En la tragedia murieron más de 1500 personas
En la tragedia murieron más de 1500 personas
LA HISTORIA REAL, VIGENTE POR LA FICCIÓN

Titanic, a 110 años de la gran catástrofe

Hoy se cumple un nuevo aniversario de cuando el transatlántico chocó contra un iceberg

Una historia de película. Una catástrofe impensada. Acaso un ejemplo de la soberbia del hombre al considerarlo “insumergible”. Se lo defina como se lo defina, 110 años después de su hundimiento el Titanic sigue despertando atracción para investigadores e inspiración para escritores, músicos y cineastas, y es objeto de subastas millonarias y réplicas a tamaño real, así como escenario de mitos e historias difíciles de comprobar.

Casi en la medianoche del 14 de abril de 1912, el célebre transatlántico chocó contra un iceberg a sólo cuatro días de haber zarpado del puerto inglés de Southampton y tras haber pasado por Cherbourg (Francia) y Queenstown (Irlanda) rumbo a Nueva York con 2.223 pasajeros, y se hundió a las 2.20 del día siguiente en las heladas aguas ubicadas a unos 500 kilómetros de la isla canadiense de Terranova.

En la catástrofe fallecieron más de 1.500 personas, entre ellas el argentino Edgard Andrew, nacido en Río Cuarto (ver aparte), cuya valija fue encontrada en el mar 90 años después con objetos personales bastante bien conservados.

Descubiertos por una misión secreta de la Armada estadounidense para buscar dos submarinos nucleares hundidos, los restos del célebre transatlántico integran el patrimonio cultural subacuático protegido por Naciones Unidas y, además, desde 2020 están protegidos por un tratado histórico firmado entre el Reino Unido y Estados Unidos para asegurar que el lugar donde se hundió sea preservado y respetado.

Entre los más de 700 sobrevivientes también hubo una argentina, Violeta Constance Jessop, que había nacido en Bahía Blanca y era una de las pocas mujeres que formaban parte de la tripulación. Era camarera en unos de los salones de lujo de primera clase y logró salvarse en uno de los botes en virtud del código de emergencia que reza “las mujeres y niños primero”.

En una investigación de la BBC, titulada “Miss Inhundible”, se indica que Jessop había sobrevivido al choque del transatlántico Olympic contra un buque de guerra frente a las costas británicas en 1911 y posteriormente al ataque de los alemanes contra el Britannic, en 1916, durante la Primera Guerra Mundial, donde viajaba como enfermera de la Cruz Roja.

El Titanic fue diseñado por Bruce Ismay, presidente de la compañía White Star, y lord Perrie, presidente de los astilleros Harland & Wolff de Belfast, junto con los buques Olympic y Gigantic -luego llamado Britannic- para competir con la Cunard Line por la supremacía en los viajes transatlánticos.

Se construyó en dos años y desde sus orígenes tuvo una impronta legendaria: “Se convirtió en ‘el objeto móvil más grande jamás creado’, una mole de 270 metros de longitud y 53 de altura, con un peso neto de unas 46.328 toneladas, y que podía navegar a una velocidad máxima de 22,5 nudos (unos 42 kilómetros por hora) gracias a sus 55.000 caballos de fuerza motora, desplazando más de 50.000 toneladas de agua a su paso”, recuerda National Geographic.

También era el barco más majestuoso construido hasta entonces, de alguna manera un símbolo de las desigualdades sociales de principios del siglo XX. La estratificación social del buque era muy rígida, tal como reflejó James Cameron en su famosa película de 1997 y numerosos estudios sociológicos lo citan como ejemplo. Un boleto en primera clase en aquella época rondaba los 4.350 dólares, lo que traducido a la actualidad serían unos de 125.000 dólares según la estimación de la empresa OceanGate que promociona con ese costo expediciones submarinas al famoso barco.

Los principales millonarios de la época, por supuesto, se habían reservado un lugar en el lujoso barco. La leyenda indica que cuando el Titanic comenzó a hundirse, los músicos de la orquesta se ubicaron en el salón de primera clase para que los pasajeros mantuvieran la calma y no dejaron de tocar desde la cubierta hasta que ya el agua tapó todo.

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