciudad y la región.
Así lo confirma la directora del HIGA, doctora Alicia Ramallo, quien, además, reconoce que al centro asistencial también le falta personal de limpieza y administrativo para optimizar sus servicios.
En tanto, destacan las obras que se están realizando en techos, ascensores y sistema de climatización, así como las mejoras en los stocks de insumos y el pago a proveedores.

Recursos humanos
La doctora Ramallo sostiene que el HIGA debería incorporar más profesionales en áreas específicas. “Necesitamos más médicos de guardia, también en Terapia, y algún clínico”, señaló.
De acuerdo a su análisis, no debería haber mayores inconvenientes administrativos o presupuestarios para extender su planta profesional porque el Ministerio de Salud de la Provincia estableció que “al médico que se presente, se le arma un expediente y se le va a dar el cargo”, si tiene las aptitudes para cubrirlo.
Pero lo cierto es que, hoy en día, hay profesionales que no quieren trabajar en el sistema público de salud, principalmente por las condiciones laborales. “Esa es una realidad”, confirma Ramallo, para luego añadir: “Se alega que el sueldo es bajo. Yo admito que la remuneración no es la mejor, pero hay que reconocer que, además de lo de bolsillo, el profesional tiene una jubilación, posibilidades de sacar un crédito con el recibo de sueldo y una obra social. Y por supuesto, la experiencia que da el trabajo en un hospital público. Hay muchas residencias que quedan vacantes, a las que no se presentan, pero no es un tema de acá, es general”.
Con todo, la escasez de personal no se da solamente en el ámbito médico dentro del HIGA, sino que también hay dificultades con el personal no profesional, como los administrativos y principalmente de limpieza.
“El servicio de limpieza estaba tercerizado –explica Ramallo– y la gente que estaba en esa área pasó a la Provincia. El tema es que pasó en menos cantidad y para un hospital con las dimensiones del nuestro, se necesitaría más personal. En eso nos falta bastante”.
La directora del nosocomio agrega que para el mantenimiento de la limpieza del hospital hay “una gran contra” que es la cantidad de accesos que tiene el edificio por lo que, en los días de lluvia o viento, “la tierra entra por todos lados”.
Por tal motivo, se está proyectando hacer algunas modificaciones de manera que no haya tantos ingresos, sino que quede una sola entrada para los peatones y otra para los vehículos.
“Hospital destruido”
Las obras se van haciendo de a poco, dado que la situación del HIGA al momento de la asunción de las actuales autoridades, el panorama era crítico, como afirma Ramallo: “Era un hospital destruido, abandonado, no podría decir de posguerra, pero con muchos problemas edilicios, de infraestructura, con mucho aparato viejo que, prácticamente, es chatarra para la medicina pero que nosotros lo seguíamos usando porque no teníamos otra opción”.
Además, hace quince meses, los directores se encontraron “con muchas deudas, con proveedores que ya no querían venderle al hospital”, por lo que debieron hacer un trabajo lento de saneamiento, de pago de deudas y de recomposición “porque era mucho el caos”.


Obras
En el contexto en que arrancó la actual administración del hospital, las obras de infraestructura pasaron a ser un punto clave.
“Cuando nosotros llegamos estaban parados los dos únicos ascensores que hay, cuando debería haber cuatro, es decir que dos se los robaron”, sentencia Ramallo.
En efecto, para poder brindar un servicio óptimo se necesitarían cuatro elevadores, pero hoy es imposible agregar los que no se hicieron en su momento. “Habría que consultar con los arquitectos porque a lo mejor se podría incluir algún montacargas, pero no más que eso”, desliza la directora del HIGA.
Desde entonces se hicieron reparaciones: “Para el arreglo de los ascensores, los sindicatos nos hicieron un préstamo para comprar los repuestos, porque no teníamos caja ni firmas autorizadas para retirar o pagar con un cheque del Departamento Contable. La semana pasada ya pudimos cambiarles los motores por unos nuevos y ahora uno ya está funcionando y el otro va a estar habilitado en poco tiempo porque le falta una corredera nueva”.
Otro de los problemas que se arrastran desde hace años es el de las goteras. Los techos de algunas áreas sensibles, como Terapia o Maternidad, se llovían, por lo que se está trabajando en su reparación: “Ya se hicieron las terapias y ahora se está terminando con lo que falta de Maternidad y Quirófano –comenta Ramallo–, y cuando esto termine no debería haber más filtraciones en la planta baja”. El plazo para la finalización de estos trabajos dependerá, en gran medida, de las condiciones climáticas, pero todavía faltan algunas semanas.
Otro de los puntos sensibles en la infraestructura del “Abraham Piñeyro”, es el sistema de refrigeración y calefacción, donde se hizo un relevamiento, se determinó que había equipos tapados, otros rotos, y se estableció que hay que reparar 29 de ellos.
Ramallo cuenta que ya “se están cambiando motores, equipos, renovando chimeneas”. Y puntualiza: “Hacía años que muchos equipos no funcionaban, o lo hacían a medias, se habían puesto splits, comprados por los propios servicios, porque no se podía trabajar, y decidimos que esto no podía seguir así. Ahora nos autorizaron un presupuesto y eso ya empezó a hacerse por las áreas críticas, que son las terapias, la Emergencia y los quirófanos”.
Financiamiento
En este escenario, el de los costos es otro escollo a superar. “Cada cosa que se hace en el hospital tiene una inversión de no menos de un millón de pesos, porque son obras de envergadura y llevan mucha caja”, grafica Ramallo.
Cuando asumió la actual conducción se empezó a trabajar en hacer caja con el SAMO (Sistema de Atención Médica Organizada), que son los fondos que recibe el hospital por las atenciones a pacientes con obras sociales.
Comenzaron con la compra de insumos, porque faltaba hacer un stock de farmacia, más material descartable y otros artículos. Después se estableció que, a medida que pudiesen ir haciendo caja, se iban a ir “cambiando, modernizando y comprando las cosas necesarias”.
En cuanto a las obras, hay apoyo del Gobierno bonaerense con aporte de recursos: “La Provincia tiene un presupuesto e, inclusive, nos dio un refuerzo que nos permitió ponernos al día con varias cosas que se estaban arreglando. Y algunas cosas las hacemos con fondos del SAMO. Por ejemplo, ahora estamos viendo si podemos hacer caja para adquirir un utilitario. Eso nos va a permitir hacer los mandados, porque si no hay que poner la ambulancia” para hacer viajes que no le deberían corresponder a ese vehículo, que tiene otra finalidad.
Actualmente, cuentan con dos ambulancias, “una que está fundida y otra que recién salió del taller porque estaba chocada”. La directora del HIGA sostiene que las dos ambulancias funcionando más un utilitario, sería una flota vehicular suficiente para el funcionamiento del hospital.

Proveedores e insumos
Uno de los temas que destaca la administración del hospital es el de haber saldado las deudas y solucionado la situación con los proveedores. 
Además, hubo una apertura al mercado: “Si nos quedamos solamente con dos empresas, por ahí el precio que ofrecen no es el adecuado y no hay competencia, entonces ahora incorporamos a todos los proveedores del Estado que nos quieran vender. Y estamos pagando prácticamente al día. Ahora, cada vez que hay una licitación tenemos varios oferentes”.
Por otra parte, el Ministerio de Salud fue implementando distintas resoluciones para optimizar los recursos económicos y en el hospital se dispuso que para mantener el stock de insumos se hagan compras cada seis meses, a partir de los pedidos que hacen los jefes de cada uno de los servicios. También hay compras menores, que son cada tres meses, y en caso de alguna necesidad específica no programada, se puede hacer alguna compra fuera de los plazos establecidos.
Para Ramallo, esto permitió mejorar la provisión de insumos del hospital: “Pagamos las deudas y empezamos a armar los pedidos de acuerdo a las demandas de los jefes de servicios. Con esto, en Contaduría se arman las licitaciones, luego pasa al Ministerio y, si se aprueban los precios del oferente (normalmente para el interior pasan un precio más alto por el traslado y demás), se efectivizan las compras. Con esto podemos armar mejor nuestro stock”.

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