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PSICOLOGÍA

Mi hijo adolescente quiere hacerse un tatuaje ó un piercing, ¿¡qué hago!?

La adolescencia es una etapa caracterizada por muchos cambios e inseguridades. Por lo mismo es que los padres deben estar acompañando siempre a sus hijos en este proceso, ya que ellos aún no tienen la capacidad para tomar decisiones profundas e importantes sin una guía que los oriente. Especialmente porque son muy impulsivos y creen que siempre tiene la razón.
Entonces, ¿qué hacer si un día tu hijo llega a casa diciéndote: “Quiero hacerme un tatuaje” (o un piercing)”. Lo primero que pensarás es que es demasiado joven para tomar esa decisión, pero aún así tendrás que luchar contra ese capricho que ya se le metió en la cabeza a tu hijo, a quien te costará seguramente, hacer cambiar de parecer.

Te ayudaremos a guiarlo en esta decisión.
- Primero lo legal. Antes que todo debemos poner énfasis en la madurez del adolescente y no tanto en su edad. Con respecto a ésta es bueno aclarar que existe una edad mínima para poder realizarse tatuajes o piercings, ésta es de 16 años con autorización de los padres o tutores legales, y los 18 para poder hacerlo de forma autónoma.
Con respecto a los piercings, éstos no se pueden colocar en pezones o zonas genitales hasta cumplir la mayoría de edad, aún si cuentan con autorización de sus padres.
- Segundo, la seguridad…

Los riesgos de los tatuajes o piercings

Los riesgos suelen estar ligados a la salud y, aunque son improbables cuando se elige con cuidado el lugar para hacerlos, cuando existen, son graves. Las posibles afecciones van desde una dermatitis, insensibilidad en la zona del tatuaje, alergia a la tinta o a las agujas, entre otras. Ahora, si los aparatos que se utilizan no son estériles o no están bien desinfectados, puede contraerse una infección bacteriana o vírica, como la hepatitis o incluso el VIH. Es tan así, que el riesgo de contagio de infecciones hace que las personas que se hacen un piercing o un tatuaje no puedan ser donante hasta pasado un año.

¿Cómo actuar si mi hijo quiere hacerse un piercing o un tatuaje?

Los tatuajes y los piercing son marcas en la piel que siempre o la mayoría de las veces tienen un significado para la persona que se los realiza. Perforar el cuerpo y dibujarlo son costumbres ancestrales, que en algunas culturas permitían establecer rangos, pertenencia a una tribu o ritos de iniciación. En la actualidad esto tiene que ver con el deseo de individualización en un mundo cada vez más globalizado, o también con la pertenencia a un grupo.

Con los jóvenes hay que tener ciertos reparos para tratar estos temas.
1- Primero debes saber que no debes utilizar frases de prohibición taxativa ya que no hay nada más atractivo para un adolescente que hacer lo que se le prohíbe. Hay que evitar la confrontación directa, y el NO rotundo. Es mejor iniciar una conversación para que tanto el adolescente como sus padres tomen perspectiva sobre esta decisión.
No es recomendable decirles:
No te lo dejo hacer porque a mi no me gusta.
No te lo dejo hacer porque aquí mando yo.
No llevarás piercing mientras vivas en esta casa.
No te lo dejo hacer porque esa moda no va contigo.
No te lo dejo hacer porque encuentro ridículo agujerearse, etc.

2- Trata de conversar sinceramente con el. Es importante determinar qué es exactamente lo que quiere y que entienda en qué consiste. Debe saber que los tatuajes son heridas en la piel que se colorean con tintas de diversos colores. Siempre duelen en mayor o menor medida, según la persona, la zona del cuerpo, la pericia del tatuador y la elaboración del diseño.
El adolescente debe entender que es algo permanente ya que, si bien existen tratamientos para eliminarlos, éstos resultan bastante caros, además que no son 100% efectivos ya que pueden dejar marcas o cicatrices leves; por todo eso es mejor tomar bien esta decisión y no a tontas y locas guiados por un capricho del minuto.
Lo fundamental es que los padres escuchen a sus hijos antes de valorar su intención. Sólo de ese modo podrán comprobar si es una decisión meditada que nace de un profundo interés y deseo de reivindicación personal o si tan solo ha sucumbido a los designios de una moda pasajera.

3- Si decides que tu hijo no se haga un piercing, debes plantear razones coherentes, para que lo pueda comprender. Los padres son quienes suelen conocer muy bien a sus hijos y saben el grado de madurez que han alcanzado, por eso, si consideran que es inmaduro, lo mejor es pedirle que posponga su decisión, sin descartarla en absoluto, para que no se sienta menospreciado en sus deseos. Se trata de esperar un tiempo adecuado en el que puedan decidir juntos para comprobar si sigue con la misma idea. Puede ser hasta que termine el colegio o hasta que llegue su cumpleaños o hasta que ahorre para poder hacérselo.

Y si persiste y finalmente te convence…
Si después de hablarlo con tu hijo adolescente, él accede a esperar, cumple su parte del trato, ya sea ahorrar o seguir con sus buenas notas o comportamiento, y ves que se esfuerza para poder conseguirlo, no debemos como padres defraudarlos y tendremos que acompañarlos en esta decisión.
- Local. Como padres debemos siempre intentar evitar los riesgos, es por esto que debemos orientarlos a que busquen un local legal para realizar esto, que cumpla con las normas y  que cuente con profesionales acreditados, además de todas las garantías de higiene con el uso de instrumental estéril desechable y guantes.
- Antecedentes. Pero cuidado, además es sumamente importante considerar otros posibles problemas de salud del adolescente como alergias, infecciones, enfermedades de la piel, acné, diabetes u otro tipo de afección del sistema inmunológico que podrían tener ciertas consecuencias en el caso de hacérselo.
- Compañía. Una vez que todo esté completamente claro, los padres pueden acompañar a su hijo o hija adolescente en este momento tan especial para él o ella.
- Cuidado. Luego, sólo queda seguir las recomendaciones para su cuidado porque, al fin y al cabo, son heridas que pueden infectarse, por lo que hay que mantenerlas limpias hasta su cicatrización.
Adolescentes, recuerden disfrutar cada etapa, que solo vivirán una vez. Y no se arriesguen a tomar decisiones equivocadas con las cuales lidiarán por siempre. Piensen bien y conversen con sus padres antes de tomar la decisión.

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