Los kajaks son amigables con el medioamiente
Los kajaks son amigables con el medioamiente
PARA NO AFECTAR LOS HUMEDALES

Ecoturismo, la forma de no dañar el ambiente

Para minimizar el uso de embaraciones a motor y potenciar la utilización de botes a remo

El sonido de la lancha se camufla con el movimiento lento y calmo de las olas. Las garzas levantan el vuelo, las libélulas compiten en velocidad, las hormigas suben por las piernas, corretean por la piel, pican. Y no hay ningún humano en los alrededores: solo la barca, sus tripulantes y el humedal.

Esta es la atmósfera de las islas Dolores, San Genaro y Campichuelo, ubicadas en la parte inferior del río Uruguay, en el nordeste de nuestro país. Una región de 2.600 hectáreas, agreste y casi desconocida, que está llamada a convertirse en un parque provincial y en un nuevo epicentro del turismo sostenible.

“En esta zona hubo mucho movimiento económico, pero, por cuestiones de costos, se hizo inviable. La idea es que acá vuelva a haber empleo de la mano del ecoturismo”, explica Emiliano Ezcurra, director de Banco de Bosques, entidad ejecutora del proyecto “Islas y Canales Verdes del río Uruguay”.

Esta iniciativa se presentó en el marco del Día Mundial de los Humedales. Estos territorios, caracterizados por estar sumergidos total o parcialmente bajo el agua, resultan fundamentales para frenar el cambio climático: previenen inundaciones, retienen gases de efecto invernadero y sirven de hogar para infinidad de especies autóctonas.

En Argentina, estos ecosistemas representan alrededor del 21 por ciento del territorio nacional y el Congreso todavía está analizando una ley de humedales que permita salvaguardarlos.

KAYAKS... Y NADA MÁS

Tras media hora de navegación por arroyos y canales inhóspitos, el visitante llega a la isla de San Genaro. Un sendero conduce al primero de los tres refugios instalados hasta ahora. Sorprende la naturaleza prístina del camino, con árboles y arbustos extendiendo el verde hasta donde alcanza la vista.

Aunque aún se emplean embarcaciones motoras para alcanzar las islas, la idea es que solo los kayaks puedan transitar estas aguas, una experiencia que pretende introducir a los futuros visitantes en este ecosistema por medio del ocio responsable.

“Estamos haciendo algo parecido a lo que se hizo en el Parque Perito Moreno, solo que acá, en vez de tener senderos que van de refugio en refugio, vamos de refugio a refugio remando en kayak”, puntualiza Ezcurra, sobre unas travesías acuáticas que ya han disfrutado gratuitamente más de 2.000 niños de la zona.

Durante los paseos por el humedal, a pie o en canoa, los observadores pueden deleitarse con los animales oriundos de esta región especialmente habitada por aves: la garza mora, el martín pescador mediano, el atí o la urraca común son habituales de las islas y sus bosques circundantes.

Un ambiente rico en matices, colores y sonidos que también recibe a “pobladores” menos deseables: las denominadas “exóticas invasoras”, como la acacia negra, la mora o el fresno, que son combatidas por un grupo de voluntarios cada fin de semana.

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