Los alrededores del Palacio Nacional de Haití, en Puerto Príncipe, fueron escenario de una nueva escalada de violencia, según indicó la agencia EFE. Una sucesión de tiroteos elevaron la tensión en una amplia zona del centro de la capital mientras crece la confusión sobre lo sucedido. La última semana fue una de las más caóticas que se recuerde desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021. En pocos días, se produjeron la huida masiva de más de 3.000 presos de varias cárceles, ataques al principal aeropuerto del país y enfrentamientos entre militares, policías y pandilleros del crimen organizado, liderados por el ex policía Jimmy Chérizier, alias Barbecue, quien amenazó con una guerra civil si no renuncia el jefe de Gobierno en funciones, Ariel Henry, quien se encuentra en Puerto Rico.
En medio de versiones contradictorias sobre los tiroteos en un país cerrado y postrado ante la violencia, algunas tesis no descartan que el objetivo de las bandas armadas sea la toma del Palacio Nacional. Las imágenes difundidas en las redes sociales muestran, además, grandes agujeros en los muros del aeropuerto de Puerto Príncipe.
La jornada había transcurrido en aparente calma en la zona metropolitana de la ciudad y tan solo en la tarde se registraron disparos esporádicos. Sin embargo, en las primeras horas de la noche se desató el caos. La tensión aumentó exponencialmente en Haití después de que el 28 de febrero se conociera que el primer ministro haitiano, Ariel Henry, se había comprometido a celebrar elecciones antes de finales de agosto de 2025.
La violencia alcanzó su punto máximo el sábado de la semana pasada, cuando las bandas entraron en los dos principales penales en la capital, lo que facilitó la huida de más de 3.000 presos. Henry, perseguido por las bandas armadas desde el magnicidio de Moïse, no ha podido regresar al país, que esta semana cerró las conexiones por aire desde Miami y Santo Domingo.
El primer ministro es ahora blanco de presiones tanto internas como en el exterior para que impulse una transición que ayude a frenar la terrible crisis y la violencia sin freno que asfixia a los haitianos y desencadenó un flujo migratorio sin precedentes. Haití está a la espera del despliegue de una misión internacional de apoyo a la seguridad liderada por Kenia y que en octubre pasado fue aprobada Naciones Unidas y que todavía no se ha concretado.
A esas presiones se suma Guy Philippe, que lideró un golpe de estado en Haití en 2004 y regresó a Puerto Príncipe el año pasado después de cumplir condena en Estados Unidos. Este antiguo jefe policial golpista exigió el viernes la renuncia del Gobierno. “Debería dimitir”, afirmó Philippe en declaraciones a la agencia Reuters. “Creo que debería quédese donde está ahora... Y que deje que los haitianos decidan su destino”.
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