El intendente Mario Meoni volvió a sorprender a la oposición, ayer, al anunciar en conferencia de prensa una convocatoria al “diálogo” con los espacios políticos de la oposición, con el objetivo de resolver los principales problemas de la ciudad: la inseguridad, el tránsito y el desarrollo económico y social.
Concretamente, lo que buscó el oficialismo comunal con esta movida fue ganar iniciativa política en pleno año electoral y, más importante aún, imponerle a la oposición -en campaña- el rigor de los hechos y los números siempre finitos de toda administración.
Contrarresta así el jefe comunal los llamados “cantos de sirena” (palabras agradables y convincentes, pero que esconden alguna seducción o engaño) que puedan provenir de una dirigencia no alineada al oficialismo lanzada de lleno a la carrera por la intendencia.
La oposición quedó entrampada así en un dilema difícil de dirimir, pues si rechaza la convocatoria, automáticamente queda ante la opinión pública como poco democrática y antirrepublicana; y si acepta, no sólo corre detrás del meonismo sino que admite “licuar” los déficits irresueltos de la gestión de Meoni en un “problema de todos” que no es otra cosa que un callejón sin salida.
Pero la oposición encontró cómo escapar del laberinto y en líneas generales no tardó en tildar la movida de “electoralista”, pidió acciones concretas que salgan de esta mesa de diálogo y cuestionó al oficialismo por no haber hecho el llamado durante estos doce años de gestión al frente de la comuna.
Pero en política, como en la calle, el que da el primer golpe gana. Y Meoni, a esta altura del partido un “zorro viejo” de la política bonaerense, lo sabe y volvió a dejar regulando a sus adversarios, quienes por ahora siguen yendo detrás de las iniciativas del meonismo.
Es que cada vez que la oposición quiso retomar la iniciativa (el “blooper” durante la votación del Presupuesto 2015 y la elección de autoridades en el Concejo Deliberante alcanzan como botones de muestra) quedó mal posicionada.
La estrategia meonista tiene, con todo, una segunda etapa: arrinconar a la oposición para que diga, por ejemplo, cómo piensa financiar el transporte público, y si es a través de un nuevo impuesto, como sugirió Pro, que lo “blanquee” de cara a la gente.
Hábil, Meoni hasta deslizó una chicana al candidato de Pro, Pablo Petrecca, al afirmar que el segundo siempre es Gustavo Traverso (FpV), por lo que el macrista quedaría tercero.
La pelea, sin embargo, aún tiene un final incierto, y es de esperar que sea “golpe a golpe”.
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