Dos autobuses de campaña electoral pertenecientes al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fueron tiroteados durante su gira por un Estado del sur del país la noche del martes. Los vehículos, que viajaban sin escolta policial, recibieron al menos tres balazos cuando pasaban por la localidad de Quedas de Iguazú, en el interior de Paraná.
Las fotos publicadas en los medios brasileños mostraban agujeros en el costado de un vehículo que transportaba a periodistas, los cuales acompañaban la visita de Lula. No se informó acerca de ningún herido.
Dos equipos de elite de la Policía Civil del estado brasileño de Paraná abrieron una investigación sobre el ataque. Los peritos están finalizando el laudo sobre el ataque al autobús y el informe deberá estar listo en los próximos días, según informó la Secretaría de Seguridad Pública de Paraná en un comunicado.
Tras los hechos, Lula, quien concluyó ayer su gira por los estados del sur de Brasil, recalcó que las “piedras y los tiros” no van a parar sus “ganas de luchar” y comparó los actos de violencia en su contra con el “surgimiento del nazismo”.
Desde que dejó su cargo en 2010 tras gobernar siete años, con índices de aprobación muy altos, Lula se ha convertido en una figura profundamente polarizada en Brasil. El político es idolatrado por muchos en la izquierda, por el legado de sus políticas sociales, pero aborrecido por la derecha como consecuencia de la corrupción que floreció durante el gobierno de su Partido de los Trabajadores.
Lula va a la cabeza en las encuestas de opinión en las elecciones presidenciales de 2018, pero también es probable que se le prohíba presentarse como candidato tras haber sido declarado culpable de corrupción y blanqueo de dinero. Un fallo del Tribunal Supremo, previsto para el 4 de abril, probablemente determine si va a la cárcel, posiblemente ya la próxima semana.
EN CAMPAÑA ELECTORAL
COMENTARIOS