Es una realidad que el mundo del trabajo está cambiando vertiginosamente, y que millones de personas temen perder sus empleos en manos de la Inteligencia Artificial (IA).
Lo que también es cierto es que las personas cuentan con la capacidad de la reinvención, a partir de la función cerebral llamada neuroplasticidad.
Por eso, cualquiera puede adaptarse, cambiar y transformarse, aprendiendo nuevas habilidades y competencias propias de esta era del mundo, si así lo decide.
Es entendible que haya personas con miedo frente a la que, a la fecha, es la gran disrupción de este tiempo, así como lo fueron la televisión en color, los teléfonos celulares y las computadoras y teléfonos móviles, que también fueron cuestionados y temidos en su época.
Mi experiencia creando Mentor Coach GPT en asociación con ChatGPT y su empresa madre, Open AI, me posibilita observar a esta innovación como un copiloto destacado y ayudante para simplificar tareas. En el caso del GPT que he entrenado, está dirigido a líderes, emprendedores, y colegas coaches y mentores, para que puedan optimizar tiempos y recibir respuestas en fracciones de segundo.
La Inteligencia Artificial tiene como propósito apoyar y potenciar las habilidades humanas, y no sustituirlas de plano.
Esta idea ilustra perfectamente cómo la colaboración entre humanos y máquinas puede llevar a resultados extraordinarios. Quedan, aún, muchos aspectos éticos por debatir, en la incipiente apertura de esta tecnología en el mercado doméstico.
También hay muy buenas noticias: la emoción, el sentimiento, el contacto físico, la chispa creativa y el poder relacionarse, entre otros, son aspectos humanos que por el momento ninguna inteligencia artificial ha podido reemplazar.
El origen, muchos años atrás
Si bien parece que hablar de IA es algo nuevo, lo cierto es que el origen fue en 1956. Ese año, como campo de estudio formal, tuvo su nacimiento y bautismo durante una conferencia en el Dartmouth College, en Hanover, New Hampshire, en los Estados Unidos.
En ese evento histórico, organizado por John McCarthy, un joven matemático, junto con Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shannon, se reunieron para explorar la posibilidad de que las máquinas pudieran no solo realizar cálculos, sino también aprender y adaptarse.
La Inteligencia Artificial desde fines de los años `50 ha mejorado y aportado avances en campos tan diversos como ciencia, tecnología, salud, entretenimiento, comunicación y muchos más.
Sin ir más lejos, un televisor actual, tu celular, una aplicación que usas diariamente, los tomógrafos computados y miles de aparatos más, se basan en Inteligencia Artificial.
Pero, ¿cómo podemos sacarle provecho a la IA?
Define objetivos claros: Antes de usar la IA, ten claro qué quieres lograr. Esto te ayudará a elegir las herramientas más adecuadas.
-Aprende a formular buenos prompts: un prompt es una instrucción o pregunta específica que le das a la IA. Ser claro y detallado mejora los resultados que obtienes. También puedes subir archivos, fotos, gráficos y pedirle que realice análisis y extraiga conclusiones, o realice propuestas innovadoras a partir de la información que le proporcionaste.
-Utiliza la IA para automatizar tareas repetitivas: desde respuestas de correo electrónico hasta análisis de datos, deja que la IA maneje lo monótono.
-Personaliza las herramientas de IA: muchas herramientas permiten ajustes personalizados. Aprovecha esta característica para adaptarlas a tus necesidades específicas, y que la tecnología te conozca al ir utilizándola cada vez más.
-Mantén una mentalidad abierta y experimental: prueba diferentes herramientas y enfoques; hazle preguntas y pide que reformule o profundice. Experimenta, juega y ponla a prueba. La experimentación es clave para encontrar cómo la IA puede servirte mejor.
-Prioriza la seguridad y privacidad: asegurate de que las herramientas de IA que utilizas cumplen con las normas de seguridad de datos. A su vez, debes revisar a conciencia cada respuesta que te entregue, puesto que aún no es una tecnología totalmente confiable, especialmente en datos o temas que requieran un alto nivel de rigurosidad.
-Capacitate constantemente: el campo de la IA está en constante evolución. Mantente actualizado con las últimas tendencias y herramientas.
-Integra la IA en la toma de decisiones: usa la IA para recopilar y analizar datos que te ayuden a tomar decisiones informadas. Por ejemplo, puedes plantearle diversos escenarios, y que, en ese cruce de opciones, te ayude a identificar las mejores.
-Fomenta la colaboración entre la IA y los humanos: considera cómo la IA puede complementar las habilidades del equipo, no solo sustituir tareas.
-Evalúa y ajusta regularmente: mide el impacto de la IA en tu trabajo o vida y realiza ajustes según sea necesario para maximizar los beneficios, aprovechándola al máximo.
La inteligencia artificial (IA) no es simplemente una “cosa” del futuro: ya está entre nosotros, y llegó para quedarse.
El desafío humano es emplearla de manera estratégica y consciente, e integrarla, si lo deseas, como un asistente en tus actividades. El desafío radica en hallar un equilibrio ideal en nuestra vida diaria.
(*) - Daniel Colombo es facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; comunicador profesional.
COMENTARIOS