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RECONOCIDO VOCALISTA Y DOCENTE DE NUESRTO MEDIO

Claudio Jurado: “Creo que soy un buen cantante, pero no soy artista”

Actó no solo en Junín, sino en todo el país y en el exterior. Tuvo numerosas oportunidades para triunfar en el panorama latino, pero declinó cada una de ellas porque no estaba dispuesto a hacer el sacrificio que eso implica.

Al relatar su historia como cantante, Claudio Jurado enumera las distintas oportunidades que se le presentaron para convertirse en un artista de renombre internacional. Sin embargo, una a una las fue desechando a todas.
Es que desde el principio supo que ese camino requería un sacrificio que no estaba dispuesto a hacer. Y entonces, después de decir que no, regresaba a Junín. A su casa.
“Como decía Pichuco, siempre estoy volviendo”, resume Claudio, a modo de explicación.

Cantor
Jurado nació en Avellaneda y su familia se mudó a Junín cuando él era muy chico. Se crió en Villa Talleres y tenía apenas ocho años cuando empezó a ir con su hermana a los clubes del barrio a cantar valses. Así empezó con la música.
Ya a los 15 tuvo su primer conjunto folclórico, Los Vaqueanos, y después se sumó a Los Guerrilleros, un grupo  muy renombrado en la ciudad.
“Si bien en ese momento cantaba folclore, me daba cuenta de que mi inclinación era hacia lo melódico”, cuenta.
Más adelante conformó el grupo Los Rolling, con el que hacía música popular y tocaba en los bailes de la ciudad.
Recién después se largó como solista, ligado a lo melódico, haciendo una exitosa carrera.

Oportunidades
Al hacer un racconto de su trayectoria como cantante, Jurado menciona una a una todas las oportunidades que tuvo como para convertirse en un artista de renombre internacional, pero que fue desechando.
Todavía estaba en Los Rolling cuando, después de escucharlo, lo invitaron a cantar con Industria Nacional, una agrupación muy reputada en el ambiente de la música popular de entonces: “Fui a Buenos Aires, ensayamos y me dijeron que podía arrancar con una carrera y ellos me acompañaban. Yo era muy joven y dije que si no era con mi grupo, no lo hacía. Y rechacé la propuesta”.
Años más tarde, le pasó algo similar cuando lo convocaron de la producción del Trío Los Panchos. Actuó con ellos y le propusieron reemplazar a Chucho Navarro, que estaba por retirarse. “Cuando me dijeron todo lo que íbamos a hacer, los viajes, las actuaciones, dije que no –explica–, considero que no estaba preparado”.
Y hay más. Estuvo actuando en México y allá se contactó con el representante de Alberto Cortez, que era de Teodelina. Con él pasó unos días y fue el propio Alberto Cortez que le consiguió una entrevista con el gerente de la discográfica BMG. El ejecutivo lo escuchó cantar y le dijo: “Te pongo un estudio de grabación, músicos y en tres meses largamos un CD con tangos melódicos. Con eso te va a ir muy bien”. Luego lo mandó a hablar con el representante de Cristian Castro, quien le prometió “venderlo” en toda América Latina. “Para eso tenía que irme a vivir a México y me empecé a asustar, a entristecerme”, recuerda. Y también dijo que no.
En ese mismo viaje por México, luego de participar del Festival de Tango de Acapulco le ofrecieron un contrato con una oferta económica “imposible de rechazar”. De todos modos, Claudio agradeció y al otro día regresó a la Argentina.
En Brasil también vivió una experiencia similar. Cantó en el Othom Internacional, un hotel cinco estrellas de Recife y surgió la posibilidad de hacer una carrera allí. Pero el desenlace fue el mismo: “Me agarra la melancolía y me quiero volver”.
El año pasado un productor de importantes artistas españoles lo escuchó y le dijo que lo que había presenciado era “oro en polvo”. Lo invitó a grabar a Buenos Aires y a viajar a Venezuela donde pensaba hacerlo entrar directamente en la televisión. Una vez más, agradeció y dijo que no.
Para explicar esta seguidilla de rechazos a tantas oportunidades, Jurado apela a un encuentro de él con el Puma Rodríguez: “Por una conexión que hice, estuve tomando un café con él, y el tipo estaba solo, sin siquiera su representante. Ahí yo pensaba ¿cómo hace este tipo para estar tan solo? Yo me quería venir a mi casa y él se iba para otra ciudad, a seguir con esa vida, que no es la que yo quería para mí”.

Clases
Jurado tomó clases de canto con el maestro Sergio Tulián, una referencia nacional en esa disciplina, y desde hace cinco tiene sus propios alumnos. “Me di cuenta de que tengo mucha pasión para enseñar, no sé si soy un eximio profesor, pero tengo un gran respeto por el alumno”, señala.
Allí enseña la técnica de canto “independientemente del estilo que quiera hacer el alumno”.
Hoy tiene 15 pupilos, una matrícula que se mantuvo en todos estos años. “Una de mis satisfacciones –asevera– es que algunos hace cinco años que vienen a aprender conmigo”.

Balance
Jurado se define como “un cantante sanguíneo”, y a eso le agrega “la parte melodiosa”. Aunque en la actualidad se siente más docente que cantante.
Y al momento de hacer un balance de su trayectoria, afirma: “A diferencia del dicho popular, que dice que el tren pasa una vez, a mí me pasó muchas veces. Pero yo creo que soy un buen cantante, pero no soy artista porque para eso me hace falta el sacrificio para bancar todo lo necesario para pertenecer al ambiente. Siempre le esquivé al bulto y no por un tema de pánico escénico, pero cuando yo me sentía presionado, me iba”.

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