La noche del lunes 8 de febrero de 2021 la tranquilidad que predomina en la ciudad de Rojas se vio alterada por un hecho que cambió para siempre a todos sus habitantes. Cerca de las 21, las redes sociales empezaban a revelar que algo aberrante había ocurrido. Un rumor que luego se transformaría en una triste confirmación. Una marcha espontánea, sin precedentes, en la puerta de la Comisaría Local comenzaba a crecer cada segundo hasta convertirse en histórica. Los Rojenses, como nunca antes, decían basta. Porque el femicidio de Úrsula Bahillo (18), en manos del policía Matías Ezequiel Martínez (26), despertó a un pueblo.
Después de lo ocurrido ya nada fue igual. Hoy, a dos años de la muerte de Úrsula, aún posan en la plaza principal de la ciudad las gigantografías pidiendo Justicia por lo ocurrido. Diferentes instituciones tienen una postura mucho más presente en este tipo de temas, por ejemplo, y realizaron cambios que modificaron el ADN de los Rojenses.
Por su parte, el femicida fue sentenciado a reclusión perpetua, pero aún quedan muchos interrogantes en el accionar de otros actores que seguramente podrían, y debían, hacer algo más. Después de lo ocurrido surgen al menos un par de preguntas: ¿Puede haber un nuevo femicidio en Rojas? ¿Qué cambios hubo en materia de prevención para que no vuelva a ocurrir? A dos años del femicidio, la herida sigue abierta.
Crónica de lo ocurrido
Según pudo reconstruir el tribunal, el día 8 de febrero de 2021, Matías Martínez y Úrsula Bahillo concertaron un encuentro a través de mensajes de texto, el cual se materializó a las 16.30, cuando Martínez pasó a buscar a Úrsula a bordo de su vehículo, por un negocio dedicado a la venta de repuestos de autos de la localidad de Rojas.
Cerca de las 20.30, cuando Bahillo y Martínez emprendían la vuelta a la ciudad, “descendieron del auto, y a unos siete u ocho metros de distancia desde el lugar donde se hallaba detenido el vehículo, Martínez empleando una cuchilla con significativo filo, le aplicó una puñalada a Úrsula en la zona del flanco izquierdo”.
“Seguidamente Martínez le causó lesiones en región dorsal y dorso lumbar, así como otras en región de abdomen, las cuales fueron causadas en un período preagónico a consecuencia del importante sangrado que generaron las lesiones mortales, destacando que algunas de las lesiones que Martínez causó a Úrsula, con posterioridad a las mortales, fueron provocadas mientras la víctima yacía agonizando en el suelo”, detallaron los jueces en diciembre pasado.
El femicidio fue descubierto tras un alerta al 911 de un tío del condenado, quien refirió que creía que su sobrino había matado a una joven porque le confesó en un llamado que "se había mandado una cagada".
Prisión perpetua para Martínez
El 14 de diciembre del año pasado, Martínez fue condenado a prisión perpetua por el femicidio Bahillo. El policía fue encontrado culpable del "homicidio doblemente agravado por el vínculo, por alevosía y por femicidio", sumando cuatro hechos por violación de las restricciones perimetrales.
La pena impuesta por el tribunal coincidió con lo que habían solicitado en sus respectivos alegatos el fiscal de juicio, Sergio Terrón, y el abogado representante del particular damnificado, Emiliano Basso.
Tras conocerse la sentencia se vivieron momentos de dolor. Patricia Nasutti, madre de Úrsula, gritaba en plena sala de audiencia: "Volá alto hija mía, volá alto hija. Que se pudra en la cárcel". "Gracias Dios por suavizar el alma. Se logró que se haga justicia y que pague con la cárcel por lo que le hizo a mi hija. Volá bien alto chiquita mía", expresaba la mujer llorando a los gritos.
A su vez, el padre de Úrsula agradecía al tribunal, al fiscal Sergio Terrón y a los abogados Emiliano Basso y Fabián González por "el trabajo realizado" tras la lectura del veredicto y criticaba la labor de un juez de Mercedes que le negó, en enero 2021, un pedido de prisión del condenado Martínez, quien había sido acusado de atacar sexualmente a una niña con discapacidad.
En el fallo, los jueces calificaron el caso como “femicidio” ya que demostraron “el contexto de violencia de género (física y psicológica) en el cual se desarrollaba la relación de pareja entre Matías Martínez y Úrsula Bahillo y donde se produjo el lamentable desenlace”.
Los jueces aseguraron en el veredicto que "no existen elementos probatorios que permitan afirmar que el obrar de Matías Martínez constituyó una reacción frente a una agresión ilegítima materializada por Úrsula Bahillo".
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